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jueves, 21 de noviembre de 2013

EE.UU. NIXON Y AMÉRICA LATINA



POLÍTICA EXTERIOR DE NIXON Y AMÉRIC LATINA
Alfredo Bruno Bologna 
Revista de Derecho Internacional y Ciencias Diplomáticas. Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales. Instituto de Relaciones Internacionales. "Mario Antelo" Universidad Nacional de Rosario. Rosario, 1972. Año XXI. Nº 41/42. Págins.12 a 41

SUMARIO: 1. Sistema de relaciones entre los Estados Unidos y América Latina. 2. Objetivos perseguidos por los Estados Unidos. 3. Objetivos perseguidos por América Latina. 4. Conclusiones.

           
1.    SISTEMA DE RELACIONES ENTRE LOS ESTADOS UNIDOS Y
     AMERICA LATINA

Sin pretender analizar el sistema de relaciones entre los Estados Unidos y América Latina desde sus orígenes, lo que es dable observar es que desde la Doctrina Monroe hasta la Alianza para el Progreso, todas las acciones que han afectado las relaciones interamericanas han sido decididas unilateralmente por Estados Unidos[1].
            Considerando las últimas etapas del sistema se puede decir que los hechos que han definido obligaciones y programas de acción, como la Declaración de los Pueblos de América, la Carta de Punta del Este, el Acta Económica y Social de Río de Janeiro y la Declaración de los Presidentes de América no han tenido hasta ahora (1969) adecuado cumplimiento y atención[2].
            Lo que deseamos remarcar en este estudio es que a partir de 1969 se observan pautas distintas en el sistema que pasamos a analizar y que en cierta manera configuran un cambio del sistema interamericano.


2. OBJETIVOS PERSEGUIDOS POR LOS ESTADOS UNIDOS

La relación entre Estados Unidos y América Latina no logró hasta el presente resultados satisfactorios. Sin embargo las ilusiones de América Latina vuelven a resurgir cada vez que se observa un cambio en la política exterior del país del Norte. Se examinarán en esta parte cuales son los objetivos perseguidos por los Estados Unidos en sus relaciones con América Latina a partir de 1969.

2. 1. Plataforma electoral del Partido Republicano
            Un primer paso en el estudio del tema es el observar los postulados de la plataforma electoral del Partido Republicano de Nixon en las elecciones de 1968, y los pensamientos del candidato con respecto a América Latina[3].
            Nixon critica la política seguida por los Estados Unidos de América hasta 1968.
            Con respecto a la Alianza para el Progreso dijo que se está hundiendo, refiriéndose al Programa de Acción elaborado en la Reunión de Jefes de Estados en Punta del Este de 1967 señala que no ha conducido a acción alguna.
            Lo que se necesita en un Programa de Acción de dimensiones realistas, para atacar los problemas de América Latina sin la demora de los dogmas y las perogrulladas ideológicas. Antes de que sea demasiado tarde –dice Nixon- y de que la desilusión se apodere de América Latina a causa de los esquemas grandiosos y poco realistas que emanan de Washington, debemos revisar totalmente la Alianza. La falta de progreso de la Alianza jamás deberá llevar a nuestro país a la resignación.
            Debemos esforzarnos más conscientemente por “latinizar” nuestras acciones en América Latina. Esto no solo servirá a los latinoamericanos como una motivación positiva para que se ayuden a sí mismos, sino que abrirá el camino para que Estados Unidos desempeñe un papel más constructivo en el área como un simple asociado.
            Debemos enfatizar el comercio, en lugar de la ayuda. Entre las proposiciones que deben considerarse seriamente se encuentran las siguientes, según Nixon: un nuevo fondo interamericano destinado a facilitar la estabilización de los precios de las exportaciones latinoamericanas; la ayuda financiera especial a los países que deben soportar pesadas cargas de intereses sobre sus deudas; y un sistema de preferencias arancelarias para las exportaciones latinoamericanas.
            Sorprende a Cochrane en vista del énfasis que dio Nixon al papel que el capital privado puede desempeñar en la solución de varios problemas domésticos de los Estados Unidos, particularmente los urbanos, que no haya examinado el papel del capital privado en la promoción del desarrollo económico de América Latina, con la sola excepción de una referencia al sistema de libre empresa, sumamente vaga[4].

2. 2. El Presidente Nixon recibe al Secretario General de la O. E. A.
            El día después de asumir la Presidencia de los Estados Unidos de América, el 21 de enero de 1969, Richard Nixon recibe al Secretario General de la Organización de los Estados Americanos, Galo Plaza Lazo.
            Según el propio Presidente Nixon, Galo Plaza fue el primer funcionario internacional con quien quiso tratar el mismo día que inició su mandato como prueba de gran interés que siente por América Latina[5].
            En esta entrevista, Nixon expresó al Secretario General de la O. E. A. que estaba interesado en conocer los puntos de vista latinoamericanos antes de formular una política hemisférica. En la misma ocasión le expresó a Galo Plaza que enviaría una Misión a América Latina encabezada por el Gobernador del Estado de Nueva York, Nelson Rockefeller.
            En una reunión informal del Secretario General Galo Plaza con los embajadores latinoamericanos acreditados en la O. E. A. les expresó el deseo de la nueva administración republicana para obtener una visión actual de Latinoamérica. Nada se dijo sobre el procedimiento a seguir, pero el representante de Chile sugirió que fuera la C. E. C. L. A. (Comisión Especial de Coordinación Latinoamericana). Posteriormente Brasil propuso oficialmente que fuera la C. E. C. L. A. la encargada de examinar las relaciones entre América Latina y Estados Unidos.
            Según Tomasini los hechos ocurridos parecían indicar dos cosas: Primero, la misión Rockefeller y la reunión de la CECLA fueron vistas inicialmente como dos vías diferentes para lograr los mismos objetivos, la primera auspiciada por los Estados Unidos y la segunda por los Estados latinoamericanos. En segundo lugar y desde el comienzo, el Secretario General de la O. E. A. parecía haber otorgado mayor importancia a la misión Rockefeller que a la reunión propuesta por los países latinoamericanos. Los hechos posteriores demostraron el error del Sr. Plaza y con él también la O. E. A. había tomado un camino equivocado[6].

2. 3. Misión Rockefeller
            El Gobernador del Estado de Nueva York, Nelson A. Rockefeller realizó una gira por América Latina entre el 11 de mayo y el 6 de junio de 1969. Recorrió 20 países en cuatro etapas y su misión era preguntar, escuchar y aprender, con el objeto de presentar un informe al Presidente Nixon que lo había mandado para tal fin.
            La persona de Rockefeller está ligada al grupo del mismo nombre que controla desde 1922 distintas empresas en América Latina, desde petróleo, química, bancos, seguros, hasta productos alimenticios. Era indudable entonces que su presencia no podía ser bien vista. Su viaje resultó accidentado en cuanto a manifestaciones callejeras de repudio, incendios de locales pertenecientes al grupo Rockefeller y tres países no pudieron ser visitados (Perú, Chile y Venezuela).
            El informe fue presentado al Presidente Nixon el 30 de agosto de 1969 y se conoció públicamente el 10 de noviembre de 1969 bajo el título de “La calidad de la vida en las Américas”. El documento original consta de 136 páginas y contiene 80 recomendaciones.
            Analizando el informe desde el punto de vista formal y siguiendo a Sepúlveda, podemos decir:
            1. Que las manifestaciones que se produjeron y los países que no pudieron ser visitados por temor a ellas, han causado un impacto psicológico.
            2. Que la entrevista a 3.000 líderes latinoamericanos puede criticarse como dudosa técnica.
            3. Que el apresuramiento en visitar a países por algunas horas no puede dar idea cabal de los objetivos que se buscan.
            4. Que de los 33 consejeros que acompañaban a Rockefeller, algunos conocían el problema latinoamericano por primera vez, por lo que puede decirse que era una comitiva poco representativa.
            5. Que las fórmulas poéticas distorsionan lo técnico y hace que se pueda calificar el informe como difuso[7].
            Desde el punto de vista político el meollo del informe es según Sepúlveda, el interés nacional de los Estados Unidos. Para Rockefeller se entiende por interés nacional: “Así como las otras repúblicas americanas dependen de Estados Unidos para sus requerimientos de bienes de capital, así los Estados Unidos dependen de ellos para promover un vasto mercado para nuestros productos manufacturados”[8].
            Con referencia a la seguridad, el informe Rockefeller propone la creación del Consejo de Seguridad del Hemisferio Occidental, compuesto por civiles para enfrentarse a la subversión y el cambio violento. Estados Unidos debe proveer de armas modernas a los militares de los países latinoamericanos, para aplastar así cualquier amenaza al orden establecido[9].
            Ojeda Gómez se pregunta qué es lo que ha motivado a Rockefeller para recomendar abiertamente el militarismo latinoamericano. Tal vez cree que los movimientos castrenses sean un mal menor frente a los grupos radicales de izquierda[10].
            Desde el punto de vista económico dice Szekel que el Informe Rockefeller es indiferente a la necesidad de reformas económicas y también en materia de cooperación comercial[11].
            Para Rockefeller las concesiones económicas no tienen un valor en sí mismas sino que resultan ser un instrumento político con relación al problema de la seguridad continental.
            El informe le da importancia a las inversiones privadas y con respecto a la O. E. A. afirma que es una organización efectiva y le da el carácter de fuerza constructiva.
            Nixon al referirse al Informe Rockefeller en el discurso del 31 de octubre de 1969, que veremos en el punto siguiente, dijo: que Rockefeller escuchó sensiblemente las voces de nuestros vecinos e incorporó sus pensamientos en una serie de previsoras propuestas.
            Nosotros coincidimos con Sepúlveda de que el Informe Rockefeller no puede tomarse en serio. No aporta nada constructivo ni nada nuevo para buena coexistencia en el hemisferio, ni induce a conductas originales y novedosas que puedan mejorar y hacer más apetecible la política de Estados Unidos hacia América Latina. No suprime las actitudes tutelares[12].
            Con respecto al sistema de relaciones entre los Estados Unidos y América Latina este Informe no aporta ningún cambio de rumbo o estrategia.
           
