"Estados Unidos seguirá
siendo, pese a todo, el país de mayor influencia"
JOSEPH NYE
POLITOLOGO NORTEAMERICANO
La relación de fuerzas en el
mundo varía si se mide el poder militar, el económico o la persuasión de los
valores y la cultura. Sin embargo, en esas áreas el peso de EE. UU. es único,
aun cuando muchos opinen que el imperio está en declive.
Ana Baron.
abaron@clarin.com
Al otorgarle el premio Nobel de la Paz, el comité noruego recompensó la manera en que el presidente Barack Obama reemplazó el unilateralismo y el militarismo neoconservador de su predecesor, George Bush, por una visión mucho más multilateralista y diplomática de las relaciones internacionales". Detrás de estas palabras y este giro estratégico se encuentra Joseph Nye, prestigioso profesor de la Universidad Harvard que desarrolló en la teoría de las relaciones internacionales el concepto de soft power (poder blando).
Durante la entrevista exclusiva que otorgó a Clarín el jueves, Nye explicó en qué consiste este tipo de poder, de qué manera lo está instrumentado el presidente Obama y cuáles son sus beneficios y sus limitaciones en momentos en que se habla mucho del fin de la hegemonía de EE.UU. en el mundo.
Los talibanes avanzan en Afganistán y en Pakistán. Irán y Corea del Norte siguen empeñados en sus programa nucleares. ¿Qué significa en este contexto el soft power que usted propone?
Un presidente estadounidense tiene tres opciones. Puede recurrir al uso de la fuerza militar, es decir, el hard power. Puede también invertir dinero o liderar con el poder de su atracción personal o por el poder de atracción de la cultura y de los valores estadounidenses. Esto último es lo que llamo soft power: la habilidad de atraer al otro para que quiera lo mismo que uno quiere.
Obama tiene que decidir qué hace en Afganistán y en Pakistán donde el avance de los talibanes es un hecho. El general Stanley McChrystal pidió más tropas, es decir, más poder duro. ¿Hay lugar para el soft power?
Uno de los mejores ejemplos de soft power fue el discurso que pronunció Obama en El Cairo o la primera entrevista que otorgó a al Arabiya. Provocó un cambio de tono en la relación con el mundo musulman. ¿Es suficiente eso? No. No tiene sentido alguno intentar atraer a los líderes de Al Qaeda a través de discursos. Para ellos los valores estadounidenses no son atractivos. Pero en el caso de los jóvenes que Osama quiere reclutar para realizar atentados terroristas, la cosa es distinta. A ese nivel el poder blando importa.
¿Se opone al envío de más tropas a Afganistán?
No hay que enviar tantas tropas como las que quiere McChrystal, pero quizás más tropas para entrenamiento con la esperanza de que en unos pocos años los afganos puedan comenzar a encargarse de su propia seguridad.
Muchos temen que Afganistán se convierta en un Vietnam. El vicepresidente Joe Biden dice que EE.UU. debería concentrarse en Pakistán.
Tiene razón, Pakistán es un poder nuclear.
La secretaria de Estado Hillary Clinton quiere instrumentar en ambos países el smart power (poder inteligente).
El smart power es una combinación de soft y hard power : en la conrainsurgencia, uno utiliza el poder militar para proteger a la población y luego soft power para construir escuelas, infraestructura. El problema es que para utilizar el soft power uno necesita cierta gobernabilidad en el país. Y no estoy muy seguro de que esta estrategia pueda funcionar en Afganistán donde hay tantos problemas de gobernabilidad. Pero en general la idea de utilizar una combinación de ambos tipos de poderes es correcta.
En teoría, pero en la práctica el uso del poder militar va en detrimento del uso del poder blando e incluso puede anular sus efectos. Por ejemplo, el presidente Obama tuvo un excelente comienzo en la Cumbre de las Américas donde hizo un gran despliegue de soft power, sentando un nuevo tono en la relación con nuestra región. Luego, sin embargo, vino el acuerdo para acceder a siete bases militares de Colombia y con eso volvieron el antiamericanismo y las sospechas.
Usted tiene razón. A veces el soft power y el hard power pueden entrar en conflicto.
También en Pakistán EE.UU. utiliza los aviones teleguiados para tirar bombas que terminan con la vida de cientos de inocentes. Destruyen escuelas y luego dan plata para construir nuevas. Eso no es creíble. ¿Existe un ejemplo histórico en el que el smart power haya funcionado en la combinación con éxito?
