jueves, 8 de enero de 2015

FRANCIA. ATENTADO TERRORISTA CONTRA UN SEMANARIO EN PARIS. 12 MUERTOS


Diario "La Capital". Rosario, 20 de mayo de 2010.














Diario "La Capital" Rosario, Jueves, 08 de enero de 2015   | El mundo

Atentado terrorista contra un semanario en París deja 12 muertos

Un comando de tres hombres atacó la redacción del periódico satírico Charlie Hebdo. Los extremistas disparaban mientras gritaban “¡Alá es grande!”. Anoche capturaron a uno de ellos.


Antes de concretar la fuga, los terroristas remataron a un policía que había quedado herido en medio de la calle.


Doce personas, ocho de ellas periodistas, murieron asesinadas en la redacción de un semanario satírico atacado por un comando de terroristas islámicos. El ataque dejó además 11 heridos, cinco de ellos graves. La matanza en la sede de la revista Charlie Hebdo desató la indignación internacional. El comando terrorista, formado por tres hombres que gritaban "Alá es grande" y hablaban en perfecto francés, logró escabullirse, pero anoche uno de ellos fue cercado y se entregó a la policía en el norte de Francia. Previamente, las autoridades habían identificado públicamente a los presuntos autores, tres jóvenes franceses de origen y nombres árabes. El semanario Charlie Hebdo y su director habían sido anterioremente víctimas de atentados y amenazas provenientes del islamismo radical, muy fuerte en Francia. Ayer, en una reacción espontánea masiva, cientos de miles de franceses salieron a la calle a repudiar el atentado terrorista y en defensa de la libertad de expresión. Estas manifestaciones se repitieron en muchas naciones occidentales.
Dos hombres encapuchados vestidos de negro irrumpieron en la redacción de la revista en la mañana, disparando sus fusiles de asalto Kalashnikov. Una dibujante que sobrevivió contó que los atacantes hablaban francés "a la perfección" y dijeron ser de Al Qaeda. Los atacantes gritaron "Alá es grande" y "Hemos vengado al profeta", en referencia a Mahoma. Dejaron 12 muertos, entre ellos ocho periodistas y dibujantes, y dos policías. Uno de estos fue rematado en la calle, crimen que fue captado por un celular y mostrado ayer en todo el mundo. La frialdad que exhiben los asesinos del policía, inerme y herido en el suelo, causó aún mayor indignación. Durante el asalto al periódico,varios transeúntes escucharon ráfagas de más de cuarenta tiros. Los redactores y administrativos del semanario fueron perseguidos a tiros por los asesinos, debiéndose refugiar en los tejados del edificio. Los dos atacantes huyeron en un auto Citroen negro, en el que los esperaba el tercer integrante del comando. De inmediato, la policía francesa lanzo una enorme operación de búsqueda y captura, en la que participaban varios miles de policías y entre ellos centenares de especialistas. Poco después se halló el auto utilizado por los terrristas.
El director y los más conocidos dibujantes de Charlie Hebdo figuran entre los asesinados (ver página 24). Entre las víctimas aparecen asimismo dos policías que custodiaban las instalaciones por las continuas amenazas que sufría el semanario. Los dibujantes eran figuras muy conocidas en Francia desde hace décadas, lo que generó una ola de conmoción pocas veces vista en la nación.
El peor en 50 años. Ante el que es el mayor atentado terrorista registrado en Francia en los últimos 50 años, el presidente François Hollande anunció un plan antiterrorista que presentará hoy al Parlamento y pidió unidad a la nación francesa ante este "shock".
Cientos de miles de personas salieron a las calles de París y de decenas de ciudades francesas en solidaridad espontánea con la revista atacada por los islamistas y en defensa de la libertad de expresión, que ha quedado en peligro luego del brutal ataque. Los manifestantes congregados en la Plaza de la República de París portaban pancartas diciendo: "Je suis Charlie" (Yo soy Charlie).
Esta consigna, en francés, se repitió ayer en diversos lugares del mundo, como reacción a un atentado que claramente intenta callar al periodismo crítico, en este caso del islamismo más fanático. En otros carteles se veía una de las muchas caricaturas de Mahoma publicada por Charlie Hebdo. Las marchas, siempre con el cartel "Je suis Charlie", se multiplicaron en las ciudades de toda Francia, y también se replicaron en el exterior. Fueron particularmente importantes en Londres y en las ciudades de Cánadá, que posee una provincia de habla francesa.
Identificados rápidamente. Los terroristas fueron rápidamente identificados por la inteligencia francesa. Horas después, ocurrió la primera captura. El más joven de los tres atacantes se entregó en el norte de Francia cuando ya eran las primeras horas de este jueves. Tras huir a Charleville-Mézière, en las Ardenas ,el joven de 18 años quedó bajo custodia policial cerca de la frontera con Bélgica. Aún eran buscados los dos terroristas más peligrosos, los hermanos Chérif y Said Kouachi, de 32 y 34 años, que serían quienes ingresaron en la redacción y cometieron la masacre, mientras el joven de 18 años esperaba en el auto. Según medios franceses, la policía interrogaba a personas del entorno de los dos hombres, que se mantenían prófugos. Las autoridades estaban buscando a los atacantes con un despliegue de miles de agentes, entre otros lugares, en Reims y Estrasburgo. Los dos hermanos son de París y tienen ciudadanía francesa pese a sus nombres árabes. Son de origen argelino, como muchos franceses islámicos.
Documento olvidado. Durante la tarde, la fuerza de seguridad nacional francesa emitió un documento interno pero hecho público en el que indicaba que que se buscaba a los tres hombres. El documento, revisado por un corresponsal de la agencia británica de noticias Reuters, identificó a los hombres como Said Kouachi, nacido en 1980; Cherif Kouachi, nacido en 1982. Uno de ellos estaba señalado como miembro de una red de reclutamiento iraquí que actuaba en el barrio 19 de París. El tercero es Hamyd Mourad, nacido en 1996. Este último es el joven de 18 años que se entregó anoche en el norte de Francia.
Una fuente de la policía dijo que uno de ellos fue identificado porque dejó sus documentos en el auto Citroen negro en el que escaparon del lugar del crimen. Los hermanos Kouachi viven en la región de París, mientras que Mourad es del área de la ciudad de Reims, en el norte francés, dijo una fuente del gobierno a Reuters. Fue allí donde fue arrestado anoche, luego de verse cercado por un comando policial fuertemente armado.

