miércoles, 7 de enero de 2015

VATICANO. LA RENUNCIA DE BENEDICTO XVI. 2013.



El anuncio en latín que dejó a todos petrificados

El relato de la periodista de la agencia ANSA que fue la primera en difundir la noticia de la renuncia
Por   | Agencia Ansa
CIUDAD DEL VATICANO.- "Los he convocado a este Consistorio no solo para las tres canonizaciones, sino también para comunicarles una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia."
Benedicto XVI anunció en latín que dejará el pontificado el 28 de febrero. Habló con voz solemne y seria, el rostro algo cansado. Los cardenales y obispos lo escucharon en el más absoluto silencio.
Ayer era un día festivo en el Vaticano por el aniversario de los llamados Pactos Luteranos, razón por la cual había pocos periodistas en la sala de prensa para cubrir una noticia con poco appeal mediático.
El anuncio llegó después de unos 20 minutos de declaraciones en latín: primero habló el cardenal Angelo Amato, luego el mismo Papa, que en la lengua de la Iglesia fue marcando la fecha de los nuevos santos.
Había colegas italianos, mexicanos y franceses. De repente, toda la sala de prensa pareció quedar petrificada. En un latín límpido y fluido, el Papa pronunció las frases clave del anuncio: una declaración clara, pero que personalmente a muchos de los presentes no pareció ser cierta. Simplemente, no lo podíamos creer.
"Entendí mal", me decía al releer mis apuntes, tras haber traducido al italiano. Traté de mantener los nervios bajo control, pese a que las piernas me temblaban. Estaba frente a mi computadora, mientras seguía escuchando. Traté de verificar lo que había escuchado, pero mis fuentes no atendían el teléfono. Apenas terminó de hablar el Papa, el decano de los cardenales, Angelo Sodano, definió lo que había escuchado como "un relámpago en el cielo sereno".
"Vamos, lo escuchaste con tus propios oídos", me dije, poco antes de escribir la noticia, con una prioridad "B" (Boletín), según los códigos de las agencias de noticias. Annalisa, una de mis compañeras de la redacción, la elevó a "Flash", o sea, prioridad absoluta. Ella misma advirtió a la dirección de ANSA y la noticia fue transmitida.
Luego empecé a lagrimear, algo que los periodistas no hacemos. Siempre he tenido bien separado del trabajo mi fe en Dios y la admiración por el Papa, pero esta noticia fue demasiado..
 
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El Gobierno, cauteloso, evitó tomar una posición

En la Casa Rosada guardaron silencio mientras crecía la expectativa de que la renovación papal llegue junto con cambios a nivel local
Por   | LA NACION
El Gobierno evitó ayer hacer comentarios sobre la sorpresiva renuncia del papa Benedicto XVI y optó por la cautela, a la espera de conocer el nombre de quien será su reemplazante en la Santa Sede.
Más allá de los silencios, en la Casa Rosada reinaba ayer una fuerte expectativa por la renovación vaticana , no por el rol de Benedicto XVI -con quien la presidenta Cristina Kirchner mantuvo una relación formal y sin sobresaltos-, sino porque cualquier cambio en los altos mandos vaticanos podría propiciar una renovación a nivel local.
El interés de la Presidenta está centrado en lo que podría suceder con el arzobispo de Buenos Aires , cardenal Jorge Bergoglio, con quien el Gobierno mantiene una tensa y distante relación.
Allegados a la jefa del Estado confiaron ayer a LA NACION que del nombramiento del nuevo papa, según el sector del que provenga el sucesor de Benedicto XVI, dependerá si se abre o no la puerta a cambios en el arzobispado porteño.
"Esta situación alienta tiempos de cambios en la Argentina", analizaba una fuente oficial sobre la salida de Joseph Ratzinger de la Santa Sede.
Según la mirada de la Casa Rosada, Bergoglio no tendrá demasiadas chances esta vez de convertirse en papa en función de su edad.
Como contracara, allegados a la Presidenta recordaban que ella construyó y mantiene un buen canal de diálogo con otro de los candidatos argentinos, Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación de las Iglesias Orientales.
Con él se reunió Cristina Kirchner el 27 de diciembre pasado en su despacho de la Casa Rosada y recibió de su parte el saludo del Papa por la Navidad.
La jefa del Estado dio entonces a la visita de Sandri una gran relevancia. Ante él leyó una carta en la que desde el Vaticano celebraban el hecho de que una réplica del tradicional pesebre de la Plaza San Pedro llegara a Buenos Aires.
La Presidenta lo llevó a recorrer esa tarde el museo del Bicentenario, el espacio recuperado en los subsuelos de la Casa Rosada, donde se montó la muestra.
Entonces, según había informado el Gobierno, el enviado del Papa le había expresado a la Presidenta su emoción de ver "una Argentina llena de fe".
Cristina Kirchner se había visto con Benedicto XVI en 2009, cuando junto con la entonces presidenta de Chile, Michelle Bachelet, mantuvieron una audiencia en la Santa Sede en conmemoración de los 30 años de la mediación papal en la disputa bilateral por el canal de Beagle.
Junto con Néstor Kirchner, y como primera dama y senadora, había viajado a la ceremonia de entronización de Joseph Ratzinger, en 2005.
La relación del Gobierno con Benedicto XVI se mantuvo sin demasiados sobresaltos. El conflicto más resonante del kirchnerismo con el Vaticano fue durante el último tiempo del papado de Juan Pablo II después de que el ex presidente Kirchner decidió remover al obispo castrense Antonio Baseotto, que había sugerido "tirar al mar" al ministro de Salud de entonces, Ginés González García. Había sido como parte de una polémica por la postura del funcionario en favor de la despenalización del aborto y el reparto de preservativos entre los jóvenes.
En su primer gobierno, Cristina Kirchner se propuso recomponer la relación. Baseotto renunció en 2007 y la Casa Rosada evitó eliminar el obispado castrense.
Más allá de los intentos por mantener una relación normal, Benedicto XVI tenía previsto visitar en agosto próximo Brasil y no la Argentina, recordaban ayer fuentes de la Casa Rosada para graficar que si bien la relación era "buena", el país no era prioritario para el Vaticano.
Ayer, el embajador argentino ante la Santa Sede, Juan Pablo Cafiero, expresó su "sorpresa" y "respeto" por la renuncia de Ratzinger.
"Nadie imaginaba que esto circulaba, pero hay que respetar todo esto", señaló Cafiero, quien describió al Papa como "un intelectual, con mucha fuerza, con ganas de ir hacia adelante".
Cafiero fue el único funcionario que habló de la renuncia de Benedicto XVI. Ni la Cancillería, que suele emitir comunicados a través de la Secretaría de Culto, ni la Presidencia enviaron algún tipo de mensaje, como sí hicieron otros gobiernos del mundo. Hasta anoche, la idea de la Casa Rosada era esperar un poco más antes de opinar.
En un raid de declaraciones radiales, el embajador ante la Santa Sede calificó la relación bilateral como buena. "Tenemos temas para resolver, pero estamos bien, en un promedio normal", describió.
Sobre el sucesor de Ratzinger, Cafiero evitó todo comentario. "El gobierno argentino no va a dar una opinión sobre quién tiene que ser el Papa. Descártelo. Ningún gobierno opina sobre la decisión de otro Estado. Ésas son decisiones soberanas. No tenemos una opinión sobre estos temas", consideró..
 