En la Guerra Fría. EE.UU. utilizó el poder militar para disuadir la agresión y el expansionismo soviético. Y al mismo tiempo utilizó el soft power para enfrentar al comunismo detrás de la Cortina de Guerra. Ni un solo tiro fue disparado, al final la gente perdió fe en el sistema comunista.
En la década del 80 el profesor de Yale Paul Kennedy escribió un libro titulado "Auge y caída de las grandes naciones" en el que decía que Estados Unidos estaba en decadencia y que iba a terminar como el Imperio británico. Usted rechazó esta tesis en su libro "Destinado a liderar: la naturaleza cambiante del poder estadounidense". Actualmente se habla otra vez de la decadencia del poder estadounidense. ¿Está dispuesto a revisar su posición?
Los estadounidenses hablan sobre la decadencia del poder que tienen cada 10 o 20 años. Hicieron ese pronóstico después de que los soviético lanzaron el Sputnik en la década del 50, luego en la década del 70 y en los 80. Es decir, tenemos ciclos y como resultado de la crisis económica se habla ahora nuevamente del tema.
Ningún imperio ha sido eterno. ¿Me equivoco?
De acuerdo, pero en este momento el argumento es exagerado. En 20 años, Estados Unidos tendrá una parte menor del Producto Bruto del mundo, pero será una parte un poco menor de la que tiene ahora. Pese a todo, en dos décadas EE.UU. va a seguir siendo el país de más influencia en el mundo.
¿La emergencia de los países del BRIC (Brasil, Rusia, China e India) no va en detrimento de la hegemonía de EE.UU.?
En primer lugar, el BRIC es un equívoco. Rusia no pertenece a ese grupo, se trata de un poder en decadencia. Es mejor hablar del BIC, porque Brasil, India y China sí son poderes emergentes y esto es bueno para el mundo. Los países que están creciendo bien alivian su pobreza y además proveen nuevos mercados.
Estos países quieren ocupar más lugar en los organismos internacionales y comienzan a cuestionar el uso del dólar como moneda de referencia. Algunos proponen el uso de la moneda del FMI, los derechos especiales de giro. Eso va en contra de los intereses de Estados Unidos.
Es muy poco probable que el dólar deje de ser la moneda de referencia. La gran mayoría de los países tiene sus reservas en dólares. No creo que esto cambie por bastante tiempo. Además, debido a que el sistema político que tenemos es tan estable, EE.UU. es visto como un lugar seguro en tiempos de crisis. Cuando hay un problema, todo el mundo sigue recurriendo al dólar. Dos tercios de la reservas del mundo están en dólares, quizás el euro avance un poco más, pero no creo que la moneda china se transforme en moneda de reserva. Los chinos no quieren la convertibilidad de su moneda y no tienen un mercado de capitales importante.
¿Y los derechos especiales de giro del FMI?
Sería muy costoso y no creo que haya consenso.
¿Cuál es su percepción del poder creciente de China?
El poder chino no es agresivo. Si China se convierte en lo que el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, llama un "accionista responsable" y se le hace un espacio más grande en los organismos financieros internacionales, la emergencia de su poder no tiene por qué ser una amenaza.
¿No es eso una prueba más de que vamos hacia un mundo multipolar?
Desde el punto de vista militar sigue habiendo una sola superpotencia, pero desde el económico, el mundo ya es multipolar. Y si uno mira las relaciones transnacionales, los asuntos que los gobiernos nacionales no pueden controlar solos -el terrorismo, los cambios climáticos, el narcotráfico, las pandemias-, el mundo no es ni unipolar ni multipolar: no tiene polaridades. A ese nivel tiene una organización caótica. Y el hecho de que los desafíos transnacionales tienen cada vez más peso en el mundo significa que será necesaria más cooperación entre los gobiernos para enfrentarlos.
En su libro "La paradoja del poder americano" usted decía que la paradoja, precisamente, es que siendo el país más poderoso desde el punto de vista militar en el mundo, no puede proteger a sus ciudadanos si actúa solo. Tiene que cooperar con otros países.
Justamente, el nuevo rol del gobierno estadounidense en el mundo es organizar la cooperación internacional para enfrentar estos desafíos transnacionales, lo que no sólo beneficiará a Estados Unidos sino también a los otros países.
Obama dice que no merece el premio Nobel. ¿Piensa usted que eventualmente lo merecerá?
