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sábado, 6 de junio de 2015

PREMIO NOBEL DE LA PAZ 2013 El Premio Nobel de la Paz, en buenas manos


Editorial II

El Premio Nobel de la Paz, en buenas manos

La distinción otorgada a la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) debería alentar la destrucción de peligrosos arsenales

La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), con sede en La Haya, acaba de ser correctamente distinguida con el Premio Nobel de la Paz por su labor de control y destrucción de armas químicas a lo largo de 15 años, que contribuye ciertamente a la paz y seguridad internacionales. Se trata de una decisión acertada y oportuna, que cabe aplaudir, sin retaceos de ninguna naturaleza.
Al anunciarlo, el Comité del Premio Nobel señaló que "los tratados y la labor de la OPAQ han logrado que se defina el uso de las armas químicas como un tabú bajo las leyes internacionales". Lo que es efectivamente así en la comunidad internacional, pese a que, paradójicamente, en la última reunión del llamado G-20, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner dio a entender a sus pares que en su siempre particular visión de las cosas no habría demasiada diferencia entre recurrir a ellas o utilizar las armas convencionales.
Por esto quizá la dura observación reflejada en la edición del diario británico Financial Times del sábado último, cuando informó a sus lectores que precisamente en esa última reunión del G-20 los líderes del mundo ignoraron a nuestra mandataria, desenchufando sus auriculares en cuanto ella tomó la palabra y comenzó a hablar, lo que debe tenerse como una forma clara y compartida de calificar de irrelevante lo que la mandataria argentina tuviera que manifestar.
La multilateral OPAQ ha sido recientemente encargada de supervisar en el terreno el desmantelamiento del peligroso y diversificado sistema de armas químicas de destrucción masiva del gobierno sirio, luego de que éste las utilizara contra su propio pueblo, el pasado 21 de agosto, en un ataque llevado a cabo en las cercanías de la vieja ciudad de Damasco, y provocara así cientos de víctimas civiles inocentes que fallecieron en el horror.
Los países miembros de la OPAQ deberían haber destruido sus respectivos arsenales de armas químicas antes de la fecha límite que fuera oportunamente acordada: abril del año pasado. Ni Rusia ni Estados Unidos han aún destruido por completo sus respectivos inventarios, aunque por sus posiciones de liderazgo en la comunidad internacional ambos países deberían dar el ejemplo a los demás.
La distinción otorgada a la OPAQ tendría que obrar de recordatorio para todos acerca de la necesidad de eliminar de la faz de la tierra las armas químicas, cuyo uso, como es bien sabido, constituye un crimen de guerra, esto es, un delito de lesa humanidad cometido en el transcurso de un conflicto armado interno o internacional..
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Un Nobel de la Paz con sello argentino


La semana pasada, la Fundación Nobel adjudicó el Premio Nobel de la Paz a la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ). Nuestro país jugó un papel central en la creación, consolidación y el liderazgo de esa institución, demostrando una nueva contribución a la paz mundial, como antes lo hicieran dos argentinos galardonados con el mismo premio: Carlos Saavedra Lamas en 1936 y Adolfo Pérez Esquivel en 1980.
La diplomacia argentina fue una de las principales impulsoras del mundo de los regímenes de control de armamentos y de la creación de la OPAQ. La Convención para la Prohibición del Desarrollo, Producción y Almacenamiento de las Armas Químicas fue firmada en 1993 en Ginebra bajo la presidencia del diplomático argentino Roberto García Moritán. En el marco de esa convención se creó la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) con el mandato de destruir estos arsenales "con plazo determinado y verificación internacional uniforme".
Fue un diplomático argentino, Rogelio Pfirter, quien lidero la OPAQ durante la mayor parte de su existencia, entre 2002 y 2010
Nuestra diplomacia propuso al embajador brasileño José Bustani como primer Director General de la OPAQ, consolidando el trabajo común de ambos gobiernos en la cuestión. Pero fue un diplomático argentino, Rogelio Pfirter, quien lidero la OPAQ durante la mayor parte de su existencia, entre 2002 y 2010. Durante su gestión, el organismo adquirió mayor presencia mediante inspecciones periódicas y convenciendo a los países más reticentes, como Estados Unidos, Rusia, India y Corea del Sur, a deshacerse de las armas químicas. El prestigio así conseguido es el que permitió la presión sobre Siria para que suscriba la convención y acepte las inspecciones orientadas a destruir su arsenal.
Así, en buena medida este premio Nobel se debe a la labor de la diplomacia argentina. Queda demostrada una vez más su capacidad de articular políticas beneficiosas para el sistema internacional y para actuar en el escenario principal, ocupando el lugar que merece. Lamentablemente, también queda demostrado el efecto dañino de un gobierno que no entiende ni la importancia de la política exterior ni el papel que le corresponde jugar a nuestro país en el mundo.
En buena medida este premio Nobel se debe a la labor de la diplomacia argentina
Como es sabido, cuando surgió la crisis en Siria por el uso de armas químicas, el Secretario General de las Naciones Unidas Ban ki Moon pidió por el hombre de mayor experiencia y prestigio mundial para asumir el liderazgo de la investigación, Rogelio Pfirter. Nuestro gobierno lo vetó. Que se entienda bien el significado del veto: no permitió que un diplomático argentino, pedido por el Secretario General y con el apoyo de Rusia, EE.UU. y los otros países principales con intereses en el conflicto, liderara la resolución de uno de los temas más sensibles y urgentes del momento. El Gobierno demostró, con ese gesto, que no consideraba importante contribuir de manera proactiva a la paz mundial ni asegurar la presencia argentina en los lugares de sensibilidad estratégica. Si no fuera por esa actitud, hoy las inspecciones estarían en manos de un diplomático argentino y este Premio Nobel tendría aún más nuestro sello y el de la región..
 

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