Proyecto para un Nuevo Siglo Norteamericano.
Para algunos norteamericanos la acción militar de Estados Unidos y sus aliados en la Guerra del Golfo de 1991 quedaron truncos por no desalojar del poder a Saddam Hussein. Es por ello que un grupo de funcionarios, empresarios y académicos, dieron a conocer a la opinión pública el 3 de junio de 1997 una declaración de principios sobre el Proyecto para un Nuevo Siglo Norteamericano. En la introducción se expresa que Estados Unidos no puede rehuir del liderazgo global que las circunstancias le imponen. Ese país tiene un papel primordial para el mantenimiento de la paz en Europa, Asia y Medio Oriente. Mucho antes que Bush (hijo) anunciara su doctrina de seguridad el 22 de setiembre de 2002 en la cual se propone la guerra preventiva, el Proyecto para el Nuevo Siglo Norteamericano de 1997 expresaba que "la historia del siglo XX debería habernos enseñado que es importante modificar las circunstancias antes de que las crisis afloren y frenar las amenazas antes de que llegan a ser extremadamente complicadas".
Los objetivos del Proyecto para el Nuevo Siglo Americano son los siguientes:
1) Modernizar las fuerzas armadas y aumentar significativamente los gastos de defensa para asumir las responsabilidades globales de los Estados Unidos.
2) Fortalecer los lazos que nos unen a nuestros aliados democráticos para enfrentar a los regímenes hostiles a nuestros intereses y valores.
3) Promover las libertades políticas y económicas en el extranjero.
4) Aceptar la responsabilidad del liderazgo único de los Estados Unidos para preservar y extender un orden internacional favorable a nuestra seguridad, prosperidad e intereses. La guerra preventiva bien podría estar incluida como el quinto objetivo del proyecto.
El Proyecto para el Nuevo Siglo Norteamericano se define como una asociación de carácter educativo, sin fines de lucro, que tiene como objetivo general "promover el liderazgo americano a nivel mundial". Formaban parte desde su creación personas que provenían de distintos ámbitos y que luego serían funcionarios del Presidente de los Estados Unidos, George W. Bush. Entre los miembros del Proyecto podemos mencionar: Dick Cheney, vicepresidente de los Estados Unidos; Donald Rumsfeld, secretario de Defensa; Roberto Kagan, quien fuera alto funcionario del Departamento de Estado y hoy se desempeña como investigador del Carnegie Endowment para la Paz Internacional ; Paul Wolfowitz, ex subsecretario de Defensa, ex presidente del Banco Mundial; Lewis Libby, jefe de gabinete del vicepresidente Cheney quien renunció al cargo el 28 de octubre de 2005 por el escándalo del Ciagate; y Francis Fukuyama, conocido como el profeta del fin de la historia.
El 26 de enero de 1998 envían una carta abierta enviada al presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton. En ese documento se puede apreciar con mayor claridad cuáles son los objetivos que el Proyecto debe llevar a la práctica:
1) con relación a Saddam Hussein se dice: "Le escribimos porque estamos convencidos de que la política norteamericana hacia Irak no está siendo exitosa y que pronto podemos enfrentar una amenaza en Medio Oriente más seria que cualquier otra conocida desde el fin de la guerra fría. En su próximo discurso sobre el Estado de la Unión tiene la oportunidad para plantear un claro y determinado curso para mitigar esta amenaza. Esta estrategia debería apuntar, sobre todo, al retiro del régimen de Saddam Hussein del poder".
2) Con respecto al petróleo de la zona expresan: "Si Saddam adquiere la capacidad de producir armas de destrucción masiva, la seguridad de nuestras tropas en la región, de nuestros amigos y aliados como Israel y los moderados Estados árabes, estarán en riesgo, así como una significativa porción de la producción de petróleo mundial estará en peligro".
3) Con referencia a las Naciones Unidas dicen: "Creemos que los Estados Unidos tienen la autoridad, bajo las resoluciones existentes de Naciones Unidas, para tomar las medidas necesarias, incluyendo las militares, a fin de proteger nuestros intereses vitales en el Golfo. En todo caso, la política norteamericana no puede continuar paralizada por una insistencia equivocada respecto a la unanimidad del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas"[1]. En otro documento de septiembre de 2000 conocido como "Reconstruyendo las defensas de los Estados Unidos. Estrategia, fuerzas y recursos para un nuevo siglo", se señala como "países peligrosos" a Corea del Norte, Irán, Libia y Siria manifestando que la existencia de estos países justifica la implementación de un sistema de control y mando en todo el mundo. Y como Irán podría representar una amenaza mucho mayor a los intereses norteamericanos en la región que el régimen iraquí, las bases estadounidenses en Kuwait y Arabia Saudita deberían mantenerse operativas por tiempo indeterminado.
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