2. 4. Discurso de Nixon sobre la política hemisférica
            La política de Nixon hacia América Latina tuvo su primera expresión en el discurso que pronunciara en la XXV Asamblea Anual de la Sociedad Interamericana de Prensa (S. I. P.) el 31 de octubre de 1969.
            Haciendo referencia a la Operación Panamericana y a la Alianza para el Progreso dijo que esos principios aún son guías para el Ejecutivo norteamericano pero que desde ahora el objetivo para el decenio de 1970 deberá ser una década de acción para el progreso de América.
            El discurso del Presidente Nixon ante la S. I. P. ofrece significativos aspectos del pensamiento de la administración republicana con respecto a América Latina, reconociendo errores y delimitando capacidades.
            Dentro del discurso un primer aspecto que nos interesa destacar y que parecía revelar un cambio de rumbo de la política norteamericana era la de dejar a los Estados Latinoamericanos la libertad de tomar sus propias decisiones en lo concerniente a la política interna.
            Al respecto dijo Nixon: “Por muchos años se ha debatido enérgicamente, tanto en los Estados Unidos como en otros países, cual debería ser nuestra actitud hacia las distintas formas de gobierno existentes dentro del sistema interamericano. Permitidme resumir mi propio punto de vista. Primero. Mi propio país se rige por un sistema democrático que ha preservado su forma durante casi dos siglos, nos enorgullecemos de nuestro sistema. Somos celosos de nuestras libertades. Abrigamos la esperanza de con el tiempo la mayoría de los pueblos del mundo y quizás aún todos, compartan lo que consideramos ser las bendiciones de una genuina democracia. Estamos conscientes de que hoy en día la mayoría de los pueblos, no disfrutan de estas bendiciones. Pecaría de falta de honestidad si no expresara mi preocupación por los ejemplos de libertad restringida, de justicia denegada, de derechos infringidos. No obstante reconocemos que en América Latina operan fuerzas enormes, a veces explosivas, en búsqueda de cambio. Estas crean inestabilidad y provocan cambios de gobierno. A nivel diplomático, tenemos que tratar en forma realista con los gobiernos del sistema interamericano, tales como son. Tenemos, claro está, una preferencia por procedimientos democráticos y abrigamos la esperanza de que cada gobierno ayudará a su pueblo a progresar, hacia una vida mejor, más plena y más libre”.
            Este primer análisis del discurso será comentado en la evaluación que realizaremos de los objetivos perseguidos por los Estados Unidos.
            Un segundo aspecto del discurso es el referido a que la política de Estados Unidos acentuará el comercio más que la ayuda a América Latina, criterio que ya había sustentado Nixon en la campaña electoral. Al respecto Nixon dijo: “Uno de los sectores donde más urge una nueva política es el comercial. Para poder financiar sus necesidades de importación y para lograr un crecimiento económico auto sostenido, las naciones latinoamericanas tienen que aumentar sus exportaciones. Hoy en día la mayoría de las exportaciones latinoamericanas son de materia prima y productos alimenticios. Estamos tratando de ayudar a los demás países del hemisferio a estabilizar los ingresos provenientes de esas exportaciones y, con el tiempo a incrementarlos”.
            Este segundo aspecto de discurso también será evaluado en la parte de objetivos perseguidos por los Estados Unidos.
            Un tercer análisis del discurso de Nixon es el referido a la consulta previa, antes de tomar medidas que afecten las relaciones interamericanas. Al respecto dijo Nixon: “A menudo la política comercial de Estados Unidos causa un fuerte impacto sobre nuestros vecinos. No es más justo que, en las relaciones más equilibradas que buscamos, se efectúen consultas plenas dentro de la familia hemisférica antes, y no después, de que se tomen decisiones que afectan a sus miembros”[13].
            Este último aspecto analizado quedó completamente desvirtuado cuando unilateralmente el Presidente Nixon anunció en los Estados Unidos el 15 de agosto de 1971 tres medidas que afectaban directamente a los países latinoamericanos.
            1. Suspensión de la convertibilidad del dólar en oro;
            2. La imposición de un recargo del 10% a las importaciones;
            3. La reducción del financiamiento externo también en un 10%;


2. 5. Memorándum Plank
            El 1º de marzo de 1971 el Consejo de Relaciones Exteriores (Council on Foreign Relation) invitó en una de sus periódicas reuniones al Prof. John Plank. Este se refirió en esta oportunidad al tema “La seguridad del hemisferio occidental”.
            John Plank es profesor de la Fletcher School of Law de Harvard y Northwestern, profesor de ciencia política de la Universidad de Connecticut, hasta 1967 miembro del equipo estable de la Brookings Institution, perteneció al equipo de asesores del Presidente Kennedy y trabajó en la formulación del programa de la Alianza para el Progreso. Con respecto a el Council on Foreign Relation  podemos decir que es una institución privada, que aunque trata de ejercer influencia sobre la política exterior estadounidense y aunque edita la importante revista Foreign Affairs, no refleja necesariamente la opinión o la posición de la Casa Blanca o del Departamento de Estado[14].
            El texto del discurso a pesar de ser secreto trascendió públicamente a través del corresponsal de la Associated Press en Washington, Ary Moleon, seis meses después.
            Si bien los aspectos que sobresalen del memorándum son de carácter estratégico, no debemos olvidar la íntima conexión que han tenido esas motivaciones con las de orden económico y político en las relaciones entre Estados Unidos y América Latina.
            Los párrafos que deseamos destacar en este trabajo son los siguientes[15]:
            “Un predecesor del Dr. Kissinger en el mismo cargo había preguntado en un examen – ¿Si todos los latinoamericanos se hundieran entre las aguas del mar, cuál sería el efecto sobre los intereses de la seguridad norteamericana? Si la información es exacta, solo puedo adivinar la respuesta que ese hombre, su predecesor, anticipaba y prefería; que el estudiante parpadeara con asombro ante la pregunta, parpadeara luego seriamente acerca de sus implicaciones y escribiera algo equivalente a “Muy poco”. Creo que el Dr. Kissinger ha alcanzado también esa conclusión”.
            Un segundo aspecto de este memorándum es el referido a las inversiones estadounidenses en América Latina. Al respecto Plank dijo: “Los 13.000 millones de dólares de inversiones privadas en América Latina no constituyen una masa particularmente grande, considerada no solo en relación con nuestras inversiones en otros lugares, que alcanzan a 59.000 millones, sino también a lo que el Presidente recientemente nos expresó acerca de una economía de 1.000.000 de millones de dólares”.
            Un tercer aspecto que deseamos destacar es desde el punto de vista estratégico. Dice el Memorándum: “Al Dr. Kissinger se le asigna, públicamente, la convicción de que el mundo es hoy militarmente bipolar y políticamente multipolar. Pienso que en su pensamiento, esos serios desafíos estratégicos hacia Estados Unidos tienen que emanar directa o indirectamente de la Unión Soviética, no de algún país latinoamericano… América Latina en último análisis, no es de importancia estratégica, política, económica, ideológica o vital para Estados Unidos. América Latina puede valer una misa, pero no vale un masivo cometido de recursos económicos, de energía política o de atención militar. Por sus propios medios, América Latina no puede ir a ninguna parte –es un lugar estratégicamente solitario-, y si comienza a ir hacia algún lugar con la cuerda conductora de algún otro poder (URSS) entonces Estados Unidos tratará con ese otro gran poder, no con América Latina”.
            De acuerdo al ex canciller Carlos A. Florit teóricamente el Memorándum no es una novedad. Sus afirmaciones se encuentran en todas las publicaciones estratégicas norteamericanas de los últimos tiempos… Estados Unidos, con mayor o menor acierto, con mayor o menor adecuación a los procesos globales, ha defendido siempre sus intereses concretos[16].
            El ex canciller Zavala Ortiz dijo refiriéndose al documento: “Si fuera realmente esa la importancia que Estados Unidos nos da, sería una suerte para América Latina que podría manejar en adelante más libremente su destino, permanentemente interferido por las fuerzas de aquél gran país del norte. Sin embargo se equivocaría Estados Unidos si creen que porque hiciera la distribución de influencias con Rusia, con China o con quien sea, tiene resuelto para ellos el problema de América Latina. El conflicto no se va a dar como una lucha de Rusia o China con Estados Unidos por la influencia en América Latina, sino como una lucha de América Latina para liberarse de todos los imperialismos allí”[17].
            El Memorándum Plank no era más que otra manifestación de una fuerte corriente de opinión de los Estados Unidos que desde el punto de vista económico-financiero se puede resumir en las palabras del Secretario del Tesoro, John B. Connally cuando dijo: “Estados Unidos no debe preocuparse por América Latina ya que no tenemos amigos allí”[18].