A esta altura el premio refleja el hecho de que ha cambiado el tono de la política estadounidense a través de un uso mayor del soft power. Sospecho que después de las palabras vendrán las acciones, pero tendremos que ver. La historia siempre nos depara sorpresas.
Copyright Clarín, Buenos Aires, 18 de octubre de 2009.
abaron@clarin.com
Al otorgarle el premio Nobel de la Paz, el comité noruego recompensó la manera en que el presidente Barack Obama reemplazó el unilateralismo y el militarismo neoconservador de su predecesor, George Bush, por una visión mucho más multilateralista y diplomática de las relaciones internacionales". Detrás de estas palabras y este giro estratégico se encuentra Joseph Nye, prestigioso profesor de la Universidad Harvard que desarrolló en la teoría de las relaciones internacionales el concepto de soft power (poder blando).
Durante la entrevista exclusiva que otorgó a Clarín el jueves, Nye explicó en qué consiste este tipo de poder, de qué manera lo está instrumentado el presidente Obama y cuáles son sus beneficios y sus limitaciones en momentos en que se habla mucho del fin de la hegemonía de EE.UU. en el mundo.
Los talibanes avanzan en Afganistán y en Pakistán. Irán y Corea del Norte siguen empeñados en sus programa nucleares. ¿Qué significa en este contexto el soft power que usted propone?
Un presidente estadounidense tiene tres opciones. Puede recurrir al uso de la fuerza militar, es decir, el hard power. Puede también invertir dinero o liderar con el poder de su atracción personal o por el poder de atracción de la cultura y de los valores estadounidenses. Esto último es lo que llamo soft power: la habilidad de atraer al otro para que quiera lo mismo que uno quiere.
Obama tiene que decidir qué hace en Afganistán y en Pakistán donde el avance de los talibanes es un hecho. El general Stanley McChrystal pidió más tropas, es decir, más poder duro. ¿Hay lugar para el soft power?
Uno de los mejores ejemplos de soft power fue el discurso que pronunció Obama en El Cairo o la primera entrevista que otorgó a al Arabiya. Provocó un cambio de tono en la relación con el mundo musulman. ¿Es suficiente eso? No. No tiene sentido alguno intentar atraer a los líderes de Al Qaeda a través de discursos. Para ellos los valores estadounidenses no son atractivos. Pero en el caso de los jóvenes que Osama quiere reclutar para realizar atentados terroristas, la cosa es distinta. A ese nivel el poder blando importa.
¿Se opone al envío de más tropas a Afganistán?
No hay que enviar tantas tropas como las que quiere McChrystal, pero quizás más tropas para entrenamiento con la esperanza de que en unos pocos años los afganos puedan comenzar a encargarse de su propia seguridad.
Muchos temen que Afganistán se convierta en un Vietnam. El vicepresidente Joe Biden dice que EE.UU. debería concentrarse en Pakistán.
Tiene razón, Pakistán es un poder nuclear.
La secretaria de Estado Hillary Clinton quiere instrumentar en ambos países el smart power (poder inteligente).
El smart power es una combinación de soft y hard power : en la conrainsurgencia, uno utiliza el poder militar para proteger a la población y luego soft power para construir escuelas, infraestructura. El problema es que para utilizar el soft power uno necesita cierta gobernabilidad en el país. Y no estoy muy seguro de que esta estrategia pueda funcionar en Afganistán donde hay tantos problemas de gobernabilidad. Pero en general la idea de utilizar una combinación de ambos tipos de poderes es correcta.
En teoría, pero en la práctica el uso del poder militar va en detrimento del uso del poder blando e incluso puede anular sus efectos. Por ejemplo, el presidente Obama tuvo un excelente comienzo en la Cumbre de las Américas donde hizo un gran despliegue de soft power, sentando un nuevo tono en la relación con nuestra región. Luego, sin embargo, vino el acuerdo para acceder a siete bases militares de Colombia y con eso volvieron el antiamericanismo y las sospechas.
Usted tiene razón. A veces el soft power y el hard power pueden entrar en conflicto.
También en Pakistán EE.UU. utiliza los aviones teleguiados para tirar bombas que terminan con la vida de cientos de inocentes. Destruyen escuelas y luego dan plata para construir nuevas. Eso no es creíble. ¿Existe un ejemplo histórico en el que el smart power haya funcionado en la combinación con éxito?
En la Guerra Fría. EE.UU. utilizó el poder militar para disuadir la agresión y el expansionismo soviético. Y al mismo tiempo utilizó el soft power para enfrentar al comunismo detrás de la Cortina de Guerra. Ni un solo tiro fue disparado, al final la gente perdió fe en el sistema comunista.