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Diario "La Nación". Buenos Aires, 14 de enero de 2015.
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Diario "La Nación". Buenos Aires, 8 de enero de 2014.

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Diario "La Capital". Rosario, Martes, 13 de enero de 201501:00

Hollande recupera popularidad gracias a su buen manejo de la tragedia

Los sondeos y los principales medios de comunicación alabaron la firme conducta del presidente, que era hasta ahora el peor valorado.

Sombrío, genuinamente conmovido y en sintonía con el estado de ánimo de la ciudadanía, el presidente François Hollande logró un inesperado impulso de popularidad después de una buena evaluación de los medios de comunicación y analistas por su manejo del peor ataque terrorista en Francia en décadas. Pero no existe seguridad de que esto vaya a durar.
Al liderar a un millón y medio de ciudadanos y a cinco decenas de líderes mundiales en la marcha en París del domingo en honor a las víctimas, Hollande respondió a dos críticas recurrentes formuladas en su contra: un liderazgo débil y la distancia con los votantes. Una encuesta realizada por la consultora Opinionway, que se llevó a cabo en su mayor parte después del asesinato de 12 personas el miércoles en la sede del semanario Charlie Hebdo, le dio a Hollande una aprobación del 25 por ciento, un aumento de cuatro puntos para el presidente más impopular de la historia de Francia de acuerdo a las encuestas.
Aún más sorprendente que esta alza en el nivel de aprobación fueron las alabanzas del diario conservador Le Figaro. "Su mano no tembló. Tomó las decisiones correctas", escribió el diario parisino. "¿Quién hubiera pensado que el presidente más impopular y criticado de la V República iba a estar a la altura de este momento histórico?".
En un país donde muchos lamentan haber perdido la condición de gran potencia, la marcha sin precedentes a través de las calles París, con la participación de más de 50 líderes mundiales, pareció ser una prueba de que Francia sigue siendo importante.
Después de un año de escándalos relacionados a su vida privada, que le costaron la simpatía de muchos votantes, los emotivos abrazos de Hollande a amigos y familiares de las víctimas, transmitidos en directo por la televisión durante la manifestación, fueron elogiados por analistas y aplaudidos por la multitud.
Conexión. "El está reconstruyendo la conexión con los franceses. Esto lo pone de nuevo en una situación en la que realmente es visto como un presidente", señaló Jean-Daniel Levy, de la consultora Harris Interactive. "El hecho de que sea visto como representante de la unidad nacional tranquiliza a la gente".
Pero la historia, tanto en Francia como en otros países, muestra que Hollande necesitará más que lo sucedido en los últimos días para consolidar un fuerte respaldo que le permita impulsar reformas o ser reelecto en 2017. La caída en los niveles de popularidad de Hollande se detuvo al poner en marcha la operación militar contra los rebeldes islamistas en Mali a principios de 2013, pero esto fue sólo un breve respiro antes de que el descenso continuara, recordó el analista de Ifop Jerome Fourquet. Esta vez el impulso podría durar más tiempo, destacó Fourquet, dada la reacción a los ataques de la semana pasada que mataron a 17 personas, entre ellos varios dibujantes del periódico, agentes de policía y rehenes en un supermercado de comida kosher.
Si hay más ataques... Los analistas dicen también que mucho dependerá de cómo evolucione la situación de seguridad. Si continúan los ataques, aunque en menor escala, Hollande y su gobierno podría sufrir un nuevo descenso en su popularidad. A juicio de Fourquet, los atentados de París, al menos, podrían frenar cualquier oposición en el seno del oficialista Partido Socialista a una acción más dura para combatir el terrorismo. Sin embargo, el analista expresó dudas de que esto ayude a Hollande a acelerar nuevas reformas de desrregulación económica y del mercado laboral, las que el sector más izquierdista de su partido ha dicho que intentará bloquear en el Parlamento en las próximas semanas. "Sí, mecánicamente Hollande obtendrá unos puntos probables (en los índices de aprobación)", dijo Fourquet. "Pero, ¿qué hará él con eso?".










