Auge de inversiones chinas en el exterior
ECONOMIA MUNDIAL LA SEGUNDA POTENCIAMientras el flujo de inversiones extranjeras directas declinó en el mundo en 2012, Las de China aumentaron un 17%.- LE MONDE
De petróleo (proyecto en Kazajstán), de cerdo
(rescate de la estadounidense Smithfield), de villas turísticas
(aumento de su capital en Club Med): el apetito de las empresas chinas
por lo internacional es cada vez más insaciable. Y más diversificado.
En 2012, China pasó del 6º al 3º puesto mundial de países con más inversiones directas en el exterior. Según las cifras dadas a conocer el lunes 6 por Pekín, las empresas chinas invirtieron US$87.800 millones fuera de sus fronteras el año pasado, una suba de un 17,6% frente al 2011.
China va, así, contra la corriente del resto del planeta: el flujo mundial de inversión extranjera directa (IED) cayó en 2012 un 17%, según estadísticas del país asiático.
“Las crisis de la deuda y la ralentización del crecimiento de las economías desarrolladas generaron grandes oportunidades de inversiones en el extranjero y la apreciación del renminbi apoya este proceso”, dijo el martes al China Daily Huo Jianguo, presidente de la Academia China de Comercio Internacional y Cooperación Económica .
Las cifras contabilizan, sin embargo, los flujos hacia Hong Kong (58,4% del total), región administrativa especial bajo el control de la República Popular desde 1997, pero separada por las fronteras y un sistema monetario diferente. Esta plataforma atrae las inversiones chinas por su fiscalidad mucho más ventajosa, su libertad de movimiento de capitales, su seguridad jurídica y su mercado bursátil.
Algunas de las inversiones hacia Hong Kong son redirigidas inmediatamente a otros países, otras permanecen allí y un tercer grupo retorna a China continental, práctica conocida como “round tripping”, o “ida y vuelta”.
El crecimiento de las inversiones chinas en el exterior es una tendencia fuerte, impulsada por un Estado poderoso: la estrategia de “salir” fue iniciada en 1999 por el partido comunista. Grandes grupos, como Huawei en las comunicaciones, avanzaron en los mercados extranjeros a partir de la primera mitad de la década de 2000.
Llevar a las compañías chinas fronteras afuera es un objetivo nacional, inscripto en el 12º plan quinquenal. Según esta hoja de ruta, que rige hasta fin de 2015, la IED china debe aumentar un 17% en promedio cada año.
Recién en los últimos cinco años se multiplicaron las adquisiciones. Eso explica por qué China aun se encuentra en el 12º puesto en términos de stock acumulado de inversiones extrafronterizas: US$531.900 millones a fin de 2012, es decir 10,2% del monto de las inversiones realizadas por EE.UU.
Para apoyar a las empresas que dan el paso, los bancos del Estado son imprescindibles. Sobre todo el banco de importación-exportación, el Eximbank, y el banco de desarrollo, el “CDB”, creado en 1994 para financiar en las provincias los grandes proyectos de infraestructura. “El CDB y el Eximbank juegan un papel fundamental, participan en la mayoría de las operaciones relacionadas con los recursos naturales”, dice André Loesekrug-Pietri, presidente del fondo A Capital.
Así fue como Volvo, adquirida por la automotriz Geely en 2010, se benefició con un préstamo de 922 millones de euros del CDB a fin del año pasado para sus planes de reestructuración y crecimiento.
Si Pekín hoy informa sobre esta expansión transnacional es básicamente para enviar un mensaje a sus empresas, en un momento de ralentización y de menos financiación. Porque las inversiones chinas afuera cayeron más de un tercio en el primer trimestre de 2013: de 41.500 millones de euros un año atrás a US$27.600 millones, según Price WaterhouseCoopers.
Salir de las fronteras es imperioso para China y sus empresas. Se trata, también, de asegurar, en primer lugar, los suministros estratégicos. El acceso a los recursos naturales representa el 59% de las inversiones directas chinas realizadas en 2012 (contra 51% en 2011). Los actores del sector son, en su mayoría, grupos estatales.
Las demás operaciones, que involucran sobre todo a privados, apuntan a diversificarse y a desarrollar marcas con imagen de calidad, que sumen valor agregado.
“Las empresas chinas salen al mundo para desarrollar su imagen de marca y sumar tecnología”, señala Bala Ramasamy, profesor de economía en la Escuela de Comercio Internacional de Shanghai.