2. 6. Nueva política económica de Estados Unidos
            En el discurso pronunciado por el Presidente de los Estados Unidos Richard Nixon, el 15 de agosto de 1971, se refirió a temas económicos que afectan a Estados Unidos y al mismo tiempo propuso medidas para solucionar la crisis económica de ese país y que perjudican a los países subdesarrollados.
            Desde el punto de vista latinoamericano los tres aspectos que afectan sus relaciones con los Estados Unidos, anunciados por el Presidente Nixon son:
            1. La suspensión de la convertibilidad del dólar en oro;
            2. La imposición de un recargo del 10% a las importaciones;
            3. La reducción del financiamiento externo en un 10%.
            Debemos decir que a fines de 1971 se dejó sin efecto el recargo del 10% a las importaciones.
            Las medidas económicas anunciadas por el Presidente Nixon fueron debatidas y criticadas por distintos foros latinoamericanos. Es por ello que no realizaremos los comentarios correspondientes en esta parte del trabajo sino que nos remitiremos en este aspecto a los objetivos perseguidos por América Latina.
2. 7. Misión Rogers
            Una de las características de la administración Nixon ha sido el envío de funcionarios para detectar los problemas latinoamericanos.
            Los antecedentes de este criterio se remontan a 1958 cuando el entonces vicepresidente Nixon recorrió varios países latinoamericanos. En 1967 Nixon volvió a América Latina en una visita de carácter privado recorriendo Argentina, Brasil, Chile, México y Perú. Siendo ya presidente de los Estados Unidos solamente ha realizado dos visitas a México, pero en ésta anunciando un próximo viaje a toda América Latina.
            Las misiones más importantes enviadas por Nixon fueron:
            1. La del Gobernador del Estado de Nueva York, Nelson Rockefeller y;
            2. La de William Rogers en 1973.
            Antes de realizar su viaje por América Latina el Secretario de Estado, William Rogers dijo al Congreso de los Estados Unidos: para conseguir el desarrollo económico latinoamericano no puede fiarse solamente de los préstamos de origen norteamericano sino de otros muchos factores, entre ellos, el pago de las deudas y el control de la natalidad[19].
            El viaje de Rogers se realizó entre el 12 y el 28 de mayo de 1973 y visitó los siguientes países: México, Nicaragua, Venezuela, Perú, Colombia, Brasil, Argentina y Jamaica.
            Podríamos resumir la estrategia de los Estados Unidos con respecto a América Latina en los siete puntos delineados por Rogers en Bogotá el 18 de mayo de 1973[20]:
            1. “Nuestra política está basada en el respeto a la soberanía e independencia de cada nación de América Latina”. En este sentido, Rogers negó resueltamente que Estados Unidos buscara dividir y conquistar la región.
            2. “Es nuestra política hacer que nuestras relaciones con cada nación de América Latina sean tan iguales como pueden ser entre amigos”. Al hablar sobre este punto Rogers expresó que “hoy en día las naciones de este hemisferio tienen confianza en sí mismas, fortaleza y creciente sentimiento de nacionalismo. Y así –agregó Rogers- de acuerdo con la realidad del mundo actual, se puede decir que el paternalismo del pasado ha sido reemplazado por el nacionalismo y un creciente sentimiento de fraternalismo. Estados Unidos apoya fuertemente este cambio”.
            3. “Es nuestra política alentar la cooperación regional. La individualidad o el nacionalismo, si se quiere, no contradicen eso”. Rogers elogió esfuerzos regionales tales como el Pacto Andino, el Mercado Común Centroamericano y la Asociación de Libre  Comercio del Caribe.
            4. “Será nuestra política resolver las diferencias que existen entre nosotros por medio de la mutua buena voluntad”.
            5. “Será nuestra política elaborar con las naciones de América Latina amplias políticas económicas que hagan posible dar una mejor vida a sus ciudadanos”. Rogers prometió que Washington continuará prestando apoyo sustancial a los esfuerzos de desarrollo económico y social de América Latina. Se refirió en este punto al asunto de las inversiones extranjeras. Y cada país tiene el derecho soberano de determinar las reglas bajo las cuales operarán tales inversiones”.
            6. “Es nuestra política fortalecer la Organización de los Estados Americanos (OEA)”. Propuso reforzar el mecanismo regional para resolver en forma pacífica las disputas, y sugirió que deberá estudiarse el papel que Europa Occidental y el Japón puedan desempeñar en el hemisferio en forma útil”.
            7. “Es nuestra política alentar el creciente liderazgo hemisférico en la tarea de lograr un mundo más pacífico y cooperativo”. Se refirió específicamente a la participación de América Latina en asuntos como la reforma del sistema monetario internacional, el derecho del mar, la batalla contra el terrorismo y la eliminación del tráfico ilícito internacional de drogas.
            El diario “Le Monde” dedica un artículo a la misión con este título “Viaje superfluo de Rogers a América Latina” y nosotros agregamos que el posterior desplazamiento de Rogers por Kissinger en el Departamento de Estado hace prever el esfuerzo inútil del viaje[21].