La tensión en Medio Oriente: la controversia por los dibujos de Mahoma

Amenaza de Al-Qaeda por las caricaturas

El egipcio Al-Zawahiri, segundo de Ben Laden, llamó a atacar y boicotear a Occidente por su publicación
DUBAI.- La fuerte polémica por las caricaturas del profeta Mahoma se reavivó ayer en Medio Oriente cuando el número dos de la red terrorista Al-Qaeda, el egipcio Ayman al-Zawahiri, llamó a sus seguidores a perpetrar nuevos atentados en Nueva York, Londres y Madrid en represalia por las ilustraciones.
En una grabación difundida anteayer, Al-Zawahiri también instó a los musulmanes a boicotear a Dinamarca, Noruega, Francia y Alemania por haber publicado los dibujos, considerados una blasfemia según los principios del islam.
"[Hay que] provocarles pérdidas a los cruzados de Occidente, especialmente a su infraestructura económica con ataques que podrían hacerlos sangrar durante años", afirmó.
"Los ataques a Nueva York, Washington, Madrid y Londres son los mejores ejemplos", añadió el segundo de Osama ben Laden, que en la grabación aparece con un turbante negro y sentado delante de una ventana con una cortina.
"Los insultos contra el profeta Mahoma no son el resultado de la libertad de expresión porque lo que es sagrado ha cambiado en esta cultura. El profeta Mahoma y Jesucristo ya no son sagrados, mientras los semitas y el Holocausto y la homosexualidad se han convertido en sagrados", agregó Al-Zawahiri, considerado el ideólogo de Al-Qaeda.
Los dibujos, publicados primero por el diario danés Jyllands Posten en septiembre pasado y luego por decenas de medios europeos, ofendieron a los musulmanes porque los principios de su religión prohíben cualquier representación gráfica de Mahoma.
"Es nuestro deber formar parte de un masivo complot económico a Dinamarca, Noruega, Francia, Alemania y todos los países que formaron parte de este ataque de los cruzados contra el islam", proclamó Al-Zawahiri, moviendo enérgicamente la mano derecha.
En respuesta a la publicación de los dibujos de Mahoma, furiosos manifestantes atacaron en las últimas semanas las embajadas danesas en varios países islámicos, así como las noruegas, donde también se publicaron los dibujos. Las protestas multitudinarias se multiplicaron en algunas capitales europeas y en el mundo musulmán, donde decenas de personas murieron en incidentes.
En Paquistán, decenas de miles de musulmanes realizaron ayer una nueva protesta y muchos aprovecharon la oportunidad para criticar al gobierno de Pervez Musharraf y a Estados Unidos.
En otro extracto de la misma cinta, Al-Zawahiri pidió al movimiento radical palestino Hamas, que logró formar gobierno tras las elecciones legislativas de enero pasado, a "continuar la lucha armada" y a rechazar los acuerdos firmados entre la Autoridad Nacional Palestina (ANP) e Israel.
"No hay que reconocer los acuerdos de capitulación. La única alternativa es continuar la lucha armada hasta la liberación y la edificación de un Estado islámico", afirmó.
Sin embargo, Hamas se distanció ayer del llamado de Al-Zawahiri y advirtió que permanecerá neutral ante su pedido. "Es su opinión. Tiene derecho a ella. Nosotros somos neutrales", dijo Mohammed Nazzal, dirigente del grupo extremista.
El nuevo mensaje del número dos de Al-Qaeda fue sido difundido horas después de que el presidente estadounidense, George W. Bush, concluyera su visita a Paquistán, en cuya frontera con Afganistán se cree que están escondidos Ben Laden y Al-Zawahiri.
En tanto, hoy se inicia el primer juicio en Estados Unidos por los atentados del 11 de septiembre de 2001, en el que el francés Zacarias Moussaoui es el único acusado.
Por la tarde, la parte acusadora y la defensa declararán ante el jurado del caso de Estados Unidos contra Zacarias Moussaoui, y luego los fiscales presentarán a su primer testigo.
El 22 de abril de 2005, Moussaoui -arrestado tres semanas antes de los atentados contra las Torres Gemelas y el Pentágono- admitió que participó de la conspiración. Por eso, el proceso que empieza hoy no decidirá su culpabilidad, sino la pena por infligirle: cadena perpetua o inyección letal.
Agencias AP, AFP, EFE y Reuters 
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El fantasma de la censura asusta a los dibujantes

Sienten que está en riesgo su profesión
PARIS.- Los dibujantes de caricaturas políticas en Estados Unidos, Europa y Medio Oriente temen que su profesión corra el riesgo de convertirse en víctima del furor provocado por las caricaturas dinamarquesas sobre el profeta Mahoma.
Más que en la indignación de los musulmanes, algunos artistas ven una amenaza en sus propios empleadores, quienes podrían empezar a poner límites a su creatividad.
"Estos no son buenos tiempos para los caricaturistas políticos. Y creo que esta controversia agrava la situación porque los directores ven a sus caricaturistas como lanzabombas que necesitan ser controlados", comentó Daryl Cagle, de Cagle Cartoons Inc., una agencia que distribuye las obras de unos 50 caricaturistas a diarios en Estados Unidos, Canadá y América latina.
Brian Fairrington afirma que la revista The New Republic le pidió un dibujo para ilustrar una portada después de los dibujos dinamarqueses, pero rechazó su esbozo de un hombre con turbante y espada luchando contra otro que portaba una Biblia, idea que atribuyó a la misma publicación.
El director ejecutivo de The New Republic, Adam Kushner, dijo que los motivos para suprimir el dibujo "no tuvieron nada que ver con la reacción que supusimos pudiera generar" y afirmó que "se trató de una decisión puramente estética".
Los dibujantes participaron en forma activa en el debate mundial suscitado por las caricaturas de Mahoma, que se centró principalmente en temas amplios, como el precario equilibrio entre la libre expresión y el respeto a las sensibilidades religiosas.
Las caricaturas de Mahoma, publicadas por primera vez en un diario dinamarqués en septiembre y luego reproducidas por otros medios mayormente occidentales, fueron artísticamente comunes, pero desafiantes: una de ellas muestra al profeta del islam con un turbante en forma de bomba.
La indignación de los musulmanes por las caricaturas estalló meses después, con violentas protestas que dejaron decenas de muertos y ataques a embajadas en varios países musulmanes.

