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viernes, 19 de junio de 2015

IRAK 2014 Una crisis política hunde aún más en el caos a Irak




El retorno de la violencia / Otro frente en medio de la ofensiva jihadista

Una crisis política hunde aún más en el caos a Irak

El presidente nombró a un nuevo primer ministro para formar gobierno, pero Al-Maliki se niega a dejar el cargo
BAGDAD.- Mientras los jihadistas sunnitas prosiguen su feroz ofensiva en el norte del país que amenaza con provocar un desastre humanitario, una crisis política hundió ayer aún más en el caos a Irak, después de que el presidente Fuad Masum nombrara al chiita Haider al-Abadi como primer ministro, en reemplazo del muy cuestionado Nouri al-Maliki, que no esta dispuesto a dejar el cargo.
"El país está ahora en sus manos", le dijo Masum a Al-Abadi, hasta ahora vicepresidente del Parlamento, que tendrá la titánica tarea de formar un gobierno de unidad en los próximos 30 días y salvar al país de la desintegración.
El caos político no sólo resonó en Bagdad, sino que complicó aún más a los cientos de miles de refugiados que huyen del avance del grupo jihadista Estado Islámico (EI) y se encuentran atrapados en el monte Sinjar, sin agua ni comida.
Tanto Estados Unidos, que comenzó la semana pasada a bombardear posiciones de los extremistas islámicos en el país, como la Unión Europea (UE) aplaudieron de inmediato la designación del nuevo premier en lugar de Al-Maliki, a quien acusan de dividir a Irak y alienar a la minoría sunnita.
"Este nuevo liderazgo tiene la difícil tarea de recuperar la confianza de sus ciudadanos con un gobierno inclusivo", declaró desde la isla de Martha's Vineyard, donde pasa sus vacaciones, Barack Obama, que urgió a una transición pacífica del poder en Bagdad. "La única solución es que los iraquíes se unan y formen un gobierno inclusivo", dijo el presidente, que realizó reiteradas críticas a Al-Maliki por gobernar en forma excluyente para favorecer a la mayoría chiita iraquí.
Minutos más tarde, un combativo Al-Maliki dijo que la nueva designación "no tendrá efectos".
"Yo continúo con mi nominación. Estados Unidos se puso del lado de los que violaron la Constitución", añadió el primer ministro saliente.
Sus declaraciones tuvieron el mismo tono desafiante de anteanoche, cuando en un discurso televisivo amenazó con demandar a Masum por abuso de autoridad, y desplegó luego a sus fuerzas de elite en las principales calles de Bagdad, en una demostración de fuerza.
Pese a las fuertes críticas por su autoritarismo y su política sectaria, que condujo a ganarse la animosidad de los sunnitas, Al-Maliki, en el poder desde 2006, quería ser elegido para un tercer período basándose en su victoria en las elecciones del 30 de abril, en las que su partido, Estado de Derecho, resultó la fuerza más votada.
La Constitución iraquí estipula que el presidente debe encargar formar gobierno al candidato del principal bloque del Parlamento. Pero semanas atrás se abrió una disputa jurídica para determinar si este bloque es la coalición Estado de Derecho, de Maliki, o la ahora más amplia Alianza Nacional, que presentó la candidatura de Al-Abadi para reemplazar al premier. Tras el nombramiento de Al-Abadi, Estado de Derecho anunció que impugnará ante la justicia su designación. El bloque comunicó que 43 legisladores de los 53 que tiene el partido en total confirmaron su oposición al nombramiento de Al-Abadi como primer ministro. Por el contrario, la también chiita Alianza Nacional respaldó su nombramiento con el apoyo de 127, del total de 173 diputados que tiene.
Ante el temor a un golpe de Estado, el representante especial de la ONU en Bagdad, Nikolai Mladenov, instó a las fuerzas iraquíes a "abstenerse de interferir en la transferencia democrática de la autoridad política", máxime cuando Al-Maliki cuenta con muchos apoyos en el seno de las fuerzas armadas.
El vicepresidente norteamericano, Joe Biden, por su parte, afirmó que el nombramiento de Al-Abadi constituye "una etapa crucial", tras meses de bloqueo político en Bagdad.
Al-Abadi, que pasó décadas en el exilio en Gran Bretaña durante el mandato del dictador sunnita Saddam Hussein, instó a la unidad nacional ante la campaña "barbárica" del EI, que provocó el desplazamiento de miles de personas de sus hogares en su intento por llegar a Bagdad desde el Norte y el Oeste para consolidar su "califato" declarado en Irak y Siria. "Todos tenemos que cooperar para enfrentar la campaña del terrorismo lanzada en Irak y detener a los terroristas", dijo Al-Abadi, cuyo nombre ya había sonado como posible relevo de Al-Maliki en 2010.
La comunidad internacional reclama desde hace tiempo la formación de un gobierno de unidad para detener la ofensiva del EI, lanzada el 9 de junio, que obligó a cientos de miles de personas, en especial a las minorías religiosas, a abandonar sus hogares. Muchos de ellos se encuentran atrapados en las áridas montañas alrededor de Sinjar, donde tratan de sobrevivir al hambre y a los jihadistas. Su meta es alcanzar la frontera con Siria, otro país en guerra civil, pero por ahora sólo un 40% logró recibir las ayudas de primera necesidad, como comida y agua, lanzadas en paracaídas desde aviones occidentales.
Del editor: cómo sigue.El respaldo internacional era uno de los activos de Al-Maliki. Ahora que no lo tiene, sólo a fuerza de más violencia podrá retener su cargo.
Agencias AFP, AP, DPA, EFE y Reuters.
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La intervención, un ejemplo de manual del método Obama