2. 8. Evaluación de los objetivos perseguidos por Estados Unidos
            2. 8. 1. Sistema de gobierno
            El discurso del Presidente Nixon del 31 de octubre de 1969, hacía prever un cambio de rumbo de la política exterior norteamericana cuando decía: “A nivel diplomático tenemos que tratar en forma realista con los gobiernos del sistema interamericano tales como son”.
            Si bien es indudable que a partir de 1969 los Estados Unidos abandonan la posición abiertamente intervencionista que caracterizó el período anterior, sin embargo se realizaron intervenciones disfrazadas en distintos países para derrocar a los gobiernos que no comulgaban con “las bendiciones de una genuina democracia” como expresara Nixon en el mencionado discurso.
            2. 8. 2. Consulta previa
            En el mismo discurso Nixon decía que Estados Unidos iba a “efectuar consultas plenas dentro de la familia hemisférica y no después de que se tomen las decisiones que afecten a los miembros”.
            Este principio también quedó desvirtuado cuando el mismo Presidente Nixon anunció unilateralmente el 15 de agosto de 1971 la suspensión de la convertibilidad del dólar en oro, la imposición de un recargo externo en un 10% a las importaciones y la reducción del financiamiento externo también en un 10%.
            2. 8. 3. Enfatizar el comercio en lugar de la ayuda
            Este principio expresado por Nixon durante su campaña electoral de 1968 se confirma luego en el discurso que pronunciara el 31 de octubre de 1969. Este enunciado altera fundamentalmente las relaciones hemisféricas con grave perjuicio para los países latinoamericanos.
            No puede colocarse en términos de alternativa el esquema comercio-ayuda. El fomento del comercio de los países latinoamericanos no representa un gran beneficio por tres motivos:
            1. Deterioro de los términos del intercambio;
            2. Falta de equidad en los precios de los productos primarios y;
            3. En la natural disminución de las ventas que caracteriza a los países subdesarrollados.
            Con respecto a la ayuda debemos decir que todos los programas como la Alianza para el Progreso e Instituciones Financieras Internacionales han otorgado créditos destinados a viviendas, hospitales, escuelas, redes de agua, cloacas, agro, ganadería. No otorgando créditos a la estructuración de una estructura de base. Una excepción dentro de ese esquema sería Brasil que por el número de créditos otorgados y el destino fundamental hacia las industrias de base, la convierten en un privilegio motivado por razones de orden geopolítico.
            Para terminar debemos decir que no puede colocarse en términos de alternativa la disyuntiva comercio-ayuda, sino en términos de complementación como naturalmente se debe dar.
            2. 8. 4. Del multilateralismo al bilateralismo
            La actual política norteamericana hacia América Latina desde 1969 se la denomina de bajo perfil, perfil atenuado o presencia discreta.
            En realidad, lo sucedido es más explicito y sencillo. Se trata de que Estados Unidos enterró fundamentalmente la mayoría de los elementos multinacionales que había en su política hacia nuestra región –y que tanto destacaban en el enunciado de la Alianza para el Progreso- y se replegó a un bilateralismo cada vez más acusado. No ha sido discreta su presencia –por el contrario, a veces ha resultado la suya una presencia demasiado activa- ni bajo su perfil, sobre todo cuando ha tocado a represalias económicas o políticas[22].
            Esto ha sido confirmado en la reciente visita del Secretario de Estado William Rogers. Haciendo referencia a ello, en la ceremonia de toma de posesión del nuevo Secretario Adjunto para los Asuntos Interamericanos, Jack Kubich, Rogers habló ante los embajadores latinoamericanos, señalando que la impresión más significativa de su viaje, fue el creciente sentido nacionalista de cada país[23].
            Para algunos analistas, la misión Rogers fue una importante pieza en el desarrollo de la política de Low Profile (Presencia Discreta) postulada por la administración Nixon. Dicha política se caracteriza por cubrir los aspectos externos de la dependencia de un “lenguaje moderado y realista”, en donde las relaciones de dependencia se disfrazan de un “trato íntimo y maduro entre iguales”; se reconoce un nacionalismo formal en el que las empresas transnacionales norteamericanas, por medio de sus filiales, ocultan el carácter real, global del fenómeno económico, y en donde a las nuevas formas del control hegemónico se le denomina “fin del paternalismo”. Según estos analistas, a esta adecuación de dependencia, corresponde también una política diferenciada de trato concreto por países y regiones que permita mantener las posiciones económicas-políticas; de ahí que frente a las exigencias latinoamericanas de un trato justo, para lo cual se organizan multilateralmente, Estados Unidos postule 23 políticas distintas en tres grandes direcciones:
            - Fortalecer a los regímenes que dan mayores seguridades y mejores condiciones de funcionamiento a la inversión, y que en conjunto pueden garantizar el control de la región, para lo cual se transfieren funciones del centro a las subsedes; tal es el caso concreto de Brasil, Colombia, Guatemala, etc.
            - Negociar concretamente con países que, ubicados en la órbita de gravitación del poder, manifiestan contradicciones con el centro en proceso de crecimiento económico: Argentina, Ecuador, México, Venezuela.
            - Aislar a los que emprenden políticas de desarrollo que afectan las inversiones extranjeras y limitan el poder hegemónico: Cuba, Chile (antes de 1973), Panamá, Perú.
            Estas tres direcciones combinables son vistas como el fondo de la fórmula “23 políticas” planeada en el discurso de Bogotá[24].
            Esto se confirma aún más con estas palabras de Rogers: “Tratamos bilateralmente con cada nación del continente, por la realidad misma de este; Latinoamérica no es homogénea. Latinoamérica consta de 23 naciones independientes, diferentes y orgullosas. Nosotros respetamos esa diversidad”[25].
            Esta ultima parte de la frase de Rogers ya ha sido examinada en la parte de sistema de gobierno, cuando dijimos que el respeto no es tal.
            Esta evaluación será comparada con la evaluación de los objetivos perseguidos por América Latina en las conclusiones finales del trabajo.
           

3. OBJETIVOS PERSEGUIDOS POR AMERICA LATINA

            A partir de 1969, observa Roper, que Estados Unidos abandona la posición abiertamente intervencionista que caracterizó el período Kennedy-Johnson. Cuba estuvo archivada en un limbo adecuado. No existían grandes desacuerdos en la Organización de los Estados Americanos[26].

3. 1. Golpe militar peruano
            El 3 de octubre de 1968 se produce en Perú un Golpe Militar y que de acuerdo a Roper significa el rompimiento definitivo del ritmo de los acontecimientos[27].
            El 9 de octubre de ese año el Gobierno Militar peruano procedió a expropiar el Complejo de Talara donde la Internacional Petroleum Company explotaba y refinaba el petróleo peruano. La Internacional Petroleum Company a través de la International Toronto Company es subsidiaria de la Standard Oil de Nueva Jersey.
            Este acto trajo como consecuencia una reacción en cadena en distintos países latinoamericanos siguiendo el ejemplo peruano. Algunos de esos gobiernos han permanecido en el poder, pero otros han sido destituidos.
            Sin entrar a considerar el complejo proceso peruano sobre el cual existe una excelente bibliografía[28] podemos decir con Roper que los peruanos demostraron que una nueva política exterior independiente de las instrucciones o recomendaciones de Washington era posible sin que el mundo se derrumbara[29].

3. 2. Consenso de Viña del Mar
            En una reunión privada del Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos, el 3 de febrero de 1969, el representante de Brasil propuso una reunión extraordinaria de la Comisión Especial de Coordinación Latinoamericana (CECLA), para estudiar la forma de aprovechar el interés del Presidente Nixon por los problemas latinoamericanos, como lo demostrara en la entrevista con el Secretario General de la O. E. A. , Galo Plaza.
            El objetivo de la reunión era un diálogo provechoso y realista con los Estados Unidos.
            La reunión de la CECLA se realizó en Viña del Mar, Chile, entre los días 15, 16 y 17 de mayo de 1969.
            En la reunión de la C.E.C.L.A. se elabora el Consenso de Viña del Mar. Suárez examina cuales pueden ser las alternativas de esta reunión y cita:
            1. Útil mecanismo psicológico de compensación ante el poderoso vecino y supuestamente olvidadizo socio al cual se le pediría mansa y plañideramente que recuerde su promesa de ayudarnos;
            2. Un simple medio de desahogar en gestos y posturas pseudoamenazantes la rabia de la impotencia;
            3. Una cortina de humo destinada a cubrir la ineptitud o la insinceridad de los gobiernos latinoamericanos ante el problema del subdesarrollo económico y social de la región;
            4. Un esfuerzo serio para enderezar las cosas y celebrar un arreglo más equitativo y realista con los Estados Unidos[30].
            El 11 de julio de 1969 el canciller chileno Gabriel Valdés, es el encargado de entregar el Consenso de Viña del Mar al Presidente de los Estados Unidos, en presencia de todos los embajadores latinoamericanos. Del discurso de Valdés extraemos: “Nunca vuestro país se encontró con América Latina unida y con definiciones propias”… “Es creencia generalizada que Estados Unidos está contribuyendo al desarrollo de América Latina. Podemos afirmar que es América Latina la que ayuda a los Estados Unidos. Los montos que se retiran de América Latina son varias veces superiores a los que se invierten. Nuestro capital potencias se empobrece. Los beneficios de capital invertido crecen y se multiplican enormemente pero no en nuestros países sino en el extranjero”[31].
            Evaluando el Consenso de Viña del Mar, Suarez dice:”Todo hace suponer que América Latina solo está haciendo una nueva exhortación a Estados Unidos para que siga ayudando y, que el elemento de amenaza de rompimiento de relaciones amistosas solo sirve para reforzar una actitud fundamentalmente sumisa”[32].
            De acuerdo a Tomassini es la primera vez que la iniciativa le corresponde a América Latina. Se deja la idea de cooperación y se comienza con la negociación. Se interpreta que desarrollo y subdesarrollo son dos aspectos de un mismo proceso[33].
            Según Gabriel Valdez el Consenso de Viña del Mar fue un paso fundamental. Por primera vez en 150 años los representantes políticos de América Latina se reunieron para acordar un conjunto de principios y formular planteamientos precisos sobre sus relaciones con los Estados Unidos. No fue una reunión para preparar una confrontación; por el contrario, lo fue para iniciar una gran negociación entre dos partes soberanas y autónomas. La recepción de los Estados Unidos fue de respetuosa consideración. Sorprendió bastante que América Latina navegara contra la corriente y por canales propios bajo una sigla patentada en el Sur. Pero debe ser recordado que en los mismos momentos en que, después de meses de preparación, los ministros de Relaciones Exteriores de todo Latinoamérica se reunían para adoptar acuerdos sobre las relaciones con los Estados Unidos y, esos acuerdos viajaban a Washington, desde esta capital se enviaba al Sur una misión afrontando ambientes tempestuosos para averiguar qué pasaba en América Latina y que querían sus gobiernos. Fue un diálogo de sordos[34].
            A pesar de la existencia de la CECLA desde la Carta de Alta Gracia[35] el Consenso Latinoamericano de Viña del Mar se ha constituido en una pieza clave en el proceso latinoamericano[36].
            La magnitud del esfuerzo latinoamericano en el Consenso de Viña del Mar está expresado en la preocupación de la administración Nixon cuando en su Tercer Informe Anual al Congreso norteamericano decía: “Las naciones latinoamericanas han formado también, por acuerdo propio la Comisión Especial de Coordinación Latinoamericana (CECLA) con el fin de acordar su posición sobre cuestiones políticas en un plano de igualdad con los Estados Unidos y el resto de las naciones del mundo industrializado. Este grupo formuló el Consenso de Viña del Mar –serie de propuestas presentadas a los Estados Unidos- que contribuyeron enormemente,  al programa I, anunciado en octubre de 1969. Esta nueva experiencia de las consultas de la América Latina puede ser una fuerza constructiva en la cohesión hemisférica como un todo; puede lograr que la cooperación entre los Estados Unidos y América Latina sea más efectiva y más sensible. Será un desafío a la capacidad de los estadistas para asegurar que no degenere en un enfrentamiento hostil, lo que podría ser un obstáculo para la realización, y por lo tanto, destructiva[37].