En la década del 80 el profesor de Yale Paul Kennedy escribió un libro titulado "Auge y caída de las grandes naciones" en el que decía que Estados Unidos estaba en decadencia y que iba a terminar como el Imperio británico. Usted rechazó esta tesis en su libro "Destinado a liderar: la naturaleza cambiante del poder estadounidense". Actualmente se habla otra vez de la decadencia del poder estadounidense. ¿Está dispuesto a revisar su posición?
Los estadounidenses hablan sobre la decadencia del poder que tienen cada 10 o 20 años. Hicieron ese pronóstico después de que los soviético lanzaron el Sputnik en la década del 50, luego en la década del 70 y en los 80. Es decir, tenemos ciclos y como resultado de la crisis económica se habla ahora nuevamente del tema.
Ningún imperio ha sido eterno. ¿Me equivoco?
De acuerdo, pero en este momento el argumento es exagerado. En 20 años, Estados Unidos tendrá una parte menor del Producto Bruto del mundo, pero será una parte un poco menor de la que tiene ahora. Pese a todo, en dos décadas EE.UU. va a seguir siendo el país de más influencia en el mundo.
¿La emergencia de los países del BRIC (Brasil, Rusia, China e India) no va en detrimento de la hegemonía de EE.UU.?
En primer lugar, el BRIC es un equívoco. Rusia no pertenece a ese grupo, se trata de un poder en decadencia. Es mejor hablar del BIC, porque Brasil, India y China sí son poderes emergentes y esto es bueno para el mundo. Los países que están creciendo bien alivian su pobreza y además proveen nuevos mercados.
Estos países quieren ocupar más lugar en los organismos internacionales y comienzan a cuestionar el uso del dólar como moneda de referencia. Algunos proponen el uso de la moneda del FMI, los derechos especiales de giro. Eso va en contra de los intereses de Estados Unidos.
Es muy poco probable que el dólar deje de ser la moneda de referencia. La gran mayoría de los países tiene sus reservas en dólares. No creo que esto cambie por bastante tiempo. Además, debido a que el sistema político que tenemos es tan estable, EE.UU. es visto como un lugar seguro en tiempos de crisis. Cuando hay un problema, todo el mundo sigue recurriendo al dólar. Dos tercios de la reservas del mundo están en dólares, quizás el euro avance un poco más, pero no creo que la moneda china se transforme en moneda de reserva. Los chinos no quieren la convertibilidad de su moneda y no tienen un mercado de capitales importante.
¿Y los derechos especiales de giro del FMI?
Sería muy costoso y no creo que haya consenso.
¿Cuál es su percepción del poder creciente de China?
El poder chino no es agresivo. Si China se convierte en lo que el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, llama un "accionista responsable" y se le hace un espacio más grande en los organismos financieros internacionales, la emergencia de su poder no tiene por qué ser una amenaza.
¿No es eso una prueba más de que vamos hacia un mundo multipolar?
Desde el punto de vista militar sigue habiendo una sola superpotencia, pero desde el económico, el mundo ya es multipolar. Y si uno mira las relaciones transnacionales, los asuntos que los gobiernos nacionales no pueden controlar solos -el terrorismo, los cambios climáticos, el narcotráfico, las pandemias-, el mundo no es ni unipolar ni multipolar: no tiene polaridades. A ese nivel tiene una organización caótica. Y el hecho de que los desafíos transnacionales tienen cada vez más peso en el mundo significa que será necesaria más cooperación entre los gobiernos para enfrentarlos.
En su libro "La paradoja del poder americano" usted decía que la paradoja, precisamente, es que siendo el país más poderoso desde el punto de vista militar en el mundo, no puede proteger a sus ciudadanos si actúa solo. Tiene que cooperar con otros países.
Justamente, el nuevo rol del gobierno estadounidense en el mundo es organizar la cooperación internacional para enfrentar estos desafíos transnacionales, lo que no sólo beneficiará a Estados Unidos sino también a los otros países.
Obama dice que no merece el premio Nobel. ¿Piensa usted que eventualmente lo merecerá?
A esta altura el premio refleja el hecho de que ha cambiado el tono de la política estadounidense a través de un uso mayor del soft power. Sospecho que después de las palabras vendrán las acciones, pero tendremos que ver. La historia siempre nos depara sorpresas.
Copyright Clarín, Buenos Aires, 18 de octubre de 2009.
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