Por   | El País

Barack Obama es el comandante en jefe del ejército más poderoso de la historia. También es un líder que, desde que llegó al poder, se ha esforzado, a veces de manera agónica, en delimitar los límites del poder de su país. La última intervención aérea en Irak es un ejemplo de manual del método Obama.
El trauma por la fallida invasión en Irak en 2003, cuando George W. Bush era presidente, pervive en Estados Unidos. Pocas cosas temía tanto Obama, que retiró las tropas de la Mesopotamia, como ver repetidos en un mismo titular las palabras "Estados Unidos", "bombas" e "Irak".
Pero la nueva misión, que empezó el viernes, tiene poco que ver con la anterior. Con el republicano Bush, todo era posible: encontrar armas de destrucción masiva, cambiar de régimen, democratizar Medio Oriente. Con el demócrata Obama ocurre lo contrario: la misión se define por sus límites y por lo que no es posible.
Las primeras críticas del Partido Republicano llegan por este flanco: la primera potencia mundial no debe renunciar a todas sus capacidades si quiere apagar el incendio en Irak y los países vecinos.
Primer límite de Obama en Irak: Estados Unidos no enviará tropas terrestres. Segundo: el objetivo inmediato se circunscribe a evitar la toma de Erbil, la capital del Kurdistán iraquí, por los jihadistas y a impedir la matanza de la minoría yazirí. Y tercero: cualquier estrategia más amplia que busque ya no contener sino derrotar al Estado Islámico (EI) requiere el liderazgo de los líderes iraquíes, ahora divididos e incapaces de frenar solos la insurgencia (ver aparte).
En una carta al Congreso, Obama comunicó, de acuerdo con la resolución de poderes de guerra, que las operaciones militares serían "limitadas en su alcance y duración". Pero el sábado, antes de irse de vacaciones, Obama dijo que la operación no sería una cuestión de semanas, sino un "proyecto a largo plazo".
El jurista Jack Goldsmith, que trabajó con Bush, señala en el blog Lawfare otra posible incoherencia. En septiembre de 2013, cuando se aprestaba a lanzar contra Siria una intervención aérea también "limitada en su alcance y duración", Obama pidió un voto al Congreso. Esta vez no lo ha pedido, aunque es cierto que, al contrario que en Siria, cuenta con el permiso de Bagdad para intervenir.
La principal incoherencia podría parecer el regreso a Irak pese a prometer pasar página en este país. Pero la operación, tal como se ha desarrollado en los primeros días, pone práctica de manera fiel las ideas que Obama ha desgranado a lo largo de más de una década, desde antes de llegar a la Casa Blanca, en enero de 2009.
Obama nunca fue un pacifista. "No me opongo a todas las guerras. Me opongo a las guerras tontas", dijo en una concentración contra la invasión de Irak el 2 de octubre de 2002.
"El mal existe en el mundo. Un movimiento no violento no habría podido detener a los ejércitos de Hitler. Las negociaciones no pueden convencer a los líderes de Al-Qaeda de que depongan las armas", dijo el 10 de diciembre de 2009, al recibir el Premio Nobel de la Paz, en un discurso que fue una defensa de la guerra justa. "Parte de nuestro desafío es reconciliar dos verdades aparentemente irreconciliables: que la guerra a veces es necesaria y que la guerra, a un cierto nivel, es una expresión de la locura humana."
En la academia militar de West Point, en mayo, Obama precisó las condiciones en las que su país puede intervenir militarmente en otro. "Estados Unidos usará la fuerza, si es necesario unilateralmente, cuando nuestros intereses fundamentales lo requieran: cuando nuestra gente esté amenazada, cuando nuestros medios de vida estén en juego, cuando la seguridad de nuestros aliados esté en peligro", dijo. Esta condición justificaría los bombardeos para proteger a los diplomáticos y militares norteamericanos destacados en Erbil.
En West Point, el presidente distinguió estas operaciones -destinadas a defender el interés nacional norteamericano- de otras en defensa de los derechos humanos o de la estabilidad global. En estos casos, dijo, "el umbral para la acción militar debe ser más alto" y Estados Unidos "no debería ir sólo", sino "movilizar a aliados y socios en una acción colectiva". Así se explica por qué Obama no quiere encabezar la lucha para derrotar al EI.
"Esto se está convirtiendo, tal como hemos anticipado durante tiempo, en un conflicto regional que amenaza la seguridad de los Estados Unidos", dijo el senador republicano John McCain en la cadena CNN.
El de Obama no es un mundo de blancos y negros, sino de matices y claroscuros, de argumentos alambicados más propios de un hombre en permanente debate consigo mismo y del jurista que el presidente es por formación que de un líder decidido y abanderado de la "claridad moral" -por usar una palabra frecuente en los años posteriores al 11-S- como lo fue George W. Bush..
 
EL COMPLEJO REPARTO DEL PODER EN IRAK
 
 

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