Temor por la libertad

Los caricaturistas se han burlado de las protestas y de las expresiones musulmanas de indignación. "¿Pero esta gente no tiene sentido del humor?", pregunta un ángel a Jesús en una caricatura de Vince O´Farrell en Australia, una de decenas de todo el mundo recopiladas en www.cagle.com.
Los caricaturistas también han hecho un examen de conciencia con dibujos que representan una profesión en crisis, amenazada por ataques suicidas. En Estados Unidos, Mark Cohen representó a un caricaturista frente a la mesa de dibujo, cavilando profundamente sobre la cuestión de Mahoma. Y en los dos últimos cuadritos, un terrorista encapuchado lo decapita y se lo lleva sangrando.
Otro caricaturista, Nikahang Kowsar, de Irán, que estuvo preso en 2000 por dibujar un clérigo iraní en forma de cocodrilo, dice que teme por la libertad de sus colegas en el mundo musulmán. Después de las caricaturas dinamarquesas, los caricaturistas en la región "estarán bajo la lupa de las autoridades y de poderosos líderes islámicos", explicó.
El caricaturista Shujaat Ali, de Katar, cuyos dibujos aparecen en www.aljazeera.net , dice que le gustaría ver un código de ética para la profesión. "Debemos mantenernos al margen de cuestiones religiosas", opinó. .
Por John Leicester De la agencia AP 
 
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Diario "La Capital". Rosario, Jueves, 15 de enero de 2015

Rama yemenita de al-Qaeda se atribuye el ataque a Charlie Hebdo

Un dirigente sunita, Nasr al-Ansi, uno de sus máximos comandantes, dijo que el atentado de la semana pasada fue concretado en venganza por las caricaturas de Mahoma.


En Twitter. Nasr al-Ansi, uno de los comandantes militares sunitas en la Península Arábiga, hizo el anuncio.
La rama yemenita de al-Qaeda reivindicó ayer la responsabilidad por el atentado de la semana pasada en París contra el periódico satírico Charlie Hebdo, con uno de sus comandantes diciendo que el asalto se produjo en venganza por la publicación de caricaturas del profeta Mahoma, considerado un insulto al islam, y prometió más ataques contra Occidente.
La edición de la revista satírica Charlie Hebdo se agotó ayer en pocos minutos en los quioscos franceses. Los sobrevivientes de la Redacción representaron en la tapa a Mahoma con una lágrima sosteniendo un letrero que reza "Yo soy Charlie", y bajo el título "Todo está perdonado". Para hacer frente a la demanda masiva, el editor decidió subir la tirada de este número de tres a cinco millones de ejemplares, que serán distribuidos a razón de unos 500.000 por día hasta el lunes próximo.
El gobierno francés ordenó ayer a los fiscales de justicia de todo el país aplicar mano dura contra los discursos de odio, antisemitismo y las apologías al terrorismo. En ese marco, 54 personas fueron detenidas por defender o glorificar el terrorismo.
El presidente francés François Hollande anunció ayer que enviará un portaaviones a Medio Oriente para redoblar su participación en la coalición liderada por Estados Unidos que está bombardeando posiciones del grupo Estado Islámico (EI) en Irak.
Video en Twitter. La reivindicación de al-Qaeda sobre atentado a Charlie Hebdo se produjo en un video publicado por Nasr al-Ansi, uno de los máximos comandantes militares sunitas de al-Qaeda en la Península Arábiga (Aqap), subido a la cuenta del grupo en Twitter. Fue la primera reivindicación oficial del grupo, aunque un miembro de esa organización ya había confirmado el viernes a The Associated Press que el grupo había realizado el ataque del 7 de enero, hablando bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a hablar.
En los 11 minutos de grabación, al-Ansi dice que la matanza en el semanario, en la que murieron 12 personas —incluyendo editores, dibujantes y periodistas, además de dos agentes de policía, y otras 17 fueron heridas—, fue una "venganza por el profeta". El texto leído por el dirigente de Aqpa llevaba como título: "Venganza para el profeta de Alá: mensaje sobre el bendito ataque de París".
Dijo que Aqap "escogió el objetivo, diseñó el plan y financió la operación" contra el semanario, aunque no proporcionó pruebas para sustentar su reclamación.
Las órdenes, afirmó, procedían del máximo líder de al-Qaeda, Ayman al-Zawahiri, sucesor de Osama bin Laden. El ataque contra las oficinas del semanario en París fue el comienzo de tres días de terror en Francia en los que 17 personas murieron antes de que los asaltantes, tres extremistas islámicos, fuesen abatidos por fuerzas de seguridad.
Los dos hermanos que atacaron la publicación, Said y Cherif Kuachi, fueron "héroes", dijo al-Ansi.
"Enhorabuena, nación del islam, por esta venganza que ha confortado nuestro dolor", declaró al-Ansi. "Enhorabuena por estos hombres valientes que despejaron el polvo de la desgracia y encendieron la antorcha de la gloria en la oscuridad de la derrota y la agonía".
En el video, el líder extremista no reclamó la responsabilidad por los posteriores ataques en París de un aliado de los Kouachi, Amedy Coulibaly, quien mató a una policía francesa el jueves y el viernes asaltó un supermercado judío matando a cuatro rehenes.
Tras la muerte de Coulibaly, se hizo público un video en el que el agresor juraba lealtad al grupo Estado Islámico, una milicia rival de al-Qaeda, diciendo que había trabajado en coordinación los Kouachi, los "hermanos de nuestro equipo".
El video de Coulibaly planteó dudas sobre una posible cooperación entre los grupos rivales, que compiten por recursos, reclutas y el liderazgo de la yihad. Pero al-Ansi dijo que se trató de una "coincidencia".
Además, al-Ansi acusó a Francia de pertenecer al "partido de Satán" y dijo que el país "comparte todos los crímenes de Estados Unidos" contra los musulmanes, en referencia a la ofensiva militar gala en Mali.
También amenazó con más "tragedias y terror" en el futuro.
Al-Ansi también hizo referencias al clérigo radical de la red terrorista yemení Anwar al-Awlaki, de ciudadanía estadounidense-yemení y abatido en un ataque de un dron de Estados Unidos en Yemen en septiembre de 2011, señalando que había planteado el atentado en París. El comentario parecía indicar que el ataque contra el medio satírico se planeó durante años, y apuntó a una posible conexión entre los hermanos Kouachi y al-Awlaki.
Washington considera al grupo de Yemen la filial más peligrosa de al-Qaeda. Formada en 2009 como una fusión de las ramas de la red terrorista en Yemen y Arabia Saudí, Aqap fue acusada de estar detrás de una serie de conspiraciones fallidas para atentar con bombas sobre objetivos estadounidenses.

