Jueves 19 de abril de 2012
Escándalo en España / Inédito gesto tras cuatro días de criticas
Juan Carlos pidió disculpas por su safari en África
"Me he equivocado y no volverá a ocurrir", dijo el monarca tras su excursión de caza en plena crisis
MADRID.-
El rey Juan Carlos I de España apeló ayer a apenas 11 palabras para
pedir disculpas por escaparse sin aviso a una costosa y excéntrica
excursión de caza de elefantes en Botswana, en un momento en que la
comprometida situación económica y social en su país empeora día tras
día.
"Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir",
dijo, compungido, el jefe de Estado, en una declaración inédita que
cerró una semana de críticas y especulaciones sobre su figura e,
incluso, sobre la vigencia y representatividad de la monarquía española.Este breve encuentro con las cámaras de televisión fue su primera aparición pública luego de la intervención quirúrgica de cadera a la que fue sometido en la madrugada del sábado.
Pero ayer, la opinión pública local estuvo mucho más pendiente de lo que diría el monarca sobre el escándalo desatado por la causa de aquella fractura: un tropezón en medio del safari que puso en pie de guerra a los ecologistas, a los antimonárquicos y a una sociedad cada vez más aturdida e indignada con los reiterados deslices de la corona.
Luego de la gran repercusión del caso Urdangarín, en el que su yerno, el duque de Palma, fue imputado al ser acusado de malversar al menos seis millones de euros de fondos públicos, el prestigio de los Borbón parece haberse estrechado tanto como la paciencia de los españoles comunes hacia ellos.
Y ese precedente penal, aún inconcluso, habría sido el principal detonante de la decisión de Juan Carlos I de enfrentar a los medios y reconocer, en vivo y en directo, tanto su error como su deseo de repararlo.
Según el diario El País, el monarca habría sido aconsejado por la Casa del Rey acerca de la importancia de ofrecer a la ciudadanía un mensaje contundente que cortara de raíz la controversia que se había apoderado de lo más alto de la agenda de los medios.
El estupor y las protestas por la aventura del rey generaron tal grado de indignación que, además de desplazar en importancia a su delicada operación, les quitaron espacio en los diarios a temas cruciales, como la caída récord de la bolsa o la disputa entre los gobiernos de España y la Argentina por YPF.
Por esa razón, el rey se habría inclinado por descartar los habituales y distantes comunicados del Palacio de la Zarzuela como método para transmitir la primera disculpa pública en sus 36 años de reinado.
Juan Carlos I optó así por juntar coraje y despacharse con esas palabras que maduró mientras se encontraba en cama. Y, apoyado sobre muletas, contestó la tímida y respetuosa pregunta del periodista que, al verlo, lo había consultado sobre su estado actual de salud.
Mea culpa
Allí, junto a su respuesta de rigor, llegó el histórico mea culpa. "Pues [estoy] mucho mejor. Agradezco a todo el equipo médico y la clínica cómo me han tratado. Estoy deseando retomar mis obligaciones y? lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá ocurrir. Y gracias por vuestro interés estos días y [por] estar aquí tanto tiempo", dijo, antes de dejar el lugar, y ante el asombro surgido entre los movileros congregados en el Hospital USP San José de Madrid.El gesto fue bien recibido por la mayoría de la clase política española, incluso por la dirigencia del opositor Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que había exigido la disculpa pública.
Pero la primera fuerza en reaccionar fue el oficialista y conservador Partido Popular (PP). Poco después de conocerse la declaración del rey, la conducción del partido que gobierna España desde diciembre pasado emitió un comunicado en el que elogió el gesto de Juan Carlos I y aprovechó la ocasión para destacar que la monarquía "está en sintonía" con lo que España "espera y necesita de ella".
En esa línea, el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, aseguró desde México -donde se encuentra en visita oficial- que el rey "es el mejor embajador de España" y aseguró, además, que "es de justicia reconocer sus méritos", aunque no se refirió en forma explícita a las declaraciones del monarca.
Entre los socialistas, la encargada de pronunciarse sobre las disculpas del rey fue la ex canciller Trinidad Jiménez. "Ha hecho bien porque ha conectado con el sentir mayoritario de la ciudadanía", dijo la dirigente del PSOE.
La nota discordante la aportó el vocero del partido Esquerra Republicana (ERC), Alfred Bosch, que calificó de "travesura" la escapada del rey a Botswana y opinó que el episodio "no se soluciona" a través de un pedido de disculpas.
"El problema no es don Juan Carlos; el problema es la institución monárquica", afirmó Bosch.
Otras disculpas públicas
- La reina Isabel. La estadía de Isabel II en Escocia tras la muerte de Lady Di despertó indignación popular en Inglaterra y la obligaron a decir que, como reina y como abuela de los hijos de Diana, estaba triste "de corazón".
- Bill Clinton. En 1998, después de reconocer su affaire con Monica Lewinsky, el presidente norteamericano expresó: "Ya dije que cometí un serio error, que es indefendible y que lo siento".
- Silvio Berlusconi. "Discúlpame, te lo suplico", manifestó a través de una carta pública a su esposa en 2007, cuando no gobernaba en Italia, por coquetear con mujeres en un programa televisivo.