3. 3. Pacto Andino
Así como el Consenso de Viña del Mar representó un gran adelanto para América Latina en sus relaciones con los Estados Unidos, así también en 1969 se firma un acuerdo subregional que representa una nueva modalidad dentro del proceso de desarrollo de América Latina.
            Este proceso se inició en 1966 cuando los presidentes de Venezuela, Colombia y Chile, y los representantes de los presidentes de Perú y Ecuador, firman la Declaración de Bogotá a la cual se adhirió en 1967 Bolivia[38].
            Luego de reuniones previas y teniendo en cuenta la Declaración de los Presidentes de América de 1967 se firma en Cartagena, Colombia, el 26 de mayo de 1969, el Acuerdo de Integración Subregional Andino entre Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador y Perú.
            El tratado establece una Unión Económica Plena para 1980. Se basa en aspectos clásicos de integración: 1. Desgravación arancelaria y 2. Creación de un arancel externo común y además en la adopción de un régimen común sobre capitales extranjeros, patentes, regalías, marcas de fábrica y la creación del estatuto de la empresa multinacional andina.
            El aspecto más significativo de este Acuerdo es el régimen de inversiones extranjeras que se concreta a partir de enero de 1971 y que prohíbe la inversión extranjera en ciertas industrias de servicios básicos como servicios públicos, bancos, seguros, transportes y en la industria pesada como acero y refinación de metales. Los inversionistas extranjeros podrán participar en todas las demás ramas económicas pero nunca superando el 49% del capita.
            Para el cumplimiento de estos requisitos las empresas extranjeras tendrán un tiempo de 15 años en  Colombia, Chile y Perú y 20 años en Bolivia y Ecuador, países considerados como de menor desarrollo relativo.
            La efectividad del Pacto Andino ha quedado demostrada con el ingreso de Venezuela en 1973 y como no es excluyente se observan con positivo interés el acercamiento de países como México, Brasil y Argentina lo que daría una nueva fisonomía al proceso de integración económica de América Latina[39].

3. 4. La tesis de las 200 millas
            Otro de los puntos significativos desde 1969 es el criterio unificado de América Latina con respecto a las 200 millas como límite de sus aguas.
            El antecedente de este criterio fue establecido en la Declaración de Santiago de 1952 entre Perú, Chile y Ecuador por el cual se establecía un mar territorial de 200 millas con el derecho de paso inocente en la navegación y el sobrevuelo.
            Este principio fue reafirmado en la Declaración de Montevideo de mayo de 1970 y firmado por Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, El Salvador, Nicaragua, Panamá, Perú y Uruguay. En esta reunión se establece la convocatoria de una nueva reunión que se realiza en Lima en agosto de 1970 confirmando el criterio de las 200 millas como mar territorial.
            En la actualidad se discute la terminología jurídica de la expresión mar territorial por lo cual en la Declaración de Santo Domingo del 9 de junio de 1972 se estableció el criterio de un mar territorial de 12 millas y un mar patrimonial de 188 millas. En el mar patrimonial se reconoce la libertad de navegación, sobrevuelo, tendido de cables, tuberías submarinas e investigación científica, actividades todas reglamentadas por el Estado ribereño. La Declaración la firmaron: Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, República Dominicana, Trinidad-Tobago y Venezuela.
            En febrero de 1973 se volvieron a reunir en El Salvador los firmantes de la Declaración de Montevideo sosteniendo las 200 millas de mar territorial.
            Este principio de las 200 millas ha llevado a reiterados enfrentamientos entre los buques pesqueros de los Estados Unidos y los países de la Costa del Pacífico. Esto creó un clima de tensión entre las partes. En enero de 1971, Ecuador solicitó una Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores de la O. E. A. en la cual se exhortó a los Estados Miembros para que en sus relaciones recíprocas observen rigurosamente los principios de la Carta de la O. E. A. y, se abstengan de utilizar todo género de medidas que afecten la soberanía de los Estados y la tranquilidad del Hemisferio[40].
            De cualquier manera sea cual fuere la expresión mar territorial o patrimonial es indudable que las 200 millas ha sido un criterio típicamente latinoamericano en defensa de sus recursos naturales.


3. 5. Manifiesto de América Latina
            El 15 de agosto de 1971 el Presidente de los Estados Unidos Richard M. Nixon anunció una nueva política económica que en sus aspectos principales incluye: la suspensión de la convertibilidad del dólar en oro, la imposición de un recargo del 10% a las importaciones y la reducción del financiamiento externo para el desarrollo también en un 10%.
            Ante este hecho el gobierno de la República Argentina propuso a la secretaría pro-tempore de la CECLA a cargo del Perú, la convocatoria de la XI Reunión a nivel ministerial de la CECLA para definir la actitud de los países latinoamericanos frente a esta nueva política de los Estados Unidos[41].
            Argentina consideró conveniente realizar la reunión de la CECLA antes de la VII Reunión Anual del Consejo Interamericano Económico y Social que debía efectuarse entre los días 10 al 20 de setiembre de 1971 en Panamá.
            Hechas las consultas por el gobierno peruano se decidió que la reunión de la CECLA se realizara en Buenos Aires entre los días 3 al 5 de setiembre de 1971.
            El temario de la convocatoria establecía:
            1. Efectos de la inconvertibilidad del dólar;
            2. Repercusión de esa medida en el sistema monetario internacional;
            3. Consecuencias previsibles sobre las economías latinoamericanas;
            4. Repercusiones en América Latina de las demás medidas económicas adoptadas por los Estados Unidos.
            Los documentos de trabajo de esta reunión fueron tres:
            1. El discurso del Presidente Nixon del 15 de agosto de 1971:
            2. Documento del CIES sobre “Los probables efectos sobre América Latina de la nueva política económica de Estados Unidos” y
            3.  Análisis de la CEPAL sobre la nueva política económica de Estados Unidos.
            Después de las deliberaciones se aprueba en Buenos Aires un documento que se conoce como el “Manifiesto de América Latina”[42].
            De este documento se puede extraer que América Latina no ha contribuido en forma alguna al desequilibrio financiero de los Estados Unidos. La crisis norteamericana fue provocada por las naciones de Europa Occidental y Japón, que gozan de fuertes saldos favorables en su balanza de pagos y grandes reservas monetarias, contra los cuales debieron dirigirse exclusivamente las medidas dispuestas por el Gobierno norteamericano.
            El gravamen adicional ordenado por el Presidente Nixon que afecta a 1.500 millones de dólares en las exportaciones de América Latina, constituye una violación de las repetidas promesas de Estados Unidos sobre la libertad de comercio.
            Como ya dijimos el gravamen fue suprimido a fines de 1971.