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Diario "La Capital". Buenos Aires, Viernes, 16 de enero de 201501:00

El Papa exigió límites a la prensa, que no debe "insultar" a la religión

Tras una semana de bajo perfil, el pontífice entró de lleno en el debate global que causó la matanza en el Charlie Hebdo. Habló con periodistas durante el vuelo de Sri Lanka a Filipinas.


gesto. Francisco durante su charla a bordo. “La libertad de expresión no da derecho a insultar” la religión del prójimo.
El Papa Francisco entró de lleno en el debate sobre la libertad de expresión que ha generado la matanza en la sede del semanario francés Charlie Hebdo, al afirmar que ese "derecho fundamental" no autoriza a "insultar" la religión del prójimo. "La libertad de expresión y la libertad religiosa son derechos humanos", agregó. El Papa se sumó así, con algún retraso, al debate global que produjeron los atentados terroristas islámicos en Francia, que dejaron 17 víctimas y tres extremistas muertos. Mientras, en Francia la nueva edición de Charlie Hebdo registra ventas históricas, a niveles jamás vistos.
En el avión que lo llevaba de Sri Lanka a Filipinas, donde inició una visita de cinco días, el Papa Francisco afirmó que asesinar en nombre de Dios es una "aberración", pero insistió en que "la libertad de expresión" no da derecho a "insultar" la religión de otros. El pontífice se refirió así al ataque terrorista de la semana pasada contra Charlie Hebdo en París, en el que murieron 12 personas a manos de yihadistas franceses.
Aberración."Matar en nombre de Dios es una aberración", dijo Francisco a la prensa que lo acompañaba en el avión. Sin embargo, el pontífice consideró que "todas las religiones tienen su dignidad" y "hay límites", a la libertad de expresión. "No se puede provocar, no se puede insultar la fe de la gente, reírse de ella", insistió EM_DASHen una tácita pero clara referencia a Charlie HebdoEM_DASH, y aseguró que "la libertad de expresión es un derecho y una obligación que debe utilizarse sin ofender". "Vamos (a hablar) sobre París, hablemos claro: tenemos la obligación de hablar abiertamente, de tener esta libertad, pero sin ofender", prosiguió. Para ser aún más claro, el Papa puso un ejemplo. "Si el doctor Gasbarri, mi querido amigo (que estaba a unos pasos de distancia), ofendiera a mi madre, puede esperar un puñetazo. ¡Es normal! De la misma manera no se puede desafiar, ofender o ridiculizar la fe de otros", comentó el Papa en pleno vuelo de Sri Lanka a Filipinas.
Después de subrayar que no se debe matar en nombre de la religión, Francisco señaló que "lo que ocurrió nos sorprende. Pero pensemos siempre en nuestra historia, hemos tenido grandes guerras religiosas; piensen en la Noche de San Bartolomé (la matanza de protestantes franceses o "hugonotes" en París la madrugada del 24 de agosto de 1542). También nosotros somos pecadores, pero no se puede matar en nombre de Dios". Es que, dijo, "la libertad de expresión y la libertad religiosa son derechos humanos fundamentales. Tenemos la obligación de hablar abiertamente, de tener esta libertad, pero sin ofender", aseveró el pontífice. Sobre la libertad religiosa, destacó que "cada uno tiene el derecho de practicar su religión, pero sin ofender" y consideró una "aberración" matar en nombre de Dios. "Creo que los dos son derechos humanos fundamentales, tanto la libertad religiosa, como la libertad de expresión", continuó el Papa argentino sobre la compatibilidad entre ambos conceptos. "No se puede ofender, hacer la guerra o asesinar en nombre de la propia religión o en nombre de Dios", reiteró el Papa. En este tono, Francisco lamentó que haya "mucha gente que habla mal de otras religiones" y esas son "provocaciones", por lo que consideró que "hay un límite a la libertad de expresión". Para Jorge Bergoglio "cada religión tiene dignidad, cualquier religión que respeta la vida y la persona, y yo no puedo burlarme. Y este es un límite". "Puse este ejemplo para decir que en esto de la libertad de expresión hay límites, como con lo que dije de mi madre", abundó Francisco.
Por otro lado, consideró que "hay un desequilibrio humano" detrás de todo atentado suicida y que quienes los cometen carecen de "un verdadero equilibrio sobre el sentido de su vida y la de los demás. Ofrecen su vida, pero no por el bien", aclaró el pontífice para marcar la diferencia con los misioneros, que "dan la vida, pero para construir", mientras que quien se inmola "da la vida, para destruir".
La de ayer es la declaración más extensa y más neta del Papa sobre el candente tema desde los atentados terroristas del pasado 7 de enero contra la redacción del Charlie Hebdo en París. En en ese momento el pontífice dio a conocer un comunicado de solidaridad y condena. Posteriormente, el lunes pasado, señaló que intelectuales y figuras públicas "especialmente los musulmanes" deben hacer una condena clara del fundamentalismo.
El recibimiento entusiasta del mayor país católico de Asia
El Papa Francisco fue recibido con música y bailes en Filipinas, el país asiático con mayor población católica, en el que el pontífice argentino inició una visita de cinco días. Las campanas de las iglesias de todo el país repicaron simultáneamente cuando el avión en que viajaba Francisco, de 78 años, aterrizó en Manila. El pontífice llegó a Filipinas procedente de Sri Lanka, donde realizó una visita de dos días.
El presidente de Filipinas, Benigno Aquino, y una veintena de representantes del gobierno y la Iglesia católica local recibieron al Papa, que vio cómo el viento le arrebataba el solideo de la cabeza nada más aterrizar y no lo recuperó hasta 10 minutos después. Aquino besó el anillo del Papa y conversó brevemente con él, antes de que dos huérfanos le obsequiasen flores y unos 1.200 niños interpretasen un baile de bienvenida. El Papa besó a los dos huérfanos y los bendijo, antes de volver a reunirse con las autoridades. "Bienvenido Papa Francisco. Por favor, rece por los filipinos", le dijo uno de los niños.
Fuera del aeropuerto, decenas de miles de personas emocionadas agitaban banderas o pañuelos al paso del convoy en el que pasaba el Papa camino de la Nunciatura Apostólica, lugar en el que se alojará durante su visita. El líder de la Iglesia católica saludó y sonrió a la multitud, que tomaba fotos con sus teléfonos celulares o le gritaba saludos de bienvenida. La gente había comenzado a reunirse desde primera hora de la mañana a lo largo de los 22 kilómetros separan el aeropuerto de la capital, Manila.

