Diario "La Capital". Rosario, Miércoles, 05 de agosto de 2015 01:00
¿Forzaron las bombas de Hiroshima y Nagasaki la capitulación de Japón?
Se cumplen 70 años del infierno radiactivo. Para muchos
historiadores, el ejército imperial ya estaba derrotado. Apuntan a la
declaración de guerra de la ex Unión Soviética.
Recordación. Una sobreviviente japonesa reza frente a la emblemática estructura de Hiroshima.
Por Lars Nicolaysen-Tegge y Pat Reber / DPA
El Holocausto nuclear segó de golpe la vida de
cientos de miles de personas en Japón. Hoy, 70 años después, muchos
estadounidenses creen en la versión oficial: la bomba lanzada el 6 de
agosto de 1945 sobre Hiroshima y la de Nagasaki, tres días después,
evitaron una invasión, salvando cientos de miles de vidas de soldados
estadounidenses y de civiles japoneses. ¿Es así? El hecho es que Japón
ya estaba prácticamente vencido cuando cayeron las bombas.
Para varios historiadores renombrados, entre ellos
Tsuyoshi Hasegawa, de la universidad de California, no fue la bomba la
que forzó la capitulación del ejército del emperador Hirohito el 15 de
agosto, sino más bien la declaración de guerra de la Unión Soviética
contra Japón del 8 de agosto de 1945. De hecho, la cúpula japonesa no
parecía estar muy impresionada por el nivel de destrucción en Hiroshima.
"No hubo una reunión de crisis (del Consejo Supremo de Guerra en Japón)
después de Hiroshima", recuerda el investigador estadounidense Ward
Wilson.
No podía ganar. Para el gobierno
nipón sólo se trataba de la destrucción de una ciudad más con bombas
incendiarias. Ya durante las semanas previas a Hiroshima, el ejército de
Estados Unidos había realizado los peores bombardeos durante la Segunda
Guerra Mundial contra 60 ciudades japonesas, entre ellas Tokio. Para
Japón estaba claro que ya no podía ganar la guerra. Una de las dos
opciones que le quedaban consistía en terminar la guerra en las mejores
condiciones posibles. "Para el gobierno japonés, el mayor problema era
la insistencia en una capitulación incondicional, ya que esta equivalía a
cuestionar el mantenimiento de la monarquía, equiparada con la nación
japonesa", escribió el experto Florian Coulmas. De hecho, hubo intentos
de parte de Japón de lograr una paz negociada. Desde mayo de 1945, Tokio
estaba en negociaciones con la Unión Soviética, entonces un país
neutral. Los japoneses esperaban que Moscú interviniera como mediador.
La última gota de sangre. Otra
opción era continuar la guerra contra los aliados hasta la última gota
de sangre. Cuando la bomba atómica cayó sobre Hiroshima, a Japón todavía
le quedaban ambas opciones. No fue hasta la invasión militar soviética
en Manchuria cuando el gobierno nipón se dio cuenta de que ya no había
solución. Solo entonces, en la mañana del 9 de agosto, el Consejo
Supremo de Guerra comenzó a discutir sobre una capitulación
incondicional. El mismo día, Estados Unidos arrojó una segunda bomba
nuclear sobre Nagasaki. Sin embargo, en el momento del lanzamiento ya
estaba reunido el Consejo Supremo de Guerra. "De hecho, la entrada de la
Unión Soviética en la guerra fue un factor más importante que las
bombas atómicas para que Japón aceptara una capitulación", concluye el
profesor Hasegawa.
Para el presidente estadounidense Harry Truman,
probablemente fue la decisión más difícil de su vida. Y es que había
suficientes motivos para descartar el lanzamiento de una bomba atómica:
ya a mediados de 1944 estaba claro para Estados Unidos que la
capitulación de Japón solo era cuestión de tiempo.
La suspendida invasión. Con la
operación "Downfall" (Caída), planeada para octubre de 1945, Estados
Unidos esperaba derrotar definitivamente a Japón. La invasión, que
debería comenzar con un ataque a la isla Kyushu, seguía siendo hasta
pocas semanas antes del lanzamiento de la bomba sobre Hiroshima el plan
vigente para Estados Unidos.
Al final, sin embargo, para Truman, que había asumido
la presidencia de Estados Unidos en abril del mismo año, la mayor
prioridad era ésta: poner fin a la guerra cuanto antes y con el menor
número posible de víctimas norteamericanas y al menor costo posible.
Este era el objetivo "global" cuando ya estaba fabricada la bomba
atómica, explica el investigador Nathan Donohue, del Centro de Estudios
Estratégicas e Internacionales (CSIS, en sus siglas en inglés).
Además, Truman se veía obligado a justificar los
ingentes costos del programa para el desarrollo de armas nucleares:
hasta finales de 1945, este programa había devorado no menos que 1.900
millones de dólares, cantidad que equivaldría hoy a casi 25.000 millones
de dólares (22.300 millones de euros).
Desafío a Moscú. En opinión del
historiador Samuel Walker, Estados Unidos también optó por el
lanzamiento de la bomba atómica para exhibir su poder ante la Unión
Soviética. En vista del control soviético sobre Europa del Este y el
inminente fin de la guerra, Hiroshima se convirtió en un importante
desafío lanzado contra Moscú.
Además, el bombardeo contra civiles se había
convertido trágicamente en una práctica normal en 1945. Y no en último
lugar, Washington estaba buscando una respuesta adecuada al ataque
japonés a Pearl Harbor, en diciembre de 1941. Cuando un general
cuestionó el uso de la bomba atómica, Truman le contestó: "Si tú debes
acabar con una bestia, debes tratarla como una bestia".
En Japón, la historia de las bombas atómicas
inevitablemente está determinada por la perspectiva de las víctimas.
Sólo pocos japoneses aceptan que Hiroshima fuese un "castigo justo" por
la guerra de agresión de Japón. Aunque la mayoría de los nipones admiten
que su país cometió injusticias, opinan que el uso de las bombas
atómicas fue un crimen contra civiles inocentes. ¿Podría haber evitado
Japón esas bombas atómicas?
El papel de Hirohito. Muchos
historiadores acusan al gobierno japonés de aquel entonces, dominado por
el ejército imperial, de haber impuesto la guerra a su propia población
durante demasiado tiempo con su posición inflexible de no aceptar una
capitulación incondicional. Según el historiador Herbert Blix, el
emperador Hirohito, a quien los japoneses veneraban como Dios, tuvo una
responsabilidad decisiva por esa posición. "Junto con los halcones
militares en su gobierno, (Hirohito) fue corresponsable de los muertos
de Hiroshima y Nagasaki", concluye el experto Coulmas.
El proyecto Manhattan
La primera bomba de prueba explotó el 16 de julio de
1945 en una torre de acero en el desierto de Nuevo México, EEUU. Tres
semanas después, aviones estadounidenses arrojaron las primeras bombas
sobre Japón: “Little Boy” sobre Hiroshima, el 6 de agosto, y “Fat Man”
sobre Nagasaki, el 9 de agosto. Impresionado por los efectos
destructivos, director del proyecto Manhattan, Robert Oppenheimer, se
distanció de los ensayos nucleares.
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