3. 6. VIII Reunión Anual del Consejo Interamericano Económico y Social

            En 1973 culminaron en la Reunión Anual del C. I. E. S. una serie de divergencias que se venían dando entre los Estados Unidos y América Latina en el campo económico. Estas divergencias que comenzaron a notarse en la VI Reunión Anual del C.I.E.S. reunida en Puerto España, Trinidad-Tobago, en 1969 no pudieron solucionarse ni en las reuniones del CIES ni en la COES, Comisión Especial creada en Puerto España, ni en la CECON, Comisión Espacial de Consulta y Negociación creada en la VIII Reunión Extraordinaria del CIES en Caracas 1970. Podríamos decir que se había establecido un diálogo de sordos.
            Entre el 16 y 20 de septiembre de 1971 se reúne en Panamá la VII Reunión Anual del CIES teniendo como finalidad examinar las medidas económicas expresadas por Nixon el 15 de agosto de 1971. América Latina presentó a los Estados Unidos un cuestionario de 10 preguntas sobre relaciones económicas hemisféricas que Estados Unidos lo contestó de acuerdo a su política exterior. En la resolución final de esta VII Reunión Estados Unidos, se abstuvo y votó en contra varios puntos. Sin embargo se obtuvieron en Panamá dos resultados positivos:
            1. Estados Unidos declaró que restituiría la ayuda externa y
            2. Se observó una completa unificación del bloque latinoamericano.
            Esta unidad latinoamericana quedó sellada en la VIII Reunión Anual del CIES que se realizó en Bogotá, entre el 30 de enero al 8 de febrero de 1973. En el texto de la resolución que se conoce como Declaración de Bogotá se dice: Las medidas coercitivas de cualquier naturaleza son incompatibles con los Cap. IV y VII de la Carta de la Organización de los Estados Americanos.
            También se dijo que “las empresas multinacionales deben ajustarse a la política económica de los países en que ejercen  sus actividades y están sujetas a su legislación. Las controversias serán resueltas por los tribunales del país y sus leyes sin que en ningún caso puedan dar lugar a reclamaciones extranjeras”[43].
            Como es de imaginar Estados Unidos se abstuvo.

3. 7. Reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas
            A iniciativa de Panamá se reunió en este país del 15 al 22 de marzo de 1973 el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Panamá solicitaba al Consejo de Seguridad la terminación del control norteamericano en la zona del Canal.
            En la propuesta presentada por Panamá y Perú se solicitaba la revisión del Tratado de 1903, por el cual, se le otorgaba la soberanía a perpetuidad de la zona del Canal a los Estados Unidos.
            El Consejo de Seguridad aceptó esta propuesta, pero en la votación final se contaron, 13 votos a favor, la abstención de Gran Bretaña y el veto por parte de los Estados Unidos. (Es la tercera vez que ese país emplea el veto en el Consejo).
            Estados Unidos estaba de acuerdo en modificar el Tratado para que sea por tiempo adicional y específico, pero las tratativas debían hacerse en acuerdos bilaterales y no en la Organización de las Naciones Unidas.
            Hemos traído esta pauta de comportamiento de Estados Unidos para observar el bilateralismo de sus relaciones con América Latina a partir de 1969, en lugar del multilateralismo que era la tónica anterior de la administración demócrata.

3. 8. XV Período de Sesiones de la CEPAL
            Deben destacarse aquí los esfuerzos realizados por la CEPAL en el estudio de la integración latinoamericana. En el XV Período de Sesiones de este organismo dependiente de las Naciones Unidas se tributó un homenaje al economista argentino Raúl Prebich que dirigió la CEPAL durante 14 años. Al respecto el delegado cubano dijo que Prebich analizó con valor la realidad latinoamericana cuando la lucha contra el dominio imperialista de los Estados Unidos era todavía privilegio heroico de grupos marxistas, acusados y aislados[44].
            El XV Período de Sesiones de la CEPAL se realizó en Quito, Ecuador, del 20 al 30 de mayo de 1973. La resolución final se la conoce como Declaración de Quito o Evaluación de Quito. Entre los aspectos más importantes de los 92 puntos aprobados se pueden citar: Un análisis del concepto de desarrollo integral en contraposición a la noción de simple crecimiento económico.
            La realización de cambios estructurales en el control y utilización soberana de los recursos naturales, modificación de los sistemas de tenencia de la tierra, formas de propiedad social o mixta. 
            Estudia las relaciones con los Estados Unidos en la cual muestra tendencias y perspectivas desalentadoras. El resolver la crisis monetaria de los Estados Unidos responde a los intereses de los grandes países de lo cual los países subdesarrollados no son culpables[45].
            Estados Unidos votó en contra y objetó 51 de los 92 puntos.
            En esta reunión el Secretario General de la OEA Galo Plaza propuso el traslado de la sede de la CEPAL de Santiago de Chile a Washington para trabajar más coordinadamente con el CIES y el CIAP. Chile, Cuba y Perú se opusieron a esta propuesta y solicitaron además el retiro de la CEPAL de los Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Canadá y Holanda.
                       
3. 9. III Asamblea General de la O.E.A.
            Entre el 4 y el 15 de abril de 1973 se reunieron en Washington los representantes de los 23 países miembros de la O. E. A. en la Tercera Asamblea General de ese organismo.
            En esta reunión se observaron tres posturas:
            1. Estados Unidos, Brasil, Bolivia y Paraguay sostenían el esquema de seguridad nacional y anticomunismo y prevenir y detectar la acción subversiva. Galo Plaza propuso el estudio de nuevos campos de atención como ser: conservación del medio, rápido crecimiento demográfico, desempleo, y organismo que reemplace a la Alianza para el Progreso.
            2. Argentina, Costa Rica, Ecuador, México, Uruguay y Venezuela. Estos países solicitaban el reconocimiento del pluralismo ideológico, la no exclusión de países de la OEA, la revisión del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, limitar las funciones del Secretario General con preponderancia del Consejo Permanente y subordinación del Consejo Interamericano de la Educación y Cultura a la Asamblea General.
            3. Barbados, Chile, Panamá, Perú. Esta tercera postura estaba respaldada fundamentalmente por Perú que proponía una comisión de estudio del sistema interamericano en alguna capital de Latinoamérica y la creación de dos organismos dentro de la OEA, uno para asuntos políticos-jurídicos y otro de cooperación al desarrollo. Chile por su parte propuso: anulación de las sanciones a Cuba, disolución del Comité Especial de Seguridad de la O.E.A., revisión del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca y revisión del Banco Interamericano de Desarrollo.
            Las resoluciones más importantes de la III Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos las podemos resumir así: Se crea la CEESI (Comisión Especial de Estudio del Sistema Interamericano) para analizar estos temas: igualdad jurídica de los Estados, libre determinación de los pueblos, no intervención, reconocimiento de la pluralidad de regímenes políticos, económicos y sociales; las resoluciones importantes deben estar en manos de la Asamblea General y no en manos  de los Consejos Interamericanos Económico y Social, y de Educación y Cultura; exhortación a Estados Unidos para que evite la venta de reservas de minerales estratégicos que perjudicarían a los países latinoamericanos; condena la acción intervencionista de las empresas multinacionales exhortando a los Estados Unidos a controlar las actividades de sus empresas como el caso de la I. T. T. en Chile[46].
            Por aclamación se eligió a Lima como sede de las deliberaciones de la CEESI (Comisión Especial de Estudio del Sistema Interamericano) que se reunió en junio de 1973 y elevó su informe al Comité Permanente como había establecido la III Asamblea General.