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Nota de tapa

Je suis... ¿quién? Un atentado contra todas las certezas




PARÍS. Una semana después de la marcha republicana que reunió casi 4 millones de personas en Francia en homenaje a las víctimas de los atentados contra la revista Charlie Hebdo, es legítimo preguntarse la razón profunda que llevó a toda esa gente a salir a la calle: ¿fue realmente en defensa de la libertad? ¿O tal vez fueron empujados por el miedo? ¿Acaso en el fondo de "Yo soy Charlie", la consigna que en pocas horas se volvió planetaria, no se esconden detestables sentimientos de racismo y xenofobia, que nada tienen que ver con la democracia?
Las preguntas ponen sobre la mesa una de las consecuencias más inquietantes del atentado. La violencia parece haber dado en el blanco de al menos dos de los consensos que habían asegurado la convivencia en Occidente en el último medio siglo: la idea de que la violencia queda descartada como medio para dirimir conflictos y la convivencia de lo diferente, que fue la gran promesa de la globalización. ¿Pueden coexistir la democracia y la libertad con la seguridad y el miedo? Como sucedió en Estados Unidos a partir del 11 de septiembre de 2001, Europa parece hallarse en una encrucijada histórica.
En todo caso, muchos se han lanzado en Europa a llamar a una cruzada contra el islamismo radical. Una visión que podría resultar peligrosa y equivocada. Peligrosa porque, recuperada por movimientos occidentales identitarios y nacionalistas que designan como enemigo a una religión reducida a sus extremismos, corre el riesgo de exacerbar el odio antioccidental en el mundo musulmán pobre, ya fuertemente fragilizado por las guerras del pretendido imperio del bien contra el mal, que habrían encarnado Irak, Afganistán, Libia y Somalia.
Resumir el peligro al islamismo radical también es erróneo, porque el terrorismo está hoy bien lejos de limitarse a ese fenómeno. El sangriento episodio de Aurora, cometido en un cine en julio de 2012 (12 muertos), los tiroteos en las escuelas estadounidenses, los asesinos misóginos de Santa Bárbara en 2014 (seis muertos) o de Winnenden en Alemania en 2009 (43 muertos) demuestran que la violencia se ha instalado en el corazón de nuestras sociedades.
"Para buena parte de las poblaciones africanas, el atentado brutal e imprevisible en medio de la muchedumbre constituye una amenaza cotidiana, en medio de la indiferencia profunda de Occidente y de sus propios gobiernos: Boko Haram en el nordeste de Nigeria, que ahora utiliza a jóvenes mujeres como bombas humanas; el Ejército de Resistencia del Señor, que quema pueblos y cuerpos de niños soldados en África Central; los shebabs somalíes, que aterrorizan la costa keniana y cometen a diario crímenes impunes. En América latina, los carteles de la droga hacen reinar su ley en las barriadas. Y la globalización criminal de los traficantes reina en el Mediterráneo, el Sahara y América Central, alimentando un flujo continuo de migrantes expuestos a todos los peligros", señala el especialista francés Gilles Kepel.
Para mucha gente, el sentimiento de retroceso social provocado por la promiscuidad en territorios degradados llegó acompañado de una brutal conexión de universos antiguamente incomunicados: el de la extrema riqueza y el de la pobreza. La profundización acelerada de las desigualdades amplifica la marginalización de aquellos que toman conciencia de que, para ellos, el futuro no existe. Internet y las redes sociales exacerban los rencores y las frustraciones, particularmente en los jóvenes, a los que un desempleo masivo priva de perspectivas. Pero ese proceso es válido no sólo para las comunidades musulmanas empobrecidas y segregadas; también se verifica entre las juventudes sin futuro de Occidente. La respuesta suele ser la misma: el extremismo, bajo todas sus formas.

