Lunes 28 de julio de 2008
Insólita oferta turística
Ya se venden aquí pasajes al espacio por 200.000 dólares
Hay 10 argentinos que planean anotarse
Con un poco de imaginación, en unos tres años podría aparecer un
argentino dando volteretas en el espacio. Tal vez lo haga, según la
costumbre local, con la camiseta de la selección o de su club favorito
de fútbol puesta.
Aún no se conoce el nombre de quien será el primer compatriota en cruzar
el umbral de la atmósfera, pero sí se sabe que Sergio Durante, de
Biblos Travel, le venderá el pasaje. El agente de viajes, de 68 años,
fue seleccionado en el país para comercializar los servicios de Galactic
Virgin, que hoy realiza la presentación mundial de la base Spaceport
América, ubicada en Nuevo Mexico, EE.UU. Desde allí partirán al espacio
las naves nodrizas WhiteKnight 2, con los trasbordadores SpaceShip 2.
Los vuelos para el público comenzarían a efectuarse en el tercer trimestre del año próximo, con una frecuencia semanal y con un costo por persona de 200.000 dólares. Aunque el valor parece muy alto, hay 250 futuros pasajeros de todo el mundo anotados, y en la Argentina, según el agente de viajes, existen unas 20 personas en condiciones de hacerlo. Ya hay diez que consultaron, aunque Durante no puede revelar sus nombres. "Se estima que al tercer año del primer viaje la tarifa caerá a unos 50.000 dólares; esto es una bisagra en la historia de los viajes... Es impensable a nivel humano medio, pero hay gente que se interesa por el solo hecho de decir que viajó al espacio. Además, en algún momento, un televisor costó 5000 dólares o más, y hoy está en todos los hogares", comenta Durante, eufórico, a LA NACION.
A modo de comparación, explicó que un viaje de alta gama a Europa, para cuatro personas, puede costar fácilmente 60.000 dólares, con lo cual cree que el espacio como destino -¡quién lo diría!- terminará transformándose en un boom. "Igual, creo que eso no va a ocurrir antes de que el primer vuelo parta y regrese sin problemas", aclaró, frente a cualquier pregunta obvia en ese sentido.
¿De qué consta el viaje? Bien: después de abonar el pasaje, el turista astronauta debe trasladarse a la base Spaceport America, que en verdad funciona como un hotel de lujo, para recibir un entrenamiento de tres días. El turista puede ir acompañado de su familia, lo cual está incluido en la tarifa, y una vez superada esa fase estaría en condiciones de embarcarse.
La duración total de la travesía, desde que el pasajero aborda el SpaceShip y regresa a la Tierra, dura unas tres horas, cuatro minutos de las cuales (sí, leyó bien: "cuatro minutos") vive la experiencia de un "mundo sin gravedad" fuera de la órbita de la Tierra. A los turistas astronautas se les permite, en ese punto del viaje, desprenderse de sus asientos para cumplir el sueño de flotar y observar a través de ventanas panorámicas la curvatura de la Tierra. La nave tiene una capacidad de seis asientos, más el lugar de los pilotos, y regresa a Tierra por sus propios medios.
La nave completa, diseñada por Burt Rutan, creador del Voyager, un aeroplano con el que en 1986 dio la vuelta al mundo sin abastecerse de combustible, resulta una obra de ingeniería aeronáutica sin parangón. Es como un planeador triple, compuesto de aleaciones de carbono, que supera cualquier imaginario de ciencia ficción.
La única opción de hacer turismo espacial, hasta ahora, eran las naves Soyuz rusas a un precio que rondaba los 20 millones de dólares.
El viaje galáctico empieza así. Una vez que el WhiteKnight 2 asciende a 12 kilómetros de altura, deja ir al SpaceShip 2 para que pueda desplegar las alas y, mediante propulsión propia, pueda alcanzar a una velocidad de 4000 km por hora. Esa pequeña nave, en la que viajan los seis turistas, llega a unos 110 kilómetros de la capa terrestre para zambullirse, finalmente, en el terreno suborbital. El regreso a la Tierra demora unos 45 minutos [en www.youtube.com hay simulaciones muy convincentes].
El SpaceShip 2 no cuenta con azafatas ni comida ni baño. Los turistas tampoco pueden llevar equipaje de mano y, menos aún, teléfonos celulares. El único accesorio permitido es la cámara de fotos.
"Entre las consultas que recibí, hubo algunas cómicas. Una persona me preguntó si íbamos a la Luna; nunca creí, en 30 años de trabajo, que llegaría a vender viajes al espacio", comentó Durante. Y entre las preguntas frecuentes también aparece el tema de la documentación. "No tienen que olvidarse la historia clínica para poder iniciar el entrenamiento, porque hay algunas exigencias corporales cuando se viaja a 4000 km por hora", explicó el agente de viajes. La preparación incluye una vuelta en una máquina "centrifugadora" que somete al organismo a una gravedad seis veces superior a la normal.
Por lo demás, según Durante, sólo hace falta el pasaporte y la visa para ingresar a EE.UU. "Para entrar en la estratósfera no es necesario nada de eso", añadió.
-¿Cuándo cree que podrá embarcarse el primer argentino?
-Los argentinos aman viajar. Creo que en tres años lo hará el primero. .
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