3. 10. Evaluación
Todos los aspectos que hemos mencionado en los objetivos perseguidos por los estados latinoamericanos, están demostrando que desde 1969 la corriente no se desliza como observa Roper según los designios de los Estados Unidos[47].
            Esto está demostrando el nacimiento de un nuevo nacionalismo latinoamericano.
            El nuevo nacionalismo latinoamericano difiere en muchos aspectos del nacionalismo tradicional. Este último creía que podía sacudir el yugo de la dependencia en forma individual, prescindiendo de sus vecinos, cuando no tratando de someterlos a su propia hegemonía[48].
            El nacionalismo convencional fue experimentando en el pasado por los países europeos, y en Latinoamérica hizo posible la supervivencia de viejas disputas territoriales y trababan mucho la cooperación entre los gobiernos[49].
            El nuevo nacionalismo está más preocupado por defender y promover los propios intereses que en atacar los intereses ajenos. No es xenófobo y no suele esgrimir los slogans del antiimperialismo. No desdeña la colaboración del extranjero en la medida que su aporte resulte útil a los planes confeccionados por las autoridades nacionales, pero evitará que esos aportes provengan de un solo país. Así como trata de diversificar su comercio exterior, trata también de enfrentar entre sí a los intereses económicos extranjeros a fin de neutralizar en lo posible la influencia de los mismos en las decisiones nacionales… La gestación de este nuevo nacionalismo, que no apunta a ser aristocratizante, retórico, autárquico, y xenófobo, como ayer, sino a buscar la propia afirmación de la personalidad nacional en el marco del subdesarrollo y dependencia que presenta América Latina, recuperando los bienes propios y una capacidad de decisión en muchos casos alineada[50].
            En contraste con el pasado afirma Tomassini, las tendencias nacionalistas han encontrado ahora expresión en entendimientos multinacionales. (Pacto Andino)[51].
            El nuevo nacionalismo latinoamericano es sobre todo constructivo y está dirigido a promover acciones más concertadas entre los países del área… Hasta ahora (1969) el sistema interamericano ha servido para legitimizar la íntima relación bilateral en la cual los países latinoamericanos quedaban invariablemente en una posición de extrema dependencia; la idea de que Latinoamérica debía coordinar sus propios intereses (Consenso de Viña del Mar) antes de entrar a un diálogo con su poderoso vecino, despertaba fuerte sospecha[52].
            Ante la crisis existente en la O.E.A. sobre todo a partir del caso cubano, es altamente importante observar el papel que le puede corresponder a la C.E.C.L.A. Primero por ser el único organismo típicamente latinoamericano, y en segundo lugar por haber logrado declaraciones muy claras desde el punto de vista económico con respecto a otros países o regiones fuera del área. En este aspecto existen criterios convergentes de que la C.E.C.L.A. pueda lograr convertirse en un sustituto de la O.E.A. Como demostración de este concepto se pueden citar los siguientes ejemplos:
            - En el discurso pronunciado en la Organización de los Estados Americanos el Presidente de México dijo: “Consideramos indispensable una toma de conciencia de los países de América Latina respecto al sentido y al método de su participación en la O.E.A. Creemos que las mismas razones que nos llevaron en Viña del Mar a unificar nuestras posiciones en materia económica, debieran movernos a plantear las bases de una acción política conjunta[53].
            - Existen opiniones de considerar a la C.E.C.L.A. como un sustituto de la O.E.A.[54]
            - Para despolitizar a la C.E.C.L.A. se preconizó la reunión a nivel de Ministros de Economía[55]. Debemos recordar que a la Reunión de Viña del Mar asistieron los Cancilleres.
            - Al igual que C.E.C.L.A. en el campo económico, un órgano de estructura mínima y flexible podría servir para consultas políticas entre países latinoamericanos y para adoptar acuerdos políticos de carácter internacional[56].
            América Latina pretende lograr desde 1969 una amplia base de cooperación de intereses comunes entre los países del área para negociar en el mundo multipolar como bloque unido ante los grandes países o regiones.


4. CONCLUSIONES

            Haciendo un resumen de los objetivos perseguidos por los Estados Unidos y por América Latina podemos concluir que:
            - Cuando América Latina está logrando unificar criterios con respecto a Estados Unidos y otras regiones (nacionalismo latinoamericano), este país propone 23 políticas distintas para negociar con el área (nacionalismo individual o convencional).
            - Cuando América Latina se presenta en los distintos foros mundiales con características homogéneas en un espectro multipolar, Estados Unidos abandona el tan propagado multilateralismo para volcarse hacia el bilateralismo.
            Es realmente en estos momentos donde los pueblos de América Latina deben luchar para reforzar la unión comenzada en 1969 o caer en un trato bilateral con los Estados Unidos, donde no tiene nada que ganar y mucho que perder, por la potencialidad de un país que cuenta con recursos económicos, militares, diplomáticos y políticos para vencer en una negociación de ese tipo.
            En esta etapa crucial del movimiento latinoamericano, se debe decidir por ser una región con capacidad autónoma o caer en lo que Jaguaribe llama “la dependencia provincial”[57].


[1] Para un estudio de la evolución del sistema interamericano ver: VALLADAO, Haroldo, Democratización y Socialización del Derecho Internacional. Foro Internacional (México, abril-junio 1963). AMADEO, Mario, Los organismos del sistema interamericano. Cursos de Extensión Universitaria de la Universidad Federal de Río de Janeiro (Río de Janeiro, 31 de octubre de 1967). JAGUARIBE, Helio, Desarrollo económico y desarrollo político. Trad. Inés Sáenz (Buenos Aires, EUDEBA, 1968). COLOMBO IMAZ, D. y PUIG, Juan Carlos, El movimiento por la unidad latinoamericana. Ensayo de sistematización en base al método estructural Revista de Derecho Internacional y Ciencias Diplomáticas (Rosario, 1970) Nº 37/38, Pág. 5.
[2] “Consenso Latinoamericano de Viña del Mar”.
[3] COCHRANE, James D., Las posiciones de Hunphrey y de Nixon frente a América Latina: Una nota. Foro Internacional (México, octubre-diciembre 1969) Nº 34.
[4] Ibídem, pág. 200.
[5] Entrevista del Secretario General de la O. E. A. con el Presidente Nixon Crónica de la O. E. A. (Washington, enero-marzo 1969) Vol. IV Nº 3 pág. 29. TOMASINI, Luciano, Towards a Latin American nationalism? En The World Today (Londres, diciembre 1969) pág. 553.