- Sebastián Piñera. En 2010, el presidente chileno escribió, sin notarlo, una frase de la Alemania nazi en el libro de visitas de la presidencia alemana y luego pidió disculpas por el hecho.
- Rey Carlos Gustavo. El año pasado, la familia real sueca fue golpeada por el escándalo, cuando se filtraron fotos del monarca en clubes nocturnos. Después de desmentidas, dijo: "Lo lamento de verdad".
- Evo Morales. "Quiero pedir disculpas al pueblo boliviano por las coplas y las bromas, es por la confianza que tenemos", dijo el presidente a comienzos de mes, tras emitir comentarios sexistas.
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Diario "La Nación". Buenos Aires, Jueves 19 de abril de 2012
El escenario
Una brecha se abre entre el rey y su país
MADRID.-
No había precedente en sus algo más de 36 años de reinado. Juan Carlos
I, rey de España, pidió ayer perdón. Al abandonar el hospital de Madrid,
en el que cuatro días atrás fue operado de la cadera, miró a la cámara
de televisión y dijo: "Lo siento mucho. Me he equivocado. No volverá a
ocurrir".
En medio de la grave crisis económica que atraviesa
España, inmersa en un proceso de duros recortes aprobados por el
gobierno de Mariano Rajoy, y con una nueva ofensiva de los mercados
contra el país, el viaje de caza del rey a Botswana desencadenó una
tormenta de críticas de una dimensión desconocida hasta ahora.Fue una gota que a punto estuvo de colmar un vaso que se fue llenando en los últimos tiempos. Y con su petición de perdón, el monarca quiso parar el agua antes de que se derramase.
El rey Juan Carlos, de 74 años, ha sido hasta ahora ensalzado mayoritariamente por los españoles. Si bien es cierto que desde que, en 1975, se convirtió en jefe de Estado, tras la muerte del dictador Francisco Franco, también recibió críticas y ataques específicos de determinados sectores.
En los últimos años, nacionalistas vascos y catalanes le han llamado casi de todo y los medios lo han recogido. Independentistas han quemado retratos del monarca en manifestaciones antisistema. Los izquierdistas republicanos arremeten contra él y contra la familia real española con frecuencia.
Pero hasta ahora existía un statu quo que no se había quebrado. Se asumía que el comportamiento del rey era ejemplar.
Que el monarca se rompiera la cadera en Botswana destapó un desafortunado viaje al país africano, al parecer pagado por un empresario saudita residente en España, y del que no se sabe muy bien hasta qué punto estaba informado el presidente del gobierno.
La publicación de lo que cuestan cacerías como la que emprendió en Botswana -al menos 20.000 euros por elefante muerto- y la publicación de fotos del monarca de cacerías anteriores con animales muertos a sus espaldas escandalizaron a muchos españoles.
En esta ocasión, las críticas políticas llegaron de todos los partidos, excepto del gobernante Partido Popular (PP) de Rajoy, que junto al Ejecutivo trató de frenar la andanada contra el rey recordando su papel facilitador de la transición democrática.
Hasta el Partido Socialista (PSOE), que siempre ensalzó la figura del monarca y su aporte a la democracia, cuestionó públicamente la actuación del rey y lo instó a disculparse por su comportamiento.
La familia real ha estado bajo la lupa muchas veces en los últimos tiempos, como consecuencia de la ruptura paulatina del tabú mediático que regía sobre la casa real desde la transición democrática.
La ruptura de ese tabú llevó incluso a que medios digitales hablaran sin tapujos en la red de una presunta "amiga" del monarca, la princesa alemana Corinna zu Sayn-Wittgenstein, quien habría participado también en el polémico viaje a Botswana. Los diarios nacionales no abordan abiertamente el tema, pero alguno hizo elegantes insinuaciones aludiendo a las desavenencias familiares.
Transparencia
En los últimos tiempos, la Casa del Rey se vio obligada a dar pasos hacia la transparencia. El escándalo en torno a Iñaki Urdangarín -el marido de la infanta Cristina, hija de los reyes, ahora imputado en un caso de corrupción y apartado de los actos de la familia real- llevó al Palacio de la Zarzuela a tomar a finales del año pasado una decisión que varios partidos llevaban tiempo reclamando.Por primera vez en la historia de la monarquía española publicó cómo reparte el monarca el dinero que recibe todos los años de los Presupuestos Generales del Estado y que, según establece la Constitución, distribuye libremente en su familia.
Era una forma de apartarse de los presuntos negocios turbios de Urdangarín.
Hoy, el paso fue mucho mayor. El rey pidió perdón para intentar reducir la brecha que lo separa de una ciudadanía y de una clase política que antaño fueron mayoritariamente firmes defensoras del monarca.
Siempre se dijo que España no es monárquica, sino "juancarlista". Pero esta afirmación es cuestionada por primera vez.
En la última década, la alta valoración de la monarquía entre los españoles ha comenzado a bajar, según reflejan las encuestas. Y en algunos medios incluso se abrió ya el debate sobre la conveniencia de una posible abdicación..
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