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El día de la renuncia del Papa, un rayo golpeó San Pedro

Horas después del anuncio de la dimisión del papa Benedicto XVI, apareció la imagen de un rayo que alcanzó la cúpula de la basílica de San Pedro, en el Vaticano
 
El rayó golpeó la basílica. 
La imagen del rayo que cayó sobre la cúpula de la basílica de San Pedro del Vaticano horas después de que el papa Benedicto XVI anunciara su renuncia al Pontificado dio la vuelta al mundo, convirtiéndose en una de las fotografías más publicadas hoy por la prensa.La captura, obra del fotógrafo Alessandro di Meo, ha dado lugar además a todo tipo de especulaciones y comentarios en las redes sociales, donde algunos usuarios aludieron a la posibilidad de que el rayo sea fruto de algún tipo de designio divino, tras la primera renuncia de un jefe de la Iglesia católica ocurrida en los últimos siglos.
En la fotografía se puede ver perfectamente como el rayo, que ilumina el cielo nublado y ya oscuro de noche cerrada en Roma, cae sobre la punta de la cúpula de la basílica vaticana, una extraña y curiosa coincidencia que contó con el importante acierto del fotógrafo a la hora de capturar el momento.
Muchas son las circunstancias que envolvieron en el misterio a esta fotografía y al fenómeno atmosférico que la protagoniza, lo que puede contribuir a que quede incluida en los anales de un día ya histórico para el pequeño Estado vaticano, cuyo jefe anunció ayer en latín que dejará el cargo el próximo 28 de febrero.
Esta imagen se conoció solo horas después del anuncio hecho por Benedicto XVI poco antes del mediodía en un consistorio con cardenales en el Vaticano y de que el propio decano del colegio cardenalicio, Angelo Sodano, hiciera pública la primera reacción oficial en la Iglesia católica tras conocer la noticia.
"Fue como un rayo caído a cielo abierto", dijo Sodano, el primero en confirmar con estas palabras un anuncio que muchos no podían creer al principio, ya no solo por lo poco común, sino también por las dificultades de comprensión por el hecho de que fuera pronunciado por el papa en una lengua muerta como es el latín.
Lo cierto es que después de una mañana ayer algo nublada y con lluvias intermitentes sobre Roma, el cielo terminó de cerrarse por la tarde, para dar paso a una tormenta (de dimensiones que algunos calificaron como "casi bíblicas") que, con fuerte aparato eléctrico y truenos, arreció sobre la capital italiana y el vecino Estado del Vaticano durante unas horas.
Fruto de ello, la captura de Di Meo que pasará ya a la historia como una de las imágenes más significativas y misteriosas -si no la que más- del día en el que el papa alemán anunció su renuncia a la jefatura de la Iglesia católica al faltarle las fuerzas.
 

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