Domingo 06 de julio de 2014 |
Sobornos
La corrupción crece, aunque se la condene cada vez más
En semanas, estallaron casos en Francia, España y China
PARÍS.-
"El talento se hace raro y la corrupción avanza. Esa corrupción es el
arma de la mediocridad que abunda, cuya acerada punta sentirán donde
quiera que vayan", anotó Honoré de Balzac en 1835 en las páginas de Papá
Goriot.
Esa célebre frase del autor de Lacomedia humana fue
apenas el recordatorio de un fenómeno que es tan viejo como el mundo y
que sigue minando a las sociedades con una persistencia que provoca
desconcierto.Como muestran impactantes casos de las últimas semanas en Francia, España, China y la Argentina, la corrupción en la política y en los gobiernos es cada vez más cuestionada por las sociedades e investigada por la justicia. Sin embargo, paradójicamente, el fenómeno no para de crecer en todo el mundo.
En los últimos diez días, Francia fue sacudida por la detención provisoria e inculpación del ex presidente conservador Nicolas Sarkozy. Los jueces sospechan que prometió un alto cargo en Mónaco a un magistrado del tribunal de casación, a cambio de informaciones sobre el estado de varias investigaciones judiciales que le conciernen.
En la Argentina, mientras trata de evitar el default tras la decisión de la justicia de Estados Unidos de pagarles a los fondos buitre, el Gobierno sufrió otro duro golpe con el procesamiento de su vicepresidente Amado Boudou, también acusado de corrupción.
En China, el general Xu Caihou era, hasta el año pasado, vicepresidente de la Comisión Militar Central, uno de los órganos más importantes del país, pues -desde ese puesto-comandaba el Ejército Popular de Liberación. A los 71 años, Xi acaba de ser relevado de sus funciones y será sometido a una corte marcial. Según la prensa china, el general es acusado de utilizar su posición para favorecer la promoción de ciertos miembros de su familia y de aceptar sobornos.
En España, el flamante nuevo rey, Felipe VI, tiene el desafío de despegar a la casa real del escándalo de desvío de fondos públicos por el que están procesados su hermana, la infanta Cristina, y su cuñado Iñaki Urdangarin. Ambos son sospechosos de lucrar ilegalmente con dinero público a través de la falsa ONG Nóos.
La corrupción, sin embargo, no necesariamente se manifiesta en los más altos niveles. En Tanzania, 13 funcionarios fueron detenidos esta semana por exigir dinero a los pasajeros que llegaban al país por el aeropuerto de la capital. Mientras que en la India, Ram Singh, un modesto trabajador de 22 años cuyos ingresos mensuales no superan los 75 dólares, pasó tres años pagando $ 15 cada mes para obtener la tarjeta de racionamiento que le corresponde por ley para alimentar a sus hijos.
Según la ONG Transparencia Internacional, una persona de cada cuatro pagó algún tipo de soborno el año pasado en el mundo. En su último informe anual, la organización basada en Berlín estimó que 70% de los países tienen un "problema serio" de venalidad entre sus funcionarios. Ninguno de los 177 países estudiados en 2013 obtuvo una nota perfecta.
Más preocupante aún: en el informe de 2013 más de 50% de los encuestados afirmó estar convencido de que la corrupción aumentó en los últimos años y 27% reconoció haber pagado sobornos de algún tipo a fin de acceder a un servicio público o institucional.
La casi totalidad de quienes participaron en la encuesta están convencidos de que la tendencia se mantendrá, mientras que el 88% no cree en la capacidad de sus respectivos gobiernos para luchar contra la corrupción.
El estudio de Transparencia Internacional permitió además individualizar las cinco categorías que, a juicio de la gente, están más sujetas a la corrupción: la policía, la justicia, la administración pública, los partidos políticos y los propios ciudadanos.
El informe revela que, por falta de confianza en sus gobiernos, 21% de los ciudadanos no está dispuesto a denunciar un hecho de corrupción. En 16 de los países estudiados, la mayoría de la gente prefiere mantener silencio por temor a represalias.
Acostumbramiento
El grave problema es el fenómeno de acostumbramiento general. Mientras más frecuentes son las inculpaciones de personalidades políticas o dirigentes de grandes empresas, menos interés demuestra la gente."Esos escándalos retienen la atención durante algunos días y después caen en el olvido. Los medios se apropian del affaire y pasan a otra cosa con la velocidad de la luz", señala el sociólogo francés François Dubet. "La opinión pública concluye que el poder, sea político o financiero, está obligatoriamente acompañado de deshonestidad y que, en el fondo, eso confirma lo que siempre se dice de la naturaleza humana", agrega.
En la percepción social, nada es completamente blanco o negro. "La gente adora a Diego Maradona a pesar de sus excesos y sus años de drogadicción. Silvio Berlusconi fue acusado de corrupción, conexiones con la mafia, condenado e incluso tuvo una vida privada al límite de la pornografía. Sin embargo, fue reelegido varias veces mediante el voto popular", señala Dubet.
En ciertos casos, una gestión que favorece el bienestar popular, aun cuando no tenga la mejor imagen de transparencia, es más fuerte que el idealismo: "Roban, pero hacen" es la justificación.
En su estudio anual 2013, Global Fraud Survey entrevistó a 2700 ejecutivos de 59 países. El 11% de ellos justificó el pago de sobornos a fin de sostener el crecimiento de su empresa en épocas de crisis. Todos los terrenos de la actividad humana son afectados por la corrupción.
Ella existe en la historia de los Estados y los pueblos desde el origen de los tiempos, incluso está mencionada en la Biblia. Se trata de un fenómeno que siempre sirvió para el enriquecimiento personal y la extensión territorial.
En Francia, primeros ministros como Rouen, durante el reinado de Luis XII; Richelieu, con Luis XIII, o Mazarino, durante la regencia de Ana de Austria, se sirvieron de su posición al frente del Estado para enriquecerse en forma colosal, confundiendo los dineros del Estado con sus fortunas personales. Esos "beneficios" siempre fueron utilizados por el poder político para recompensar y enriquecer a aquellos que los apoyaban. Y si bien en la actualidad la corrupción adquiere otras formas, los objetivos siguen siendo los mismos.
En Alcibíades, Platón desarrolla la idea de que, para gobernar a los demás, un líder debe antes gobernarse a sí mismo. El origen de la política como vocación reposa sobre ese ideal platónico capaz de guiar a un dirigente hacia el bien común y alejarlo de la corrupción. Desde entonces, sin embargo, esa visión casi metafísica del acto de gobernar parece no haber pasado de ser una perfecta ilusión..
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