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sábado, 15 de marzo de 2014

CHILE. BACHELET VOLVIÓ AL PODER

Los cambios regionales / Un nuevo gobierno en La Moneda

Bachelet volvió al poder y lanzó su batalla contra la desigualdad

La mandataria de centroizquierda, la primera que logra la reelección en 80 años, dijo que buscará hacer de Chile una "nación más desarrollada, justa y próspera"; por la crisis en Venezuela, Maduro no viajó
Por   | LA NACION
VALPARAÍSO, Chile.- Ante una multitud enfervorizada, Michelle Bachelet, la primera presidenta reelegida en Chile en más de 80 años, asumió ayer su segundo período como gobernante y puso un fuerte énfasis en la premura por el cumplimiento de sus promesas y la lucha contra la desigualdad.
"Es tiempo de iniciar el camino comprometido. Es la hora de poner esos sueños en marcha, de iniciar juntos el camino hacia una nación desarrollada, más justa y próspera. Mi programa de gobierno es el contrato solemne entre ustedes y esta presidenta. (...) Chile tiene un solo gran adversario y se llama desigualdad", dijo Bachelet, en un aplaudido discurso desde el balcón del palacio de La Moneda.
Acto seguido, reiteró una vez más su palabra de sacar adelante una reforma tributaria, otra educacional y una nueva Constitución, los grandes ejes de su programa; su celeridad quedó clara con el anuncio de que citó para hoy a sus ministros a consejo de gabinete a las 7.45 de la mañana.
Siete horas antes, por la mañana, la emoción estuvo concentrada en el Congreso de Valparaíso, donde la imagen representó todo un símbolo: Bachelet recibió la banda presidencial y la emblemática piocha de O'Higgins de manos de Isabel Allende, la primera mujer presidenta del Senado en sus más de 200 años de historia.
Sus biografías son, a grandes trazos, la historia de un Chile que hoy parece más empeñado que nunca en darle el broche final a la consolidación democrática iniciada en 1990, tras oscuros 17 años bajo la dictadura del general Augusto Pinochet.
Así, el sentido abrazo de Bachelet, divorciada, exiliada e hija de un general leal al presidente Salvador Allende y que murió producto de las torturas recibidas en la cárcel, e Isabel, también divorciada y desterrada e hija del derrocado mandatario que se suicidó en La Moneda, fue la señera postal del Chile que pretende refundar la médica socialista de 62 años junto a la Nueva Mayoría, la coalición que la llevó al poder. A un costado, con una humildad ganada a golpes tras cuatro años de gobierno, el ex presidente Sebastián Piñera, el primer mandatario de derecha en llegar al gobierno en medio siglo, completó el triángulo virtuoso que permite hoy, más que nunca, hablar de una democracia robusta y respetada más allá de las fronteras.
Todo esto ante la atenta mirada de los tres ex presidentes chilenos Patricio Aylwin, Eduardo Frei Ruiz-Tagle y Ricardo Lagos.
Como es habitual, no hubo discurso alguno. Tras un cariñoso abrazo a Bachelet, Piñera se retiró junto a su equipo de ministros y colaboradores, para que luego su sucesora tomara juramento a su gabinete, comenzando por su joven ministro de Interior, Rodrigo Peñailillo, de apenas 40 años.
La reasunción de la médica contó con la presencia, entre otros, de los presidentes de la Argentina, Cristina Kirchner; Brasil, Dilma Rousseff; Ecuador, Rafael Correa; Uruguay, José Mujica; México, Enrique Peña Nieto; Colombia, Juan Manuel Santos; Surinam, Dési Bouterse; Bolivia, Evo Morales, y de Perú, Ollanta Humala, flanqueados en una segunda fila por el vicepresidente de los Estados Unidos, Joe Biden, y el príncipe Felipe de Asturias.
Descartada la visita de Nicolás Maduro desde muy temprano por la embajada venezolana, la ceremonia del cambio de mando estuvo exenta de la tensión que la había precedido anteayer. Las pocas alusiones a Venezuela corrieron por cuenta del canciller Heraldo Muñoz, quien confirmó que hoy se tratará la crisis que vive ese país en la reunión de cancilleres de la Unasur.
El más aplaudido, por lejos, fue Mujica, quien incluso se tuvo que armar de paciencia para fotografiarse con los invitados.
Si de gestos se trata, uno no menor fue el de la flamante diputada comunista Camila Vallejo, quien asumió con su puño izquierdo en alto junto a otros ex dirigentes estudiantiles y que luego presenció la asunción de Bachelet con su beba en brazos y llamó a la presidenta a cumplir "el mandato del pueblo".
Como corolario, cuando Bachelet era aclamada en el salón principal del Congreso, Piñera abandonaba silenciosamente Valparaíso conduciendo su propio auto.
"Nos vamos con la cabeza en alto porque cumplimos (...) entregamos un mejor país: recibimos un país terremoteado, devolvemos un país reconstruido, recibimos un país que estaba perdiendo fuerza, y devolvemos un país fuerte, con sólidas bases para enfrentar los desafíos del futuro", dijo el ex mandatario, mientras el viento jugueteaba con su cabello, mil veces más canoso que hace cuatro años..

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