Por caso, esto es lo que llevó a Geely a comprar Volvo. Y también es lo que explica las recientes operaciones en el sector agroalimentario. El productor lechero Synutra se volcó a Gran Bretaña para producir leche de calidad para lactantes. Al adquirir Smithfield (el mayor productor de carne de cerdo estadounidense), el grupo Shuanghui apunta tanto a bajar costos de producción como a tener un producto de mejores rendimientos y una imagen cualitativa muy superior.
En 2012, China pasó del 6º al 3º puesto mundial de países con más inversiones directas en el exterior. Según las cifras dadas a conocer el lunes 6 por Pekín, las empresas chinas invirtieron US$87.800 millones fuera de sus fronteras el año pasado, una suba de un 17,6% frente al 2011.
China va, así, contra la corriente del resto del planeta: el flujo mundial de inversión extranjera directa (IED) cayó en 2012 un 17%, según estadísticas del país asiático.
“Las crisis de la deuda y la ralentización del crecimiento de las economías desarrolladas generaron grandes oportunidades de inversiones en el extranjero y la apreciación del renminbi apoya este proceso”, dijo el martes al China Daily Huo Jianguo, presidente de la Academia China de Comercio Internacional y Cooperación Económica .
Las cifras contabilizan, sin embargo, los flujos hacia Hong Kong (58,4% del total), región administrativa especial bajo el control de la República Popular desde 1997, pero separada por las fronteras y un sistema monetario diferente. Esta plataforma atrae las inversiones chinas por su fiscalidad mucho más ventajosa, su libertad de movimiento de capitales, su seguridad jurídica y su mercado bursátil.
Algunas de las inversiones hacia Hong Kong son redirigidas inmediatamente a otros países, otras permanecen allí y un tercer grupo retorna a China continental, práctica conocida como “round tripping”, o “ida y vuelta”.
El crecimiento de las inversiones chinas en el exterior es una tendencia fuerte, impulsada por un Estado poderoso: la estrategia de “salir” fue iniciada en 1999 por el partido comunista. Grandes grupos, como Huawei en las comunicaciones, avanzaron en los mercados extranjeros a partir de la primera mitad de la década de 2000.
Llevar a las compañías chinas fronteras afuera es un objetivo nacional, inscripto en el 12º plan quinquenal. Según esta hoja de ruta, que rige hasta fin de 2015, la IED china debe aumentar un 17% en promedio cada año.
Recién en los últimos cinco años se multiplicaron las adquisiciones. Eso explica por qué China aun se encuentra en el 12º puesto en términos de stock acumulado de inversiones extrafronterizas: US$531.900 millones a fin de 2012, es decir 10,2% del monto de las inversiones realizadas por EE.UU.
Para apoyar a las empresas que dan el paso, los bancos del Estado son imprescindibles. Sobre todo el banco de importación-exportación, el Eximbank, y el banco de desarrollo, el “CDB”, creado en 1994 para financiar en las provincias los grandes proyectos de infraestructura. “El CDB y el Eximbank juegan un papel fundamental, participan en la mayoría de las operaciones relacionadas con los recursos naturales”, dice André Loesekrug-Pietri, presidente del fondo A Capital.
Así fue como Volvo, adquirida por la automotriz Geely en 2010, se benefició con un préstamo de 922 millones de euros del CDB a fin del año pasado para sus planes de reestructuración y crecimiento.
Si Pekín hoy informa sobre esta expansión transnacional es básicamente para enviar un mensaje a sus empresas, en un momento de ralentización y de menos financiación. Porque las inversiones chinas afuera cayeron más de un tercio en el primer trimestre de 2013: de 41.500 millones de euros un año atrás a US$27.600 millones, según Price WaterhouseCoopers.
Salir de las fronteras es imperioso para China y sus empresas. Se trata, también, de asegurar, en primer lugar, los suministros estratégicos. El acceso a los recursos naturales representa el 59% de las inversiones directas chinas realizadas en 2012 (contra 51% en 2011). Los actores del sector son, en su mayoría, grupos estatales.
Las demás operaciones, que involucran sobre todo a privados, apuntan a diversificarse y a desarrollar marcas con imagen de calidad, que sumen valor agregado.
“Las empresas chinas salen al mundo para desarrollar su imagen de marca y sumar tecnología”, señala Bala Ramasamy, profesor de economía en la Escuela de Comercio Internacional de Shanghai.
Por caso, esto es lo que llevó a Geely a comprar Volvo. Y también es lo que explica las recientes operaciones en el sector agroalimentario. El productor lechero Synutra se volcó a Gran Bretaña para producir leche de calidad para lactantes. Al adquirir Smithfield (el mayor productor de carne de cerdo estadounidense), el grupo Shuanghui apunta tanto a bajar costos de producción como a tener un producto de mejores rendimientos y una imagen cualitativa muy superior.
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