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domingo, 14 de julio de 2013

CONSENSO DE WASHINGTON II. 1996.



CONSENSO DE WASHIGNTON. II. 1996
           En 1996 se realiza una revisión del Consenso de Washington de 1989.
            Como refiere Fanelli, por distintos motivos, avanzada la década de los   noventa  las propuestas del Consenso de Washington, perdieron vigencia. (1)
       Entre las principales causas de los cambios operados se pueden mencionar:
        1. Fuerte avance económico que lograron varios países asiáticos sin respetar esas sugerencias de política económica planteadas por el poder de Washington. En 1992 el Banco Mundial publica el libro “El Milagro del sudeste asiático” cuyo ideólogo fue el economista Joseph Stiglitz quién con posterioridad fuera miembro del Consejo de Asesores del presidente Bill Clinton y en la actualidad es uno de los líderes del Foro  Social Mundial.
Otro trabajo que influyó en el mismo sentido fue escrito por Alice Amsden sobre la expansión de Corea llamado “El próximo gigante asiático”.
       2. Un hecho clave fue el triunfo en 1992 del Partido Demócrata con Bill Clinton que llegó a la Casa Blanca dando nuevos aires a los ámbitos de discusión política de Washington y a los organismos financieros internacionales;
        3. Como broche de oro para destruir las máximas del Consenso de Washington, llegó el “efecto tequila” desde México, que puso en duda nuevamente las 
bondades del mencionado paradigma.
        Sería imposible desarrollar en este trabajo los comentarios y críticas que recibe el modelo neoliberal y el Consenso de Washington, pero es interesante destacar la revisión  del mismo por parte de su autor. Siete años después de conocido el Consenso de Washington, se realiza en la capital de los Estados Unidos en setiembre de 1996 un seminario, convocado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y financiado por el gobierno japonés sobre “Pensamiento y práctica del desarrollo”, donde John Williamson presenta un trabajo con el título de “Revisión del Consenso de Washington”.   
       Al igual que el primer consenso este tiene también diez mandamientos, pero deja de lado uno de los postulados, la inversión extranjera directa. A su vez agrupa en economía competitiva el tema de la privatización y desregularización y agrega dos nuevos preceptos,  fortalecimiento institucional y una mejor educación.
       Como aprecia Fanelli ya no se habla de recuperar la disciplina fiscal, sino de preservarla, agregando que con este procedimiento no alcanza. Ahora en la nueva versión,   se pone énfasis en aumentar el ahorro.
       Asimismo, ya no habla de la necesidad de bajar el gasto público, destaca la importancia de gastar bien en el campo social.
       En lugar de propugnar una total desregulación financiera, manifiesta que la misma debe estar bajo la supervisión por parte del Estado en un contexto de liberalización.
       Respecto de la liberalización del comercio, Williamson destaca la relevancia de la negociación internacional y de la formación de bloques regionales.
       Con referencia a la inversión extranjera directa, expresa que dada que esta reforma se ha llevado a cabo en todas partes, no es necesario desarrollar este aspecto en su revisión.
        Incluye privatización y desregulación bajo un mismo enunciado, el de la economía competitiva, con el propósito de resaltar lo que es, o debería ser, el objetivo de ambas: someter a todas las empresas a los principios de la competencia en un contexto de duros recortes presupuestarios.
         El Consenso de Washignton, como expresa Williamson, pasó a destacar la importancia de la privatización y la desregulación, cuestiones en las que se han hecho sustanciales - aunque  dispares- progresos en América Latina, especialmente en lo que se refiere a privatización. Por desgracia, tales reformas no siempre han conseguido estimular la competencia. Tampoco podemos estar seguros del bienestar que generará la sustitución de un monopolio estatal por otro privado: puede incentivar la eficiencia pero asimismo,  estimular el abuso del poder del monopolio. Agrega que se deberían desregular los mercados laborales.
                     Williamson argumenta que la corrupción atenta contra el derecho de la propiedad y recomienda reducir la desigualdad en la distribución de la tierra con iniciativas de reforma agraria. “La reforma agraria es un tema ineludible en cualquier programa que enfatice los derechos de propiedad, todo lo cual podría conducir a una mayor equidad”.
El Consenso de Washington II agrega dos nuevos preceptos: El fortalecimiento institucional y una mejor educación. En el primer aspecto, sugiere crear nuevas instituciones estatales o mixtas, pequeñas y eficientes, para tareas sociales y de promoción económica. Sus apreciaciones con relación a la educación merecen un párrafo aparte.
       Expresa Williamson que “la educación no ha sido el punto fuerte en la política latinoamericana de los últimos años. La calidad de la enseñanza pública ha decaído, y en un buen número de países el gasto educativo se ha limitado a proveer formación universitaria gratuita a aquellos que han llegado lo bastante lejos como para beneficiarse de ella (que la mayoría de los casos, son hijos cuyos padres pueden costearle una educación privada). Es necesario, pues, aumentar los gastos educativos e invertirlos en enseñanza primaria y secundaria. Esos pocos afortunados que acceden a los estudios universitarios bien podrían financiar su educación a través de préstamos. Esta reforma tendría una vocación claramente igualitaria, aunque no haría más que eliminar una serie de privilegios que perpetúa la desigualdad social”. (2) 
       La evaluación que podemos realizar de estos cambios producidos en siete años en el pensamiento de Williamson es que,  en 1989 partía del fundamentalismo del mercado y en 1996 se aproxima más al modelo del Estado de Bienestar dentro de su lógica neoliberal.
Por otra parte merece destacarse que los decisores de políticas en la mayoría de los países latinoamericanos parecieran no haber superado el primer Consenso de Washington,  para ubicarse y repensar  los cambios propuestos por el mismo autor en 1996.



       1. José Maria Fanelli, Un nuevo Consenso de Washington. Entrevista realizada por Diego Valenzuela. Semanario El Economista. Buenos Aires, 8 de noviembre de 1996 P.8
      2. El debate sobre el seminario mencionado ha sido publicado por EMMERIJ, Louis, NUÑEZ DEL ARCO, José, (Comp.) El desarrollo económico y social en los umbrales del siglo XXI. Banco Interamericano de Desarrollo BID. Washington, 1998.

Fuente: http://www.cerir.com.ar/serie_docente.php?id=0000073

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