[6] TOMASINI, Luciano, op. cit.
[7] SEPULVEDA, César, El Informe Rockefeller: Tres comentarios. Las relaciones políticas  Foro Internacional (México, enero-marzo 1970) Nº 39 pág. 257.
[8] Ibídem, pág. 262.
[9] ROCKEFELLER, Nelson, La calidad de la vida en las Américas. Foro Internacional (México, enero-marzo 1970) págs. 279-286 y en SELSER, Gregorio, Los cuatro viajes de Cristóbal Rockefeller (Buenos Aires, Hernández, 1971) págs. 355-446.
[10] OJEDA GOMEZ, Mario, El Informe Rockefeller: Tres comentarios. Las relaciones militares y de seguridad Foro Internacional (México, enero-marzo 1970) Nº 39 pág. 267.
[11] SZEKEL, Luís M., El Informe Rockefeller: Tres comentarios. Las relaciones económicas Foro Internacional (México, enero-marzo 1970) Nº 39 pág. 272.
[12] SEPULVEDA, César, op. cit. pág. 265.
[13] Nixon prometió asistencia más eficaz a Latinoamérica Diario “La Capital” (Rosario, 1º de noviembre de 1969). Nixon: Relaciones hemisféricas Revista Visión (México, 21 de noviembre de 1969) pág. 14. La nueva política latinoamericana de Estados Unidos Boletín de la Integración (Buenos Aires, noviembre-diciembre 1969) Nº 48 pág. 627.
[14] SELSER, Gregorio, De la CECLA o la MECLA (Buenos Aires, Carlos Samonta, 1972) pág. 6.
[15] Memorándum Plank Diario “Clarín” (Buenos Aires, 15, 16 y 17 de setiembre de 1971) y en SELSER, Gregorio, De la CECLA… op. cit. pág. 177.
[16] FLORIT, Carlos, A. Opinan tres ex cancilleres Diario “Clarín” (Buenos Aires, 9 de setiembre de 1971).
[17] ZAVALA ORTIZ, Miguel Ángel, Memorándum Plank. Opinan tres ex cancilleres Diario “Clarín” (Buenos Aires, 9 de setiembre de 1971).
[18] Se refiere a declaraciones efectuadas por el Secretario del Tesoro a la Revista “Business Week” en 1971. Diario “Clarín” (Buenos Aires, 27 de abril de 1972).
[19] William Rogers recomienda que América Latina pague sus deudas Diario “Clarín” (Buenos Aires, 10 de mayo de 1973).
[20] Política de la Unión hacia América Latina Diario “La Capital” (Rosario, 19 de mayo de 1973).
[21] La prensa de Brasil recibe con críticas la presencia de Rogers. Diario “Clarín” (Buenos Aires, 20 de mayo de 1973).
[22] ¿Una nueva política de Estados Unidos hacia América Latina? Editorial de la Revista Comercio Exterior (México, mayo 1973) pág. 397.
[23] La misión Rogers o la política de “Low Profile” Revista Comercio Exterior (México, junio 1973) pág. 545.
[24] Ibídem, pág. 546.
[25] Ibídem, pág. 544.
[26] ROPER, Christopher, Estados Unidos y América Latina. La política del presidente Nixon Revista “Estrategia” (Buenos Aires, marzo-abril 1972) Nº 15 pág. 33.
[27] Ibídem, pág. 36.
[28] SHARP, Daniel A., Estados Unidos y la revolución peruana (Buenos Aires, Sudamericana, 1972). PUIG, Juan Carlos El caso de la Internacional Petroleun Company Revista de Derecho Internacional y Ciencias Diplomáticas (Rosario, 1970) Nº 37/38. MILLOR, Manuel, Política exterior del nuevo régimen peruano Foro Internacional (México, abril-junio 1970) Nº 40. VELASCO ALVARADO, Juan, Revolución y Contrarrevolución. Discurso de Iquitos en Revista Estrategia (Buenos Aires, setiembre-octubre 1972) Nº 18. SUAREZ, Carlos y PAYRO, Ana María, La revolución peruana Revista Transformaciones (Buenos Aires, 1972) Nº 26. BRAUN, María, Intervenciones y golpes militares Revista “Transformaciones” (Buenos Aires, 1973) Nº 80. VENERONI, Horacio, Perú: algunos antecedentes para explicar la conducta revolucionaria de sus fuerzas armadas Revista Estrategia (Buenos Aires, 1973) Nº 22. MERCADO JARRIN, Edgardo, La seguridad integral en el proceso revolucionario peruano Revista Estrategia (Buenos Aires, marzo-abril, 1973) Nº 21. Chile, Perú y Bolivia Documentos de tres procesos latinoamericanos. Biblioteca Fundamental del Hombre Moderno (Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1972) Nº 60. PEREZ LLANA, Carlos, Perú en el sistema mundial y regional en la obra de varios autores De la dependencia a la liberación (Buenos Aires, La Bastilla, 1973). Nacionalización de la industria de harina y aceite de pescado Revista Comercio Exterior (México, mayo de 1973) pág. 440. BOBBIO CENTURION, Carlos, Contratos de petróleo: modelo peruano Revista Estrategia (Buenos Aires, setiembre-octubre 1972) Nº 18. PETRAS-RIMENSNYDER, Los militares y la modernización del Perú Revista Estudios Internacionales (Santiago de Chile, 1970) Nº 13. MERCADO JARRIN, Edgardo, El Tercer Mundo Revista Estrategia (Buenos Aires, setiembre-octubre, 1972)
[29] ROPER, Cristopher, op. cit. pág. 36.
[30] SUAREZ, Eduardo, L. Nueva actitud de América Latina hacia Estados Unidos Foro Internacional (México, enero-marzo 1970) Nº 39 pág. 23.
[31] Discurso del Canciller chileno Gabriel Valdez del 11 de julio de 1969. Boletín de la Integración (Buenos Aires, julio de 1969) Nº 43 pág. 292. SELSER, Gregorio, De la CECLA o la MECLA (Buenos Aires, Carlos Samonta, 1972) pág. 193.
[32] SUAREZ, Eduardo, L. op. cit. pág. 239.
[33] TOMASSINI, Luciano, op. cit. pág. 554.
[34] VALDEZ, Gabriel, Réquiem para la O. E. A. Revista “Criterio” (Buenos Aires, 13 de setiembre de 1973) pág. 476.
[35] FIGARI, Guillermo, Institucionalización de la C. E. C. L. A. Revista de Derecho Internacional y Ciencias Diplomáticas (Rosario, 1973) Nº 41/42.
[36] El texto completo del Consenso Latinoamericano de Viña del Mar podrá verse en: Boletín de la Integración (Buenos Aires, julio de 1969 Nº 43 pág. 294. Revista “Foro Internacional” (México, enero-marzo 1970) Nº 39 pág. 279. SELSER, Gregorio, De la CECLA op. cit. pág. 203 C. E. P. A, L. Recopilación de documentos básicos de la CECLA (Santiago de Chile, 14 de agosto de 1972) pág. 114.
[37] NIXON, Richard, M., “Política Exterior de los Estados Unidos para el decenio de 1970: la nueva estructura de paz” 9 de febrero de 1972 (Buenos Aires, Servicio Cultural e Informativo de los Estados Unidos, 1972) pág. 4.
[38] Declaración de Bogotá del 17 de agosto de 1966 Boletín de la Integración (Buenos Aires, agosto de 1966) pág. 22.

[39] Sobre Pacto Andino podrá verse: INSTITUTO INTERAMERICANO DE ESTUDIOS JURÍDICOS INTERNACIONALES, Derecho de la Integración Latinoamericana (Buenos Aires, Depalma 1969). REY ALVAREZ, Raúl, Espacio y tiempo en la Integración Latinoamericana Boletín de la Integración (Buenos Aires, agosto de 1967) Nº 21 pág. 411. AVERY-COCHANE, El mercado común andino Foro Internacional (México, enero-marzo de 1972) Nº 47. DEPARTAMENTO NACIONAL DE PLANEACION, Antecedentes y principales características y mecanismos del Acuerdo de Integración Subregional Andino (Colombia, junio de 1969) en Boletín de la Integración (Buenos Aires, junio de 1969). SALGADO PENA-HERRERA, Germánico, El Grupo Andino y la Inversión Extranjera Revista “Comercio Exterior” (México, febrero de 1973) 1ª Parte (México, marzo de 1973) 2ª Parte. El régimen común de tratamiento a los capitales extranjeros en el Grupo Andino Editorial de la Revista Comercio Exterior (México, febrero de 1971) pág. 102. Las grandes decisiones del Acuerdo de Cartagena Revista Comercio Exterior (México, febrero de 1971) pág. 106. El Acuerdo de Cartagena podrá verse en Boletín de la Integración (Buenos Aires, junio de 1969) pág. 277 y en GHIRELLI, José, I., Tratados y Documentos Internacionales (Buenos Aires, Zavalía, 1971) pág. 196. El Régimen Común de tratamiento a los capitales extranjeros y sobre marcas de fábrica, patentes, licencias y regalías podrá verse en Boletín de la Integración (Buenos Aires, enero de 1971) Nº 61 pág. 36 y en Revista Comercio Exterior (México, febrero 1971) pág. 114.
[40] MINISTERIO DE RELACIONES EXTERIORES, Un hito en el panamericanismo (Quito, Casa de la Cultura Ecuatoriana, 1971) pág. 82.
[41] El texto de la declaración argentina podrá verse en Una Reunión de la CECLA pide la R. Argentina Diario “La Capital” (Rosario, 22 de agosto de 1971).
[42] El Manifiesto de América Latina podrá verse en Revista Comercio Exterior (México, septiembre de 1971) pág. 767. Boletín de la Integración (Buenos Aires, setiembre de 1971) pág. 484. CEPAL, Recopilación de documentos básicos de la CECLA op. cit. Vol. II pág. 57. Diario “La Capital” (Rosario, 6 de septiembre de 1971).
[43] Declaración de Bogotá del 9 de febrero de 1973. Revista Comercio Exterior (México, febrero de 1973) pág. 137.
[44] CEPAL: XV Período de Sesiones Revista Comercio Exterior (México, abril de 1973) pág. 345.
[45] Ibídem pág. 346.
[46] O.E.A. Tercera Asamblea General. Revista Comercio Exterior (México, mayo 1973) pág. 436.
[47] ROPER, Christopher, op. cit., pág. 34.
[48] El nuevo nacionalismo Latinoamericano Editorial de la Revista Criterio (Buenos Aires, 9 de abril de 1970) pág. 203.
[49] TOMASSINI, Luciano, op. cit. pág. 556.
[50] El nuevo nacionalismo latinoamericano op. cit. pág. 204.
[51] TOMASSINI, Luciano, op. cit. pág. 556.
[52] Ibídem.
[53] Discurso del Presidente de México en la O.E.A. Carta de México (México, 16 de junio de 1972) pág. 4.
[54] La política interamericana Diario “El País” (Montevideo, 12 de julio de 1969) pág. 5.
[55] TROIANI, Osiris, América Latina: la hora de la verdad Revista Primera Plana (Buenos Aires, mayo de 1969) pág. 92.
[56] VALDES, Gabriel, Réquiem. op. cit. pág. 476.
[57] JAGUARIBE, Helio, Desarrollo político: sentido y condiciones Trad. Floreal Mazia (Buenos Aires, Paidós, 1972) pág. 220.

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