La utopía y la sin city

Cuando la confianza en el futuro ha dejado de existir, todas las derivas son posibles. Para esos abandonados musulmanes, Occidente encarna a la vez el sueño codiciado y la sin city odiada por todo lo que ella contiene de arrogancia y de autosatisfacción.
En 1880, Émile Zola escribía que los grandes desórdenes provocan grandes devociones. Todo discurso que busque suscitar la pertenencia a una comunidad que cristaliza el odio al otro halla resonancias en quienes buscan cruzadas personales que les permitan existir ante los propios ojos y ser reconocido por los demás. "En este caso, el desafío es evitar que una torpe respuesta al jihadismo termine provocando una polarización de nuestras sociedades: por un lado, la corriente identitaria y de extrema derecha, que aparece como defensora de los valores amenazados y, por el otro, una trampa de tipo comunitaria, organizada por movimientos salafistas que caen en el jihadismo. La buena opción es llegar a hacer convivir gente de culturas diferentes, pero para quienes lo común se impone sobre las diferencias. En Estados Unidos, la proyección de una situación semejante se tradujo en una «guerra contra el terror». Nuestro desafío es evitar esa trampa", analiza Kepel.
Los países europeos pueden responder a la amenaza reforzando una sociedad sometida a una vigilancia cada vez más omnipresente, dominada por la trazabilidad absoluta de la electrónica y de la huella genética, la transparencia obligatoria, el rastreo de delincuentes potenciales desde la infancia. Pero esa violencia institucional podría suscitar una radicalización de los más frágiles, de ingenio de los nuevos delincuentes para escapar del Estado policial y recorrer sus caminos en los senderos transversales de la globalización ilícita y criminal. "El combate religioso, en ese momento, sólo figurará como una de las vías posibles", señala Jean-Charles Brissard, experto en terrorismo.
Pero lo más peligroso será la dilución de los valores de libertad, democracia y respeto de la diversidad, atropellados por un Estado autoritario, cuya obsesión securitaria puede tener imprevisibles consecuencias. "También es posible pensar de otro modo y preguntarse cómo se ha llegado hasta aquí y por qué la violencia se instaló en el corazón mismo de las sociedades democráticas", opina el historiador Michel Winock.
Un doble desafío se plantea a las sociedades europeas: el de la integración y el de los valores. "La única forma de terminar con el miedo de unos y la desconfianza de otros es reforzando los lazos sociales. Sobre todo en los suburbios desfavorecidos, donde las asociaciones se han visto privadas de medios para actuar. Acompañar, apoyar, lanzar grandes proyectos en los que los abandonados de hoy puedan encontrar su lugar, sentirse reconocidos y útiles. Enseñar la tolerancia, rechazar las amalgamas y las estigmatizaciones de aquellos que son diferentes. Recrear el gran crisol de la fraternidad humana y la solidaridad, en el respeto del otro", señala el sociólogo Benoît Martin.
Ésa es hoy la gigantesca misión que se abre ante los responsables occidentales, después del traumatismo colectivo que consiguió -en apariencia- reunir a todos los pueblos del mundo en el fervor de la compasión..
 
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Michel Houellebecq

Aprendiz de brujo

La última novela del escritor, Sumisión, que aventura un futuro gobierno islámico en Francia, vio la luz editorial el mismo día de la masacre de Charlie Hebdo. Lectura de una fantasía pronto superada por los horrores de la realidad
Por   | Para LA NACION
Curiosa historia la de Soumission (Sumisión), novela cuyo autor juega a darse, y a darnos, miedo; novela promocionada desde antes de su aparición como el éxito escandaloso de la temporada y que, publicada en el inolvidable miércoles 7 de enero de 2015 en que los "lobos solitarios" asesinaron a doce personas, antes de ultimar otras cinco el día siguiente, es inmediatamente sobrepasada por la ferocidad de lo real. Inesperada (y a estas alturas de los acontecimientos nadie sabe si buena o mala para la mencionada promoción; sin ánimo de hacerme, a mi vez, la bruja, yo tiendo a sospecharla desastrosa), esta simultaneidad ha obligado a Houellebecq a eclipsarse rápidamente de la escena, afligido por la muerte de su amigo Bernard Maris, uno de los humoristas de Charlie Hebdo, y acaso también por la súbita percepción de que el trabajo de adivino, en momentos en que los horrores verdaderos superan a las chirles fantasías, suele ser insalubre.
Soumission contiene un resumen hábil, astuto y, digámoslo de frente, perverso, de los conocidos fantasmas de la extrema derecha sobre la decadencia de Occidente y la muerte del humanismo. Su personaje central, álter ego del autor que se expresa en primera persona, es un profesor universitario especialista en Huysmans, sobre el que ha escrito una tesis muy celebrada. Solitario, alcohólico y propenso a eczemas y hemorroides, carece de amigos y de mujer, si se exceptúan una penosa relación con una joven judía que, en vista de los acontecimientos, se va a Israel, algunos encuentros con prostitutas y una activa frecuentación de páginas porno por Internet. Este antihéroe con "problemas de plomería" consigue suscitar no sólo la repugnancia por el sexo (para resultar atractivas, sus descripciones sexuales "crudas" hubieran necesitado unas horitas más de cocción) sino también por la comida; tema recurrente que, en su condición de soltero obligado a calentarse en el microondas unos platos hindúes congelados claramente incomibles, le importa mucho, pero que de modo inevitable roza la náusea y la acidez.
Todo esto tiene lugar en 2022, al finalizar el segundo mandato de François Hollande y en medio de una revolución digamos suavecita: la tácita aceptación de la islamización de la sociedad francesa por parte de una gran mayoría. Los dos partidos que se enfrentan en esas elecciones son el Frente Nacional de Marine Le Pen y la Fraternidad Musulmana de un tal Mohammed Ben Abbes, dirigente político imaginario cuya inteligencia, sentido de la diplomacia y proyectos maduramente sopesados (convertirse en presidente de Francia para después crear una suerte de nuevo Imperio romano con capitales en Roma y Atenas) contrastan con la tibieza de los líderes franceses de izquierda y derecha, éstos no inventados sino de carne (blanda) y hueso (quebradizo). Resultado, la candidata de extrema derecha, a quien Houellebecq tiene la viveza de no tocar (apenas si le toma el pelo por sus atuendos, calcados en los de Angela Merkel), obtiene el 50 por ciento de los votos frente a este musulmán "tolerante" que llega al poder con el apoyo negociado del Partido Socialista.
El lector se va enterando de lo que ocurre gracias a unos cuantos informantes que se lo van aclarando al profesor, en forma tanto menos sintética cuantas más botellas vayan vaciando. Así, la lección del joven dirigente identitario, nacionalista de extrema derecha que adhiere al movimiento de Indígenas de la República dispuestos a la guerra civil ("somos los primeros ocupantes de esta tierra y rechazamos la colonización musulmana"), va acompañada por un "buen" aguardiente de pera; la del dirigente de la policía política del Ministerio de Defensa ("para la Fraternidad Musulmana, cada niño francés debe gozar de una enseñanza islámica que en ningún caso puede ser mixta"), por un "excelente" oporto; y la del nuevo presidente de la Sorbona islamizada, comprada por los emiratos a precio de oro, por un Meursault "sublime".
Esta última conversación será la decisiva: el profesor abre la boca ante el refinamiento de una residencia desde la que se ven las Arènes de Lutèce; ante la última esposa quinceañera del presidente universitario, que en un descuido imperdonable aparece sin velo; ante la primera esposa cuarentona y regordeta que le sirve empanaditas calientes con gusto a cilantro; ante la exquisita conversación ("los humanistas tenían una alta idea de la libertad, de la dignidad humanas, ¿supongo que usted no se reconoce en ese retrato?", pregunta el anfitrión, y el huésped: "No, la simple palabra humanismo me da ganas de vomitar"), y ante las propuestas halagadoras que, sin duda, acabarán por llegar. Pero antes de recibir datos concretos sobre el sustancial aumento que le tocará por reintegrarse a la facultad, y la cantidad de esposas sumisas que le estarán destinadas ("creo que podría tener tres sin gran dificultad", considera el presidente), el candidato a converso deberá leerse un folleto de divulgación sobre la religión musulmana.
He dicho que la novela me parecía astuta, y lo es en la medida en que Houllebecq sabe propinar a sus lectores unos codazos de probada eficacia, compartiendo un "parisianismo" basado en nombres de bares y marcas de cerveza, guiñadas de complicidad pensadas para incluir entre sus lectores, hasta ahora cultísimos, ese ente colectivo llamado francés medio. Por lo demás, se trata de una tesis sobre Huysmans aguda y fascinante y de una suerte de éxtasis no místico, pero sí histórico, ante la Virgen Negra, páginas que me habría encantado leer solas y sin ningún agregado, prisioneras de una novela de tesis cosida con puntadas visibles, que intenta vendernos algo, en particular una misoginia y un desencanto de charla de café, y que lo hace sin demasiadas búsquedas formales. A las tres conferencias, la del licor de pera, la del oporto y la del Meursault, pronunciadas por personajes que, salvo el último, no forman parte de la trama sino que sirven para describir una situación y que, cumplido su papel, desaparecen del libro, se les suman las repeticiones (cualquier principiante sabe que ciertas palabras importantes como "estoy solo" ubicadas al final de un capítulo valen cuando se las pronuncia una sola vez, sobre todo cuando al autor le interesan para tratar de convencernos de que él también llora) y una adjetivación básica de la que he dado algunos ejemplos. Lo que a ese francés medio quizás le resulte más arduo de captar es que la fácil sumisión del antihéroe ("el hombre debe someterse a Dios, y la mujer, al hombre") le hace el caldo gordo a Le Pen. El respetuoso silencio de Houellebecq en relación con la gorda Marine rompe los oídos.
La belleza de esta historia que he calificado de curiosa (y justamente de belleza estamos hambrientos al terminar el libro: podemos tragarnos el antisemitismo de Céline debido al esplendor de su escritura, algo que en este caso asombra por su total ausencia) es que el desmentido provenga justamente de ese ente al que ahora, tras la manifestación del domingo 11, ya no llamaremos francés medio sino pueblo francés. Hubo antes un primer desmentido, las masacres del día 7 y del 8: no, la islamización no será suavecita ni estará manejada por musulmanes tolerantes. Si viene, será después de una guerra cruel. Y un segundo, los millones de personas que en toda Francia salieron a la calle, cosa nunca vista desde la Liberación. Una multitud de insumisos que reivindicaron el humanismo, la dignidad humana, el profundo deseo de vivir juntos. En una palabra, todo lo que a Houellebecq le produce arcadas..
Diario "La Nación"Buenos Aires, 14 DE ENERO DE 2015.

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